A pesar de que en tiempos recientes el Papa Francisco ha intentado pulir la golpeada reputación de la Iglesia Católica, el Vaticano parece siempre estar en el ojo del huracán.
En esta ocasión, el implicado en un pequeño escándalo es un cardenal argentino de 91 años, de nombre Jorge María Mejía.
Y es que su automóvil, que cuenta con matrícula diplomática del Vaticano, fue interceptado el domingo pasado en los Alpes franceses con cuatro kilos de cocaína y 200 gramos de mariguana, informaron autoridades de Francia.
El coche diplomático era conducido por dos italianos de 30 y 41 años que fueron detenidos y están a disposición de la justicia francesa, acusados de tráfico de droga. Los dos hombres no tenían pasaporte diplomático, precisaron fuentes citadas por las agencias AFP y EFE.
Niegan conexión
Federico Lombardi, vocero del Vaticano, confirmó la información, pero aseguró que nadie de la Santa Sede está implicado.
El cardenal Mejía, bibliotecario y archivero emérito del Vaticano, “está gravemente enfermo” y fue su secretario quien entregó el coche con matrícula diplomática a un amigo para que lo enviara a revisión técnica, explicó Lombardi.
Al parecer, las dos personas habrían aprovechado la ocasión para viajar a España a comprar la droga, pensando que la aduana no iba a revisar un coche diplomático.
Mejía, nombrado cardenal en 2001 por el Papa Juan Pablo II, se jubiló en 2003 y actualmente guarda reposo en cama.
Robo eclesiástico
El arzobispo de Río de Janeiro, el cardenal Orani Joao Tempesta, fue asaltado a punta de pistola por tres hombres, informaron ayer autoridades eclesiásticas.
Le pidieron disculpas, pero aún así lo atracaron.
El vocero de la arquidiócesis de Río, Adionel Carlos da Cunha, dijo que el robo se produjo el lunes por la noche cuando el cardenal viajaba en auto con un fotógrafo y un seminarista hacia una radio local para participar en un debate.
Según Da Cunha, uno de los ladrones reconoció a Tempesta y le pidió perdón, a lo que este respondió “Ve con Dios hijo mío”, reportó el portal católico ACI Prensa.
Los delincuentes se llevaron el teléfono celular, el anillo, el crucifijo y la pluma del prelado, así como las cámaras del fotógrafo.
Más tarde la policía recuperó todo menos las cámaras.
(Con información de AP)
