Las elecciones del 20D dejaron claro que el Partido Socialista Obrero de España (PSOE) ha dejado de ser la única alternativa política al PP, pero esto ya se veía venir.
El panorama para los socialistas era poco alentador desde el inicio, pero el triunfo de Podemos en las elecciones generales ha sido un duro golpe para el PSOE y pone en peligro su futuro.
El partido de Pedro Sánchez sigue siendo la segunda fuerza política, pero desde los comicios de 2011 perdieron empuje y todo indica que sus bonos seguirán a la baja.
Durante 2015, los posicionamientos del PSOE con respecto a la crisis en Grecia y a las negociaciones de la Asociación Trasatlántica para el Comercio y la Inversión (TTIP) hicieron que muchos socialistas españoles pensaran que este partido había dejado de ser el defensor del bienestar social y de la transparencia pública.
Además de ese y otros guiños a la derecha, el PSOE se ha visto envuelto en varios escándalos de corrupción.
El lunes, el nombre de Pilar Sánchez Muñoz, alcaldesa de Jerez, se agregó a una larga lista de militantes del PSOE que han sido encontrados culpables de malversación de fondos públicos.
El número de condenas criminales que ostentan ex miembros del PSOE es otro factor que acerca a esta formación a su acérrimo enemigo político, el Partido Popular.
Los apasionados discursos de Pedro Sánchez, contra los recortes y la austeridad impuesta por el Partido Popular suenan hoy, hipócritas para muchos.
El voto de castigo no se hizo esperar y el 20 de noviembre el PSOE cosechó su peor resultado electoral de la era democrática española.
La España de González y Zapatero
Tras los gobiernos de Adolfo Suárez y Felipe Calvo, el socialismo de Felipe González finalmente pudo imponerse en 1982.
La transición democrática hacia la izquierda tuvo que esperar ocho años tras la caída de Francisco Franco, pues en España todavía prevalecía una tradición conservadora y falangista.
Sin embargo, cuando el PSOE llegó finalmente al poder, los partidos de la transición dejaron de figurar en la política española y surgió el sistema bipartidista.
Por más de una década, España presumió ser una de las democracias sociales más exitosas del continente y el PSOE era el ejemplo a seguir.
Felipe González todavía ostenta el récord como el mandatario que más tiempo se ha mantenido en su cargo en la historia moderna: 14 años
Bajo su dirección el PSOE logró obtener dos mayorías absolutas en 1982 y 1986.
A mediados de los noventa, el socialismo en España se desgastó y la derrota de González en 1996 dio paso a ocho años de un gobierno conservador encabezado por José María Aznar del PP.
Esta transición inauguró una alternancia bipartidista, que por muchos años parecía la dinámica más saludable para la joven democracia española.
La labor del PP a principio de la década pasada tuvo muchos sinsabores, entre ellos la guerra en Irak. Eso hizo que los españoles decidieran regresar con los socialistas en 2004.
Durante el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero el gobierno retiró a las tropas españolas de Irak y dejó de enviar efectivos a Afganistán. Además de lograr la paz con el grupo terrorista ETA y aprobar leyes para la igualdad de género y el matrimonio homosexual.
La crisis financiera de 2008 fue un golpe muy duro para la economía española que desde entonces no ha podido recuperarse.
El crack también afectó la popularidad de Zapatero y del PSOE.
Desde entonces se comenzaron a ventilar varios escándalos políticos que pusieron en duda la capacidad de los socialistas para gobernar en el siglo XXI.
Después de ocho años de Zapatero, el PSOE vio con normalidad el regreso del PP al gobierno y renovó su liderazgo para estar listo para 2015.
Sin embargo, después de sólo cuatro años del gobierno de Mariano Rajoy, el pueblo Español ha decidido que tener sólo dos opciones no ha resuelto los problemas, los cuales se han vuelto cíclicos en España.
Podemos: Los nuevos socialistas
Pablo Iglesias era un seguidor del PSOE. El actual líder de Podemos – partido que amenaza con desbancar a los obreros socialistas como segunda fuerza política de España – incluso escribió una tesis académica alabando las iniciativas de gobierno de Rodríguez Zapatero.
Con los años, Pablo Iglesias y otros políticos con bases marxistas comenzaron a desencantarse con la falta de liderazgo efectivo del PSOE y decidieron formar nuevos partidos.
El éxito de Podemos a finales de 2014 abrió la posibilidad para romper con cuatro décadas de bipartidismo y el domingo pasado el golpe se completó.
La derecha, normalmente representada por el PP, sufrió lo mismo que el PSOE y el surgimiento de Ciudadanos responde al descontento de esa parte de la población con el partido de Rajoy.
El PSOE se fundó en 1879 como un partido de clases populares, socialista y marxista. Con Felipe González, el partido dejó atrás su época marxista y esos cambios le sirvieron para asentarse en el poder.
Hoy en día, otro Pablo Iglesias ha capturado exitosamente a los votantes que buscan esos elementos populares, que el PSOE, un partido institucionalizado y burocrático, no ha sabido preservar y ha dejado olvidados en el camino.
Un acuerdo difícil
Mariano Rajoy y Pedro Sánchez están intentando ponerse de acuerdo para formar un gobierno y evitar dejar a España en el limbo, pero no será una negociación fácil.
“El presidente del Gobierno tiene que ser una persona decente y usted no es decente”, le dijo Pedro Sánchez, líder del PSOE a Rajoy durante un debate previo a la elección.
“¡Hasta aquí hemos llegado. Es usted una persona ruin, mezquina y miserable!”, le respondió Rajoy a Pedro Sánchez.
Los dos Pablos
El Partido Socialista Obrero Español (PSOE) fue fundado por el padre del socialismo español: Pablo Iglesias Posse.
Irónicamente, es otro Pablo Iglesias quien actualmente está al frente de Podemos, el nuevo partido que está desplazando al PSOE como la opción que enarbola los ideales del socialismo en España.
Pablo Iglesias Turrión en algún momento de su vida fue seguidor del PSOE, pero como muchos que han cambiado de bando, el líder de Podemos vivió un desencanto ante la institucionalización del Partido Socialista y su desapego con las causas del pueblo.