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“Mi padre nació en México. La idea de que me digan que soy anti inmigrante es repulsiva”.

Esas fueron las palabras de Mitt Romney, al defenderse cuando lo señalaron como el candidato más anti inmigrante de todos.

“Mi mayor fracaso es que no hemos conseguido la reforma integral de inmigración”, declaró el presidente Barack Obama ante la presión certera del periodista Jorge Ramos.

Jorge Mireles Jorge Mireles Publicado el
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Las duras preguntas de Ramos y Salinas llamaron la atención de los medios estadounidenses
México y EU comparten una de las fronteras terrestres más grandes del mundo. Tres mil kilómetros de línea divisoria
Obama tendrá que resolver el gran reto de borrar la mancha del fracaso de sus promesas incumplidas

“Mi padre nació en México. La idea de que me digan que soy anti inmigrante es repulsiva”.

Esas fueron las palabras de Mitt Romney, al defenderse cuando lo señalaron como el candidato más anti inmigrante de todos.

“Mi mayor fracaso es que no hemos conseguido la reforma integral de inmigración”, declaró el presidente Barack Obama ante la presión certera del periodista Jorge Ramos.

Algo parece estar sucediendo en las próximas elecciones federales norteamericanas. Y es que como nunca antes, hoy uno de los objetivos principales de los aspirantes a ocupar la Casa Blanca, es ganar la simpatía del pueblo latino. 

Y es que los políticos estadounidenses se han dado cuenta que el voto hispano gana elecciones. Así sucedió hace cuatro años, cuando el ahora mandatario Barack Obama venció a su contrincante John McCain.

En 2008, el actual presidente supo jugar sus cartas; prestó especial atención en ganar preferencia de los votantes latinos en estados con una prominente población hispana: Colorado, Florida, Nevada y Nuevo México. Y consiguió el anhelado triunfo.

Pero, ¿por qué el voto de cubanos, hondureños, guatemaltecos y sobre todo de mexicanos, se ha vuelto tan codiciado?

¿Por qué Romney, republicano conservador, recurre a anuncios en español y recuerda a cada momento que su padre nació en Chihuahua?

Tal vez será porque en la actualidad hay 50 millones de hispanos viviendo en EU. De los cuales un 63 por ciento son de origen mexicano, una población muy por encima de los puertorriqueños que están en el segundo lugar.

Lo cierto es que hoy el sufragio de toda la comunidad de América Latina viviendo en Estados Unidos vale su peso en oro y los dos candidatos lo saben.

Obama, ‘lo siente’

El actual presidente sabe mejor que nadie que el voto hispano puede definir elecciones. En los últimos comicios, el 67 por ciento de los latinos registrados votaron por él.

Y la tendencia no ha cambiado mucho.

Las encuestas del último año arrojaron que al menos un 68 por ciento de los hispanos le darán su sufragio en noviembre.

No obstante, Barack Obama tendrá que resolver el gran reto de borrar la mancha del fracaso de sus promesas incumplidas en materia de inmigración.

El presidente no ha salido bien librado en tal tema. Cuando se le cuestionó al respecto,  respondió: “Lo siento”,  en una entrevista para Univisión, la cadena de televisión más popular en la comunidad latina.

Lo anterior le valió duras críticas de varias figuras latinas, entre ellos la del periodista Rubén Navarrete, del Washington Post, quien criticó a Obama de hacer un “pésimo trabajo” y de ser el culpable de separar a cientos de familias por sus políticas de deportación.

Sin embargo, no todo está perdido para el político nativo de Hawái.

Obama cambió de estrategia y, sin consultarlo con los republicanos del Congreso, canceló la deportación de miles de latinos que llegaron a Estados Unidos desde niños siendo ilegales.

Según el Pew Research Center, al menos un millón y medio de hispanos se beneficiarán con la nueva política del presidente.

Y aplicándose para ganar adeptos, el presidente logró colocar el programa llamado “Obamacare”.

Tal política pública consiste en una ampliación de la cobertura en los servicios de salud, beneficiando sobre todo a las minorías y a quienes no pueden costear un seguro de gastos médicos.

Y es precisamente la salud uno de los temas que más preocupan a los votantes de la comunidad latinoamericana, según reveló un estudio de Gallup.

Parece ser que el presidente no cederá en su encomienda por seguir en el gusto de los votantes hispanos.

‘Soy Mitt Romney’

“Soy Mitt Romney y apruebo este mensaje”, son las palabras con un español mal pronunciado que se escuchan en un comercial del candidato republicano.

Romney sabe que para ganarse el preciado voto latino, tendrá que remar contra corriente.

“Él tiene la posición más conservadora con respecto a la reforma migratoria que cualquier candidato en toda la historia”, dijo Jim Messina, manager de la campaña de Obama respecto al también ex gobernador de Massachusetts.

Sin embargo, Romney sabe que en materia de inmigración jamás podrá competir contra Barack Obama. Él sabe que sus fortalezas son las otras preocupaciones de los latinos en Estados Unidos: el desempleo y el crecimiento económico, como también lo reveló Gallup.

Y por más increíble que parezca, en el top de problemas que interesan a los hispanos, el último lugar lo ocupa la reforma migratoria.

Por ello, Romney ya tiene una carta fuerte que busca resolver el bache que vive la economía estadounidense.

Ryan Williams, legislador republicano del estado de Utah, argumentó que por esa misma razón Mitt Romney eligió a Paul Ryan como compañero de fórmula y no al senador de Florida de origen cubano Marco Rubio.

En lugar de buscar la simpatía hispana a través del pasado de Rubio, el candidato conservador eligió a Ryan, a sabiendas que era la pieza indicada para sanear las finanzas de Estados Unidos.

No obstante, habrá que trabajar tiempos extras cuando faltan menos de 50 días para los comicios presidenciales.

El video del 47 por ciento

Romney tiene mucha tarea por hacer, después de los graves tropiezos como el video del “47 por ciento”,  y la baja preferencia a su favor.

Tal grabación se realizó durante una recaudación de fondos y su filtración dejó al descubierto ciertas frases incómodas del ex gobernador de Massachusetts. 

Dijo que sabía que había un 47 por ciento del electorado que preferían al presidente,  y que se creían víctimas, pues pensaban que el gobierno debía de resolver sus problemas. 

“Mi trabajo es no preocuparme por esas personas (el 47 por ciento)”, dijo Romney.

Además agregó: “Desafortunadamente (mi padre) nació de norteamericanos viviendo en México. Hubiera resultado más útil ser latino”.

A estos desatinados comentarios se suma la declaración de que vetaría la propuesta de proveer la ciudadanía a los latinos que llegaron desde niños,  y que jamás hubiera votado por la primera hispana en la Suprema Corte de Justicia.

Ante todo, Romney va por todos los que se han sentido traicionados por la falta de eficacia de las políticas del presidente.

“Una vez que los votantes hispanos se den cuenta que el presidente ha roto las promesas que hizo a sus comunidades, Romney ganará más que sus votos”, dijo Neil Newhouse, encuestador del equipo del candidato republicano.

Sin embargo, el nacido en Michigan tendrá que competir con el hecho de que sólo el 18 por ciento de los latinos prefieren al partido republicano.

Según la casa de campaña de Romney, solo necesita el 38 por ciento de los votos de la comunidad latinoamericana para ganar. ¿Le alcanzará?

LOS TO-DO’S BINACIONALES

Por Rodrigo Villegas

Cada 12 años los ciclos presidenciales de México y Estados Unidos coinciden. En julio México acudió a las urnas para escoger a su presidente.

El próximo 6 de noviembre, el pueblo norteamericano también lo hará. 

Los electores tendrán que elegir entre el presidente Barack Obama y Mitt Romney.

Cada una de las opciones representa una visión diferente en cuanto a la relación entre ambos países.

La relación de México con los Estados Unidos es singular. Para algunos es de  “frienemies”, es decir, de amigos-enemigos. Otros la consideran una relación sana y sutil.

El debate sobre los altibajos que ha tenido la relación binacional es extenso y estratégico.

México y Estados Unidos comparten una de las fronteras terrestres más grandes del mundo. Tres mil kilómetros de línea divisoria entre ambos países.

Para México, es su principal socio comercial, y para ellos su vecino del sur es su segundo socio comercial más importante, después de Canadá.

Juntos, los tres países son signatarios del tratado de libre comercio más robusto e importante del mundo.

El TLCAN (NAFTA por sus siglas en ingles) se firmó en 1994, último año del sexenio del presidente Carlos Salinas.

Esto ha derivado en un flujo comercial de mil millones de dólares diarios. Más de 75 mil camiones cruzan día a día la frontera. Y se registran más de un millón de cruces fronterizos legales.

Somos su segundo mayor comprador de bienes. México le compra más bienes que todo Latinoamérica y el Caribe. 

Y aunque China y los países de Asia son hoy los actores que dominan el comercio internacional, nuestro país les compra más bienes que China y Japón juntos.

Es de tal importancia nuestra participación en el desarrollo económico norteamericano, que México compra más bienes que todos los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) juntos.

La relación

Durante años la relación binacional fue unidimensional, enfocada principalmente en asuntos comerciales y económicos.

Sin embargo,  el incremento exponencial a través de los años de migrantes mexicanos cruzando la frontera en busca de empleo ha obligado a ambos países a incluirlo en la agenda.

Desde la negociación del Tratado de Libre Comercio, el actualmente afamado y controvertido tema de reforma migratoria en los Estados Unidos estuvo sobre la mesa.

Cuando el ex presidente George H. Bush le manifestó al entonces presidente Carlos Salinas el interés de Estados Unidos por invertir en Pemex, el ex mandatario mexicano replicó proponiéndole que empujara en su congreso una reforma migratoria.

A ello, el presidente texano declinó argumentando que no era capaz de pasar dos reformas por su congreso.

Salinas coincidió en que una reforma de tal “envergadura” como la petrolera, no podría pasarla por el congreso mexicano. Decidió dar prioridad al TLC.

Los atentados del 11 de septiembre de 2001, marcaron un parteaguas en la relación. Y las pláticas con miras a una reforma migratoria colapsaron. 

El auge y paranoia de otro posible atentado en territorio estadounidense llevó a adoptar medidas preventivas,  y a invertir miles de millones de dólares en tecnología para neutralizar cualquier amenaza.

Los norteamericanos pusieron la mira en la frontera sur, como un punto débil. Un elemento de su seguridad nacional que debía ser reforzado.

La posibilidad que un terrorista o un grupo de ellos ingresara a territorio americano vía México sin ser detectado, era latente.

La relación entonces se enfocó en reforzar la colaboración entre ambos países para prevenir un acontecimiento de dicha naturaleza.

Durante el sexenio del presidente Calderón, con la ofensiva lanzada contra el crimen organizado,  la relación binacional centró sus esfuerzos en materia de seguridad.

Se firmó la Iniciativa Mérida en 2007. Estados Unidos destinaria más 6 mil millones de dólares para hacerle frente al crimen organizado en México y EU.

La presencia de ambas culturas se ha visto y sentido más fuerte que nunca en los dos países. 

Por ello, la relación ha adoptado un término inusual, el de “interméstica”. Un concepto que se le atribuye al catedrático Bayless Manning.

El actual embajador de México en Estados Unidos, Arturo Sarukhan retomó el término para describir la relación bilateral en los últimos años.

Lo que acontece en allá influye inmensamente en muchas cuestiones en México. 

Y lo que pasa en México no es la excepción: desde cuestiones de energía e hidrocarburos.  Medio ambiente, como los derrames en el golfo de México, las pandemias que hemos sufrido como la influenza H1N1.

Por supuesto, la situación en materia de seguridad en la frontera; la infiltración de los cárteles en las policías y jueces en Estados Unidos; los tratados de extradición, lavado de dinero, terrorismo, decomiso de drogas etcétera.

En este tema en específico, existe un elemento fundamental que se debe describir.

Mientras que los cárteles mexicanos proveen la droga, los estadunidenses generan la demanda.

Y no solo eso, sino también las ganancias de la venta de droga son lavadas y enviadas a nuestro país. Cerca de 8 mil millones de dólares ingresan a nuestro país, y son utilizados para comprar más droga, sobornar y reclutar más criminales.

También es preciso decir que el 90 por ciento de las armas decomisadas vienen de Estados Unidos. El hecho de que no se regule la venta de armas en aquel país, impacta terriblemente en la lucha contra el crimen.

Es por ello que aunque somos grandes socios comerciales, existen temas de igual importancia que México como país, tiene que tratar.

Y esto se definirá en la política exterior que ejerza el nuevo presidente electo.

Hay quien cree que Arturo Sarukhan podría volver a ser ratificado por el senado como embajador, sin embargo hay una terna muy arraigada al círculo priista que ya han alzado la mano.

LOS LATINOS ‘INCÓMODOS’

Por Juan Antonio Zertuche

Barack Obama es un gran orador y conversador. Un político que tiende a salir ileso –o por lo menos a flote– ante los cuestionamientos de experimentados presentadores de noticias de la televisión estadounidense.

Sin embargo, quizá el momento más incómodo que ha pasado en una entrevista en este proceso electoral fue provocado por un mexicano: Jorge Ramos, la cara de las noticias en la cadena de habla hispana Univisión.  

“¿Lo va usted a despedir?”, le cuestionó Ramos a Obama en referencia a las omisiones del Fiscal General de EU, Eric Holder, en referencia al tema de la operación “Rápido y Furioso”. 

El periodista nacido en la Ciudad de México y que forma parte de Univisión desde 1986, también fue duro al recordarle que en 2008 ofreció una exhaustiva reforma migratoria: “Usted prometió eso y una promesa es una promesa (…) Con todo respeto, usted no cumplió esa promesa”. 

La insistencia fue tal, que Obama tuvo que reconocer el fracaso, muy a su pesar: “Como me hiciste recordar, mi mayor fracaso es que no hemos conseguido la reforma integral de inmigración”.

Los inusuales cuestionamientos se hicieron en el evento organizado por Univisión “Meet the Candidate”, el primer foro en español que se hace con los candidatos en la historia de las elecciones a la presidencia de Estados Unidos.  

María Elena Salinas, co-titular del noticiero junto a Ramos, también cuestionó firmemente a Mitt Romney sobre la postura del republicano en el tema de los migrantes indocumentados. 

“Si usted es elegido Presidente, ¿los va a deportar o no? (…) ¿Sí o no?», le insistió la periodista nacida en Los Ángeles pero de padres mexicanos que emigraron hacia Estados Unidos en la década de los 40. 

Las duras preguntas de los presentadores Ramos y Salinas llamaron la atención de los medios estadounidenses, quienes destacaron que el ejercicio en Univisión resultó más interesante que otras entrevistas que los candidatos han realizado en inglés. 

La transmisión del foro interrumpió la barra de telenovelas de Univisión. Aún así, los ratings fueron altos: 1.6 millones de personas vieron a Romney, mientras 2.7 millones vieron a Obama sentarse en «la silla caliente», como la describieron algunos medios. 

Aunque la audiencia fue menor a los 3.5 millones de televidentes hispanos que acostumbran ver a Cristián de la Fuente y Silvia Navarro, protagonistas de «Amor Bravío», la telenovela del momento en EU, el foro sirvió de recordatorio de la importancia que tendrá el voto latino en estas elecciones. Y el sufragio de los mexicanos y méxico–estadounidenses será determinante.  

50 millones… y contando 

Actualmente hay más de 50 millones de hispanos viviendo en Estados Unidos, 16 por ciento del total de la población.

Sólo en 10 años, entre 2000 y 2010, esta comunidad creció un 43 por ciento, de acuerdo al censo de la población latina de EU.

Y más allá de ser una gran fuerza actualmente, lo mejor parece estar por venir en los siguientes años.

Se espera que en menos de 20 años los hispanos alcancen el 21 por ciento del total de la población y que para 2050 sean 111 millones, casi el total del número de personas que viven hoy en todo México.

En estas elecciones rumbo a la Casa Blanca, los latinos cuentan con un arma que les  regaló el tiempo: 21 millones estarán en edad de votar para el próximo 6 de noviembre.

“Mexican style”

Si bien la imagen que proyecta México en Estados Unidos se centra en la actual guerra contra el narcotráfico y las violentas noticias que de aquí se generan para el asombro de todo el mundo, la cultura mexicana no escapa a las garras del humor estadounidense. 

Ya sea con el “ascenso” de Guillermo Díaz Rodríguez, mejor conocido simplemente como “Guillermo”, que pasó de guardia de seguridad a ser un personaje habitual en el popular show nocturno de “Jimmy Kimmel Live!”; hasta la irreverencia de The Onion, el sitio de noticias falsas que con la nota “México Killed In Drug Deal” (o “México es asesinado en negocio de drogas”) ha generado más de 29 mil “Likes” en Facebook desde 2010. 

También con ironía política se ha tocado el tema de la estricta ley anti inmigrante de Arizona en los exitosos e influyentes programas de la cadena Comedy Central, tanto en “The Daily Show” de Jon Stewart como en “The Colbert Report” de Stephen Colbert. 

A pesar de la burla o la comedia que envuelve a “lo mexicano” en el mainstream mediático, lo cierto es que ciertos elementos de la cultura mexicana están infiltrándose cada vez con mayor intensidad en la psique cultural estadounidense. 

La comida mexicana ya es un producto más del concepto de comida rápida, una de las piedras angulares de la cultura de consumo estadounidense. Decir “taco” (con entonación al inglés) se ha convertido a través de los últimos años en algo tan común como decir “burger” o “pizza”. 

Y en el mundo del entretenimiento, el fenómeno del “tribal” parece no tener fin entre las jovencitas y jovencitos mexicanos y méxico-estadounidenses. El trío 3BallMty, conformado por los regiomontanos Erick Rincón (DJ Erick Rincón, de 19 años), Alberto Presenda (DJ Otto, 19) y Sergio Zavala (DJ Sheeqo Beat, 20), sigue cosechando un impresionante éxito en cada estado, ciudad y condado donde hay una comunidad numerosa de mexicanos.

Billboard, la revista especializada en información sobre la industria musical, considera a 3BallMty entre los 21 actos musicales a seguir en EU en su ranking anual de «los menores más poderosos de la música». Los regiomontanos están ubicados en el lugar 17 de una lista que incluye a estrellas como Justin Bieber. 

Por si fuera poco se anunció que Maná hará una presentación en apoyo a Obama. 

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