El grupo que supuestamente creó un califato al que hace llamar Estado Islámico está tan corto de dinero que ha tenido que reducir salarios, obligar a residentes a pagar sus cuentas de luz con dólares sacados del mercado negro y poner en libertad a prisioneros a cambio de efectivo.
Los islamistas que otrora se jactaban de poder acuñar su propia divisa ahora apenas pueden enfrentar sus gastos, gracias a los bombardeos de la coalición multinacional y otras medidas que han menguado sus reservas desde el año pasado.
Están escaseando los productos básicos en las ciudades y cunde la inflación, dijeron exiliados y algunos testigos en el terreno.
Al-Tamimi, experto del Middle East Forum que analiza documentos del Estado Islámico, descubrió un documento que describe el recorte de salarios en Raqqa: “Debido a las circunstancias excepcionales que vive el Estado Islámico, se ha decidido reducir por la mitad todos los salarios pagados a los muyaidines y nadie estará exento de esta decisión, no importa cuál sea su cargo o posición”. (AP)