¿Se quedará solo 10 años?
Ecuador le ha extendido la estancia a Rafael Correa en la silla presidencial.
El mandatario, jefe de Estado desde 2007, gobernará su país por cuatro años más, hasta completar –si las circunsancias se lo permiten– una década en el poder.
Su gobierno ha sido blanco de aplausos y de críticas casi por igual.
Y no solo su administración, también su personalidad, la cual es del agrado de muchos pero objeto de reproches de sus detractores.
Jorge Mireles
Ecuador le ha extendido la estancia a Rafael Correa en la silla presidencial.
El mandatario, jefe de Estado desde 2007, gobernará su país por cuatro años más, hasta completar –si las circunsancias se lo permiten– una década en el poder.
Su gobierno ha sido blanco de aplausos y de críticas casi por igual.
Y no solo su administración, también su personalidad, la cual es del agrado de muchos pero objeto de reproches de sus detractores.
Encima de la dualidad que gira en torno a estos aspectos, los números son muy claros: más de la mitad del electorado se inclinó por Correa en las últimas elecciones.
El 17 de febrero pasado, el presidente arrolló con 57.17 por ciento de votos a su contrincante Guillermo Lasso, un antiguo banquero que obtuvo 22.68 por ciento del apoyo.
Más allá de las estadísticas, la prensa de su país lanza interrogantes sobre lo que pueda venir para el economista de 50 años.
“Hoy inicia su tercer mandato y ya se ha convertido en una de las personas que por más tiempo ha gobernado al Ecuador el último siglo”, escribió Orlando Alcívar Santos del diario El Universo de Guayaquil el viernes anterior, día de la investidura de Correa.
“Es la oportunidad que le brinda el pueblo para ampliar lo que ha hecho bien y rectificar aquello en lo que se ha equivocado, pues ningún ciudadano en su sano juicio y exento de fanatismo podría decir que todo ha estado bien o que todo ha estado mal”, continuó Alcívar Santos.
“En su entorno no hay sitio para asesores políticos, y menos para prestar algún oído a lo que sugiera la oposición”, aseveró.
Por otro lado, su longeva estancia en la Presidencia ha prendido focos rojos.
“El presidente no dio mayores pistas de lo que será su nuevo mandato.
“Su discurso parece encaminado a cerrar un ciclo que, según sus declaraciones, acabará para él en 2017. Una promesa cuyo cumplimiento solo será evidente el día que la ejecute”, escribió en una columna de opinión José Hernández, director adjunto del diario Hoy.
Es imposible ignorar los logros de Correa en materia social: disminución de la pobreza, del desempleo y de la desigualdad. Pero no podemos pasar por alto que sus errores le pueden costar caro si no los corrige a tiempo y en forma.