Estados Unidos y otras potencias mundiales anunciaron ayer su disposición a suministrar armas al gobierno internacionalmente reconocido en Libia para que combata al Estado Islámico y otros grupos extremistas que están ganando control de diversas áreas en el país norafricano.
Las potencias buscan exenciones en el embargo de armas de la ONU impuesto a Libia para impedir que armas letales caigan en manos de extremistas islámicos y milicias que se disputan el poder.
Estados Unidos, otros cuatro miembros permanentes del Consejo de Seguridad y otras más de 15 naciones participantes en negociaciones para la paz en Libia dijeron que están “listos para responder al pedido del gobierno libio de entrenamiento y equipo” para sus fuerzas armadas.
El secretario estadounidense de Estado, John Kerry, y cancilleres y vicecancilleres de más de 20 países hablaron sobre las formas de fortalecer el gobierno libio. El objetivo es dar al gobierno más capacidad para combatir a los extremistas islámicos y contra un grupo en el este que reclama legitimidad.
Antes del inicio de las conversaciones, el ministro de relaciones exteriores de Alemania dijo que es demasiado temprano para saber si van a conseguir su objetivo.
Frank-Walter Steinmeier dijo que, con el caos aún abundante, es una interrogante si las charlas conseguirán lanzar a Libia “de un lugar… en el que el terrorismo, el contrabando humano y la inestabilidad se expanden” y avanzar hacia el restablecimiento de la unidad de Libia como país.
La reunión fue convocada por el secretario de Estado estadounidense John Kerry y el canciller italiano Paolo Gentiloni, cuyo país fue la metrópolis que colonizó Libia. (AP)