Con dos acciones simbólicas, el pequeño país isleño de Sri Lanka se ha convertido en el referente internacional de la lucha contra el comercio ilegal de marfil.
La nación surasiática destruyó ayer todo el marfil que posee. De acuerdo con National Geographic, el material fue pulverizado en un icónico parque en el corazón de la capital Colombo, para luego ser incinerado.
El marfil, que equivale a las reservas enteras del país, proviene de un solo envío de 359 colmillos de elefante confiscado por las autoridades aduanales en el Puerto de Colombo en mayo de 2012, indicó el medio. El envío se encontraba en tránsito de Kenia a Dubái.
El presidente de Sri Lanka, Maithripala Sirisena, asistió al evento. De acuerdo con Nat Geo, los esfuerzos de su gobierno representan un gran avance frente a la administración previa, que en 2013 había intentado donar el marfil a un importante templo budista del país.
Reportaje influye
El plan fue anunciado poco después de que National Geographic transmitiera “Ivory Worship” (“La veneración del marfil”), un reportaje en el que se reveló que el “mercado religioso global” propicia la caza furtiva de elefantes, el cual que causó indignación en el público.
“Tenemos que disculparnos”, dijo Omalpe Sobitha Thero, el sacerdote budista que realizó el servicio. “Esos elefantes fueron victimizados por la crueldad de ciertas personas. Pero toda la sociedad humana es responsable. Destruimos esas vidas inocentes para obtener esos colmillos. Tenemos que pedirles perdón”.
“Creemos en la reencarnación, incluso para los elefantes y las mascotas domésticas. Es una tradición realizar actos religiosos para los humanos muertos, así como para los animales” dijo el ministro de Sustentabilidad y Vida Silvestre, Gamini Jayawickremea Perera.
De acuerdo con el funcionario, la ceremonia no fue solo una disculpa hacia los elefantes, sino también un énfasis del compromiso de Sri Lanka para salvarlos. Será “un modelo para reducir la sed del marfil” , dijo Perera.