Las niñas y niños son uno de los grupos menos vulnerables,

Ser niños en la crisis sanitaria del Coronavirus

Los derechos de los más pequeños están en riesgo debido a la desigualdad y las medidas que algunos gobiernos toman para contener los contagios de coronavirus

Las niñas y niños son uno de los grupos menos vulnerables al virus que causa el Covid-19. Sin embargo, la crisis sanitaria puede poner en riesgo sus derechos humanos ante algunas medidas que emprenden los gobiernos alrededor del mundo para contener los contagios.

Con la emergencia, los pequeños que se encuentran en las zonas más pobres, además de otras situaciones vulnerables, pueden ver afectados sus derechos de acceso a la salud, la educación y la alimentación, mientras que en algunos casos están en riesgo de ser víctimas de violencia, explotación y abuso.

A esta situación se suma que, con el cierre de escuelas y la cancelación de algunos eventos, las niñas, niños y hasta los adolescentes podrían enfrentar situaciones que pueden causarles sentimientos como miedo o ansiedad.

Para Víctor Manuel Alonso Inclán, especialista de la Facultad de Derecho de la Universidad La Salle, niñas, niños y adolescentes requieren protección especial para garantizar el resguardo de sus derechos humanos.

“En un principio no se les consideró dentro del riesgo, pero pueden verse muy afectados, sobre todo en los países de América Latina, por la brecha de desigualdad. Hay niños y niñas más expuestos que otros, como aquellos que no tienen la fortuna de un cuidado familiar, viven una situación especial de cuidados o los de las comunidades más pobres”, declara el académico.

La pandemia tiene una dimensión sin precedentes para la mayor parte de la población y provoca cambios en las dinámicas de las familias, que en muchos casos tienen problemas para mantenerse a flote, dice el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), en su programa de acción titulado “Proteger a los niños más vulnerables de los efectos de la enfermedad por coronavirus”.

Aunque la transmisión del virus comienza a reducirse en algunos países, las repercusiones sociales serán duras y se harán notar muy pronto, por tanto, deben tomarse medidas para evitar que la crisis sanitaria contagie a los derechos de los niños, de acuerdo con la institución, que forma parte de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

“Los trastornos que ha provocado en la sociedad tienen una profunda repercusión sobre los niños; sobre su seguridad, su bienestar y su futuro. La cooperación multilateral es la única forma de lograr que permanezcan sanos, protegidos y sigan recibiendo educación”, declara Unicef.

Los derechos básicos de los niños, vulnerados

Los diferentes gobiernos, instituciones y núcleos familiares deben garantizar que los niños tengan acceso a 10 derechos fundamentales, pero en esta crisis los que tienen un mayor riesgo de ser vulnerados son el derecho al agua, la alimentación, la salud y la educación, en escenarios en donde están más expuestos a la violencia.

En este sentido, para garantizar que los pequeños tengan acceso a alimentos, una de las prioridades de los gobiernos debe ser ayudar a las familias a cubrir sus necesidades básicas, ya que el impacto de la pandemia puede agudizar aún más sus dificultades económicas.

“Mientras millones de madres y padres luchan para mantener sus medios de vida y sus ingresos, los gobiernos deben ampliar las medidas de protección social, como los programas y las políticas que conectan a las familias a servicios fundamentales de atención a la salud, nutrición y educación” declara Unicef.

La protección social abarca también las transferencias de efectivo y las ayudas para la alimentación y la nutrición. Además, implica que los gobiernos contribuyan a proteger los puestos de trabajo y ayuden a los empleadores a dar apoyo a los padres trabajadores.

En tanto, los esfuerzos del personal de la salud están orientados a atender a los enfermos de coronavirus, por tanto, para Unicef también es prioritario que se garantice que las niñas y los niños que viven en las zonas más pobres tengan acceso a servicios médicos esenciales que los protejan de enfermedades como neumonía, paludismo y diarrea.

Además, para evitar los contagios, es necesario proporcionarles agua, saneamiento e higiene para que puedan lavarse las manos de forma constante. El problema puede agravarse, por ello, es necesario que las autoridades establezcan fondos y ayuda de emergencia para poder llegar a más niñas y niños, y proporcionarles acceso a los servicios básicos.

Educación y seguridad

A medida que han ido cerrando las escuelas para prevenir la transmisión del coronavirus, tanto familias como educadores enfrentan desafíos para que los pequeños no interrumpan los ciclos escolares. Sin embargo, no todas las niñas ni todos los niños tienen acceso a internet o libros.

“Los gobiernos deben ampliar las opciones de aprendizaje en el hogar, tanto las que requieren el uso de la tecnología como las que no, así como dar prioridad a la conectividad a internet en las zonas rurales y remotas”, de acuerdo con Unicef.

Son cerca de 800 millones de niños que no están yendo a la escuela, de ese total un alto porcentaje está en peligro de sufrir violencia, explotación y abuso, por lo que es necesario que existan campañas para que conozcan que hay canales a los cuales pueden acudir para salvaguardar su integridad.

“El confinamiento incrementa los índices de violencia en el hogar, por ello es recomendable fortalecer los sistemas de protección y denuncia para proteger a los niños, que son quienes resienten las agresiones y están más expuestos a la violencia familiar, además de las mujeres”, dice Víctor Manuel Alonso Inclán, de la Universidad La Salle

También puedes leer: ¿Cómo explicarles a los niños el coronavirus?

Te puede interesar
DíADELNIñO ‘Está bien tener miedo’.- Estelí Meza La ilustradora Estelí Meza comparte su cuento El Príncipe Valiente tiene miedo (FCE, 2019), con el cual busca hablar sobre la importancia de que los niños entiendan a todas las emociones como parte de ellos, no sólo las consideradas ‘positivas’ como la alegría, sino también las ‘negativas’, como la tristeza