Después del moderado éxito de Hillary Clinton en el debate de la semana pasada, todo parecía indicar que finalmente la candidatura de Joe Biden no se materializaría ni sería necesaria para revivir la esperanza en las bases del partido demócrata.
Con cautela, el actual vicepresidente de EU ha guardado silencio y postergado el anuncio de su decisión. La desafortunada muerte de su hijo Beau, el pasado 30 de mayo, permitió dotar de paciencia a sus seguidores y darle tiempo para pensar.
En algún momento Biden anunció que no sería sino hasta principios de enero cuando anunciaría si contendría o no en las primarias. Esto cambió radicalmente ayer al anunciar un plazo de 48 horas para un pronunciamiento oficial.
Muchos aseguran que la candidatura de Biden es un ‘secreto a voces’ y su campaña ya comenzó hace meses.
A pesar de no ser un pre candidato oficial, su nombre ha estado presente en casi todas las encuestas, las cuales todavía lo ubican detrás de Clinton y Sanders.
Con apoyo en las alturas
Joe Biden ha sido una constante importante durante los ocho años de la actual administración. Es muy probable que si el vicepresidente decide sumarse a la contienda, Barack Obama lo vea como una mejor opción para darle continuidad a proyectos que no se cristalizaron durante su presidencia.
Además, la base de seguidores demócratas de Biden será la misma que impulsó a Obama a la presidencia en dos ocasiones y dejó a Clinton, la actual puntera, varada en el camino.
Gracias a su rol como vicepresidente Biden se ha mantenido viajando por el país haciendo uso del avión Air Force dos y de los impuestos estadounidenses. Durante este tiempo, tal vez no ha salido del closet como pre candidato, pero ha podido, de una manera muy sutil, mantenerse vigente en el imaginario colectivo.
Según The Washington Post, muchos de los principales recaudadores de fondos para la campaña presidencial demócrata también han esperado la decisión de Biden. La mayoría de los donantes son todavía leales a Obama y sólo 52 de los 770 recaudadores que apoyaron su candidatura en 2008 y 2012, se han decidido a favor de trabajar para Hillary Clinton.
Ante las recientes críticas de Hillary Clinton hacia el actual gobierno y el repunte de un candidato anti sistema como Bernie Sanders, es muy probable que Obama piense que su legado estará más seguro en manos de su compañero de fórmula.
A pesar de estar a favor en un principio, hace unos días Clinton cambió su postura y declaró estar en contra del Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP, por sus siglas en inglés). Ante la imposibilidad de sacar a las tropas estadounidenses de Afganistán, Obama ha apostado por el TPP para convertirse en su legado presidencial.
Ni Clinton ni Sanders garantizan que así será. Biden ha mostrado su lealtad al actual presidente varias veces y si decide competir, es posible que Obama retribuya el compromiso de su vicepresidente.
Nada para nadie
La experiencia en asuntos exteriores de Biden y su atractivo para la clase obrera fueron, ambas, cualidades que ayudaron a Obama para conectarse mejor con sectores que inicialmente rechazaban su candidatura.
Biden sirvió para moderar la imagen de Obama y para que votantes más conservadores aceptaran y finalmente llevaran al primer afroamericano a la Casa Blanca.
Ese elemento ‘único’ es algo que le hace falta a Joe Biden. Hillary Clinton sería la primera mujer y Bernie Sanders el primer político abiertamente socialista en ganar una elección presidencial.
Biden le podría dar dirección a la candidatura de Clinton y masificar el encanto de Sanders, pero para el político de 72 años es ahora o nunca si quiere ser el próximo presidente de EU y es poco probable que decline para sumarse a la campaña de alguno de los dos punteros.
El actual vicepresidente ya lo ha intentado, sin éxito, en dos ocasiones. Y justo cuando seguramente ya se había resignado, la falta de fuerza en la campaña de Clinton, el radicalismo de Sanders y la nueva empatía que sintieron los estadounidenses hacia Biden tras la muerte de su hijo, lo han puesto de nuevo en la contienda.
Todavía es tercero en las encuestas, pero si logra captar el voto de los otros tres precandidatos demócratas – quienes no tienen posibilidades reales de ganar – esto podría hacer que Biden supere a Sanders y se acerque peligrosamente a Hillary Clinton.
Después del primer debate demócrata, muchos consideraron al vicepresidente el perdedor de la noche. Ni él ni Clinton lograron mejorar su posición en las encuestas.
La ex Primera Dama mantuvo su ventaja, pero el único que vio su popularidad aumentada después del debate en Las Vegas fue Bernie Sanders.
Muy pronto se sabrá la configuración final de la contienda demócrata ¿Será Sanders contra Clinton, o Biden llegará para hacer un mal tercio?
Con personajes como Donald Trump del otro lado del espectro político, es claro que los votantes quieren más espectáculo, más entretenimiento del lado demócrata.
La adición de Joe Biden a la mezcla no garantiza su victoria, pero si hará más cardiacos los últimos capítulos de una carrera que, de aquí hasta que se conozca el resultado, ya no será fácil para Hillary Clinton.