La frágil tregua que existía entre los poderosos sindicatos argentinos y la presidencia de Mauricio Macri se ha roto.
El mandatario argentino ha logrado algo que apenas hace algunas semanas se veía como poco factible, que las tres mayores corrientes de la CGT decidan hacer un frente común, que será oficializado el próximo 22 de agosto y no se descarta un paro general.
Desde su nueva unidad, han endurecido el tono de su crítica a la administración de Macri, y proyectan convertirse en una oposición aún más férrea.
Aunque por el momento la amenaza de una huelga general está en suspenso, los confederados presentaron un documento titulado “De mal en peor”, en el que acusan la falta de un plan político y económico de Macri para Argentina.
El documento, que fue leído hacia el final de la plenaria, esboza lo que será una postura aún más enérgica de las organizaciones sindicales ante las impopulares medidas económicas y laborales del mandatario.
En uno de los puntos más críticos, arremeten contra el llamado “sinceramiento de la economía”, argumentando que ha traído aumento de la pobreza, caída del consumo y “perspectivas económicas y sociales que ensombrecen aún más el horizonte”.
De igual forma, señalaron que la petición del nuevo gobierno a los argentinos para que le diera tiempo de hacer frente a la pesada herencia, tendría que haberse utilizado para corregir los males que aquejan a los argentinos.
“En esta paciente espera del milagroso segundo semestre, sólo ha habido malas noticias”.
Algunas de las principales preocupaciones del sector sindical son la baja producción, el aumento de precios y la inflación, derivada de la nueva política económica de Mauricio Macri.
Entre las medidas más impopulares que se han implementado en los 8 meses de la nueva administración, destacan el aumento desmedido en las tarifas de los servicios de energía y de transporte, entre otros, que afectan directamente a los trabajadores.
Los líderes de las principales expresiones de la CGT, Antonio Caló, Hugo Moyano y Luis Barrionuevo exhortaron a todos los líderes sindicales que no asistieron al plenario a aceptar la nueva conducción de la organización.
Breve idilio
Históricamente los sindicatos en Argentina han sido o un fuerte aliado del gobierno en turno, o bien, un constante dolor de cabeza.
Por una y otra, todos los presidentes han tenido que acercarse al gremio para buscar una tregua y propiciar gobernabilidad.
Es lo que hizo Mauricio Macri tan pronto cuando se confirmó su triunfo en las elecciones de pasado 22 de noviembre de 2015.
Con la perspectiva de un mandato complicado por delante, con la oposición kichnerista muy presente, una crisis económica en ciernes y la minoría en el Congreso y el Senado, Macri se sentó a negociar con los sindicatos.
Los líderes de la CGT de alguna manera le dieron su apoyo, pero hoy parecen haberle declarado la guerra.
Pocos meses después de la llegada de Macri, el sector sindical comenzó la ofensiva, arrancando con una gran manifestación en abril pasado que colapsó Buenos Aires.
El mandatario ha intentado nuevos acercamientos con los jefes sindicales, y una muestra de ello fue la orden del pago de 30 mil millones de pesos argentinos que el Estado adeuda al sistema de salud de los sindicatos.
Sin embargo, los sindicatos parecen haber terminado de manera unilateral con el idilio que mantuvieron con el gobierno al principio de la administración, y podría estar cocinando nuevas medidas de protesta.
‘De mal en peor’
El pasado viernes 5 de agosto, en una reunión plenaria en la que estuvieron presenten 147 delegados de los diversos gremios que pasarán a conformar la CGT unificada, se presentó el crítico escrito en contra del gobierno.
Olla de presión
La semana no pudo empezar de peor manera para Mauricio Macri, tras el anuncio de la CGT. El lunes 8 de agosto, miles de manifestantes marcharon hasta la Plaza de Mayo, en Buenos Aires, para pedir paz, pan y trabajo.
La movilización fue organizada por la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP), Barrios de Pie y la Corriente Clasista Combativa (CCC) y fue acompañada por dirigentes sindicales y políticos opositores a Macri.
Según los organizadores de la multitudinaria protesta, en la Plaza de Mayo se congregaron más de 100 mil personas para protestar contra las políticas económicas del gobierno.
Entre las peticiones de los manifestantes, están la de un salario universal complementario para los trabajadores de la economía popular y la declaración de emergencia social, así como medidas para enfrentar la inflación y el aumento de tarifas.
Hace apenas unas semanas, Macri había recibido un espaldarazo por parte del Banco Mundial a sus políticas económicas, y aunque señalaba que los golpearían a un sector de la población, eran lo que necesitaba Argentina.
El Fondo Monetario Internacional ha apuntado que los primeros resultados tras los ajustes serían visibles hasta 2017, sin embargo, el descontento social que priva en Argentina, sumado al desafío sindical, ponen una gran presión al gobierno de Macri.
Las peticiones
-Un salario universal complementario para los trabajadores de la economía popular
– La declaración de emergencia social
-Medidas para enfrentar la inflación y el aumento de tarifas