Tijuana, un hogar involuntario

La ciudad fronteriza es la casa de los migrantes que no pueden cruzar la frontera hacia Estados Unidos. Algunos se encuentran en albergues y otros duermen en la calle para no alejarse ni un kilómetro del sueño americano

Tijuana es el hogar no elegido de las personas que integran la primera caravana migrante de la segunda mitad del año. Los centroamericanos que salieron de Honduras el 13 de octubre con el objetivo de llegar a Estados Unidos se encuentran en esta ciudad fronteriza de forma involuntaria.

Miles de personas migrantes quedaron atrapadas en Tijuana ante la imposibilidad de cruzar la frontera hacia Estados Unidos y la disolución de un albergue que estaba localizado a unos pasos del sueño americano.

“Tuvimos confrontaciones en playas de Tijuana entre migrantes y ciudadanos tijuanenses. Para poder resguardar tanto la seguridad de los integrantes de la caravana como de los residentes, el alcalde nos pidió que abrieramos un refugio temporal en la unidad deportiva Benito Juárez”, explica en entrevista con Reporte Índigo Mario Osuna Jiménez, secretario de Desarrollo Social de Tijuana

Sin embargo, el gobierno municipal no pudo mantener el albergue debido a la falta de recursos económicos y humanos, así como la insuficiencia del apoyo de las autoridades federales, de acuerdo con el funcionario del ayuntamiento. Osuna Jiménez agrega que este refugio improvisado estaba adecuado para recibir 3 mil 500 personas, no obstante, llegaron 6 mil 200 integrantes de la caravana.

“Hubo un problema de hacinamiento en la unidad deportiva al no haber abasto de nuestra parte para dar alimentos diarios, seguridad ni condiciones de salud. Recibimos la ayuda del gobierno del estado, pero no el apoyo que deberíamos haber obtenido del gobierno federal”, comenta el secretario.

Ante la malas condiciones del primer albergue, las autoridades federales fueron obligadas a responder y mudar a los migrantes a un nuevo refugio instalado en la explanada de espectáculos El Barretal. Desde el jueves, el Instituto Nacional de Migración (INM) comenzó a hacer el traslado de personas de manera voluntaria al nuevo espacio.

Este lugar está ubicado en la colonia Mariano Matamoros, en la zona este de Tijuana, es decir, a más de 20 kilómetros del puerto fronterizo de El Chaparral.

El secretario de Desarrollo Social de Tijuana asegura que en El Barretal residen de manera temporal 2 mil 300 migrantes, sin embargo, debido a que este lugar está ubicado lejos de la frontera algunos centroamericanos decidieron quedarse afuera de la unidad deportiva o en lugares de organizaciones no gubernamentales.

Además, el funcionario destaca que el albergue de El Barretal todavía no está equipado por completo: le faltan regaderas, letrinas y otros elementos básicos para poder atender a los migrantes.

En el mismo sentido, la periodista independiente Andalusia Knoll Soloff comenta que los migrantes estaban felices cuando llegaron al nuevo albergue porque el lugar es grande y el piso firme, al contrario del refugio anterior, donde la lluvia había provocado lodo y las condiciones sanitarias no eran óptimas.

Sin embargo, la situación cambió el fin de semana. La reportera que visitó este lugar el sábado y el domingo asegura que no todos los baños funcionaban y que el servicio de electricidad no cubre la totalidad del albergue.

Además, la periodista describe que los migrantes están más expuestos al frío que en la unidad deportiva debido a que sólo una parte del lugar está techada.

“En Tijuana hay un contraste escalofriante en comparación con Ciudad de México. La situación sanitaria es una vergüenza”, considera Knoll Soloff

Ante estas condiciones en el segundo refugio, el ayuntamiento de Tijuana registra que hay 300 centroamericanos afuera de la unidad Benito Juárez y 500 en albergues de organizaciones no gubernamentales.

“Otros migrantes todavía se encuentran afuera de la unidad con la preocupación de que este lugar se puede convertir en un foco de infección porque las personas están haciendo sus necesidades en la vía pública”, asegura Osuna Jiménez.

El cambio de un albergue a otro provocó que los migrantes se dispersaran por todo el territorio de Tijuana. Ya no son la amalgama indivisible que se percibía en otras ciudades.

“Hay gente dispersa, pero no tenemos certeza de cuántos. Algunos cruzaron hacia Estados Unidos y fueron detenidos, otros regresaron a su país de origen, varios pernoctan en Benito Juárez o rentan lugares porque ya encontraron empleo”, apunta el secretario.

De esta forma, el funcionario articula los lugares de Tijuana en los que se pueden encontrar a los migrantes de la primera caravana. La Secretaría del Trabajo informa que 225 centroamericanos recibieron el 21 de noviembre ofertas de empleo formal en la ciudad.

Al menos 60 empresas ofrecen en Tijuana empleos formales durante la Feria Nacional del Empleo, un evento que se presenta de forma periódica en diversas ciudades de México y que en esta ocasión también tiene opciones para los migrantes. Hasta el momento, sólo 15 personas ya están trabajando, según cifras del gobierno local.

Además, los centroamericanos están atrapados en Tijuana porque para pedir asilo en Estados Unidos existe una lista de espera de más de 5 mil personas.

Otros integrantes de la primera caravana se rindieron y decidieron regresar. La Organización Internacional para las Migraciones de la ONU repatrió a al menos 453 migrantes, incluidos niños no acompañados de sus representantes que expresaron el deseo de retornar a sus países de origen. Otro grupo espera su turno para volver.

Además, cerca de 800 integrantes de la caravana migrante fueron detenidos por intentar cruzar de manera ilegal hacia Estados Unidos, informó este martes Tonatiuh Guillén, director del Instituto Nacional de Migración.

¿Qué sucedió en el primer albergue?

Mario Osuna Jiménez, secretario de Desarrollo Social de Tijuana, comenta que tuvieron que cerrar el albergue de la unidad deportiva Benito Juárez porque el gobierno federal no envió los recursos necesarios para su funcionamiento.

El secretario cuenta que las autoridades federales apoyaron al ayuntamiento de Tijuana para montar este albergue con dos comedores sin insumos, 6 mil 500 despensas que se agotaron en menos de dos días y dos plantas potabilizadoras de agua.

“No teníamos otras cosas que también se requerían como desechables, gas, carpas y recursos para la renta de los baños, mantenimiento de las letrinas, agua, luz, cobijas... No teníamos recursos adicionales para esta situación y sobre todo tratándose de la cantidad de personas que venían en la caravana”, explica Osuna Jiménez

El funcionario agrega que el ayuntamiento de Tijuana no contaba con el recurso humano para hacer guardias de vigilancia durante 24 horas ni lo necesario para ofrecer atención médica.

“Era insostenible por parte de nosotros. Ahora tenemos que recuperar la unidad para hacer la entrega a los deportistas y es por eso que se optó por el cierre del lugar al no poder otorgar más servicios sanitarios y alimento”, dice Osuna Jiménez.

Ante la falta de la atención adecuada en el albergue, la Subdirección General para la Protección contra Riesgos Sanitarios del estado colocó sellos de clausura en las instalaciones del deportivo Benito Juárez desde la noche del viernes.

La saturación y la insuficiencia de servicios básicos llevaron al lugar a un punto crítico de precariedad que obligó la intervención de las autoridades.

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