Un tratado comercial, en épocas distintas

El TLCAN surge en un periodo de sucesos políticos que transformaron a las sociedades de los tres países miembros. En esta etapa, México adopta el neoliberalismo, Estados Unidos cierra la última faceta del american dream y Canadá adquiere independencia económica
Mariana Recamier Mariana Recamier Publicado el
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El Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) entró en vigor en 1994 después de años de negociaciones. La realidad de los tres países miembros era muy distinta a la actual cuando sus gobiernos decidieron firmar el acuerdo trilateral.

La modernización del tratado no sólo obedece a que las naciones de Norteamérica ahora tienen necesidades económicas diferentes, sino que también sus contextos políticos y sociales han cambiado.

El 5 de febrero de 1991, los jefes de Estado George H. W. Bush, Carlos Salinas de Gortari y Brian Mulroney anunciaron el inicio de las negociaciones para crear el TLCAN. Eran tres líderes que buscaban estabilidad en las economías de sus países y abrirse al intercambio comercial más allá de sus fronteras.

Las transformaciones políticas y sociales durante los noventa fueron importantes para estructurar la realidad contemporánea de los tres Estados. México cambió cuando se implementó el neoliberalismo como nuevo modelo económico a partir del sexenio de Salinas de Gortari.

“Carlos Salinas de Gortari es el que trae a México el neoliberalismo y con esto no solamente la apertura de los mercados y la firma de varios acuerdos, sino que además por primera vez se genera un panorama de inversión abierta”, explica Arlene Ramírez Uresti, doctora en relaciones internacionales.

La especialista agrega que la apuesta por un modelo macroeconómico que pudiera ser más competitivo hacia el exterior logró transformar el país. Es así como México consiguió formar parte del G20, un grupo integrado por la Unión Europea y 19 países industrializados y emergentes.

“Esas incursiones súbitas para consolidar la llegada del neoliberalismo a México fueron lo que catapultó al país como un potencial vinculador con la región de América del Norte”, comenta la doctora en relaciones internacionales.

En el interior del territorio mexicano también hubo muchos cambios. La internacionalista agrega que en esa época la clase media tuvo acceso a más posibilidades de inversión y empieza a surgir una consolidada fuente de empleo a través de las pequeñas y medianas empresas (pymes).

Esas oportunidades que sólo beneficiaron a algunas de las clases sociales se convirtieron en el detonante para que después se abriera más la brecha entre ricos y pobres en México.

“En los noventa es quizá la reconfiguración de la sociedad moderna en México y el inicio de la gran polarización social”
Arlene Ramírez UrestiDoctora en relaciones internacionales

Por otra parte, Ramírez Uresti afirma que aunque Salinas de Gortari y el actual presidente de México Enrique Peña Nieto tienen en común su raíz priista, sus gobiernos fueron muy diferentes.

“A Peña Nieto no podemos calificarlo como el mejor presidente, pero podemos asegurar que México va en el camino de una consolidación de sus instituciones y de una validación del Estado de derecho”, menciona la internacionalista.

Además, la especialista comenta que ahora la clase media ya no lucha por crecer, sino por sobrevivir. Agrega que en la actualidad la clase media busca no descender hacia una clase más desfavorecida y trata de mantener su poder adquisitivo.

“El tratado ha beneficiado, pero también ha generado una polarización importante en cuestión de poder adquisitivo y capacidad de inversión”, opina la doctora en relaciones internacionales.

Aún existía el american dream

Cuando se firmó el TLCAN, Estados Unidos era el país donde todavía era posible cumplir el american dream o sueño americano. George H. W. Bush fue el encargado de cerrar las negociaciones sobre el acuerdo con los jefes de Estado de Canadá y México y clausar la etapa de bonanza en Estados Unidos.

Este expresidente estadounidense tuvo un gobierno bastante consolidado gracias a la estabilidad económica heredada del exmandatario Ronald Reagan.

Además, en ese periodo una mujer mexicana estuvo al frente del Departamento del Tesoro en los Estados Unidos, Rosario Marín.

“Rosario Marín favorece la integración de la región y el desarrollo de la economía y de las políticas económicas del presidente Bush”, describe Ramírez Uresti.

En ese momento, Estados Unidos también regresa a sus políticas de intervencionismo en Medio Oriente.

“Eso desde el punto de vista del modelo económico empieza a mover nuevamente los ejes de consumo y el país tiene una posición cómoda y estable durante un periodo. Es la última etapa del esplendor del sueño americano”, menciona la internacionalista.

La doctora en relaciones internacionales agrega que durante los noventa sigue existiendo una aspiración de los países menos desarrollados para copiar el modelo estadounidense.

Agrega que por extensión México era concebido como el gran socio de los Estados Unidos y eso no lo podía lograr cualquier gobierno.

No obstante, ahora la nación de las libertades se encuentra alejada del sueño americano. Al contrario, Ramírez Uresti opina que el gobierno del presidente de Estados Unidos Donald Trump tiene tintes de régimen dictatorial.

“Muchas de las libertades y de las garantías del mismo aparato gubernamental están siendo bloqueadas por las decisiones autoritarias y unilaterales del ejecutivo en los Estados Unidos”, comenta.

La especialista considera que hay muchas diferencias entre el gobierno de Bush y el de Trump porque Estados Unidos ha mermado bastante en su desarrollo, ya no es la potencia que era en ese momento ni el ejemplo para otros países.

Además, esta nación norteamericana ya no está al frente de las alianzas y de los liderazgos que tuvo al final de la Guerra Fría. Trump se ha encargado de destruir la relación con Alemania y otros integrantes de la OTAN después de su última cumbre.

Estados Unidos tendrá una gran tarea por delante para poder reconstruir sus propias instituciones después del gobierno de Trump

“Al contrario de México, el gobierno de Trump no está sentando las bases para fortalecer sus instituciones y Estados Unidos tendrá una gran tarea por delante para poder reconstruir y restituir sus propias instituciones después de la administración del republicano”, argumenta la especialista.

¿Qué ocurrió en México en 1994?

El TLCAN entró en vigor en 1994 después de casi un lustro de negociaciones. Ese mismo año también sucedieron hechos históricos importantes en México.

1 enero

> El Ejército Zapatista de Liberación Nacional se alza en armas.

> Entra en vigor el Tratado de Libre Comercio de América del Norte entre Canadá, Estados Unidos y México.

21 enero

> El Senado ratifica la Ley de Amnistía para los insurgentes de Chiapas, aprobada por el Congreso.

23 marzo

> Luis Donaldo Colosio, candidato del PRI a la presidencia de México, es asesinado en Lomas Taurinas.

21 agosto

> Ernesto Zedillo gana las elecciones y toma posesión en diciembre como sexagésimo primer presidente para el periodo 1994-2000.

Canadá goza de estabilidad institucional

En los noventa, Reino Unidos deja de invertir en los países de la Commonwealth, una organización integrada por países que comparten lazos históricos con el gobierno británico.

Ante esto, Canadá tiene una oportunidad para comenzar a desarrollarse como una potencia económica de forma independiente. Cuando se firmó el TLCAN, el primer ministro de Canadá era Brian Mulroney, quien no dudó en hacer presión para que su país también pudiera formar parte del tratado de Norteamérica.

“Canadá era un país perdido dentro de la región norteamericana que empezaba a surgir como un importante exportador”, afirma Ramírez Uresti.

Ahora, las instituciones canadienses gozan de estabilidad porque siguen un modelo británico.

“Canadá tiene un gobierno progresista, más evolucionado, más moderno, más europeizado y que definitivamente tiene por delante el tema de la integración y de la unión nacional”, agrega Ramírez Uresti.

La transformación política y social de los tres países es otro de los motivos que exige la modernización del TLCAN. Algunos de sus miembros ya no gozan de la misma estabilidad económica ni institucional de los noventa, es por eso que son necesarios cambios para que el tratado comercial se adapte a la realidad contemporánea.

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