Trump, en caída libre por pandemia y crisis
El manejo de la emergencia sanitaria y la contracción económica impactaron la percepción de los estadounidenses respecto a la eficiencia de la administración del político republicano
Mara EcheverríaDonald Trump va perdiendo popularidad. La aprobación de su gestión va en picada, al mismo ritmo que sus intenciones de reelección.
Mientras el reloj avanza hacia la jornada electoral del próximo 3 de noviembre, la percepción respecto a la gestión del mandatario neoyorquino se mantiene en terreno peligroso y con viento en contra a causa del panorama social y económico en Estados Unidos.
Con el desempleo, los movimientos antirracistas y la emergencia sanitaria a cuestas, podría ser casi imposible que el político republicano logre recuperar la empatía de la ciudadanía para regresar a los índices de aprobación que su gobierno mantenía antes de la pandemia.
La administración de Donald Trump fue calificada como positiva por el 41 por ciento de los estadounidenses hasta el 23 de julio, cuando el 29 de enero contaba con el respaldo de la mitad de la población, de acuerdo con datos de la consultora Gallup.
En tanto, un sondeo realizado por el Centro de Investigación de Asuntos Públicos (NORC, por sus siglas en inglés) revela que sólo 32 por ciento de los estadounidenses aprueban la gestión del empresario. El centro añade que Trump mantiene una percepción positiva entre 81 por ciento de los republicanos, pero 68 por ciento de ellos no aprueban su gestión respecto al COVID-19.
Los números han causado nerviosismo en la Casa Blanca y han llevado a un giro de timón de la imagen presidencial. Es por ello que, después de desestimar su eficacia, ahora es común ver al político republicano con mascarilla en eventos públicos y recomendar su uso para mitigar los contagios de coronavirus.
Cabe referir que Estados Unidos en caída libre Trump, es el país con el mayor número de casos de COVID-19 en el mundo, con más de cuatro millones 496 mil contagios, cifra que representa 26 por ciento del total de enfermos, de acuerdo con datos del monitoreo que realiza la Universidad Johns Hopkins.
A esto se suma que, después de meses de minimizar el impacto de la pandemia y negar que el país registra una segunda ola de la enfermedad, en sus últimos discursos el presidente Trump advirtió que la situación probablemente empeorará antes de mejorar.
“Se ve complicado que Trump pueda revertir la aprobación de su gobierno respecto a la pandemia, pero estas medidas recientes y los esfuerzos de su administración por garantizar el abasto de una vacuna tan pronto como esté lista quizá sirvan para detener una caída en la percepción, lo cual es suficiente frente a la estrategia electoral de su equipo de campaña”, opina Juan Pablo Galicia, consultor y analista político.
Como parte de estos repliegues, el presidente de Estados Unidos también canceló la convención republicana que se desarrollaría a fínales de mes en Jacksonville, Florida, uno de los estados clave en la elección presidencial, por la crisis del SARS-CoV-2.
El mandatario ha lamentado los índices de desaprobación de su gobierno, como ocurrió el 29 de julio, cuando destacó la popularidad de Anthony Fauci y otros científicos del grupo que se encargan de enfrentar la crisis sanitaria.
“Ellos son muy respetados, pero nadie me quiere, debe de ser mi personalidad”, declaró el presidente Trump, en el encuentro con medios de comunicación.
Economía y movimientos sociales afectan a Trump
Los movimientos sociales han sido una de las piedras con las que el presidente Donald Trump ha tropezado durante los últimos meses, pero las movilizaciones antirracismo que ocurrieron tras la muerte del afroamericano George Floyd mientras estaba bajo custodia de la policía fueron un parteaguas para la administración del republicano.
Los mensajes en contra de los manifestantes, a quienes acusó de estar relacionados con el grupo Antifa, fueron el punto de partida en el retroceso de la aprobación de la administración de Trump, quien además ha endurecido las políticas antimigrantes desde que llegó a la Casa Blanca, en 2016.
A la par de la crisis de salud y la social creció también la económica. Las solicitudes de ayuda al desempleo llegaron a 1.43 millones el 30 de junio, 12 mil más frente a la semana previa. Esta tendencia es un termómetro del desempleo en el país, que ha crecido conforme los negocios han tenido que cerrar debido a la crisis sanitaria.
En diversos mensajes, Donald Trump enfatizó sus intenciones de reactivar la economía pese a los numerosos casos de COVID-19 en territorio estadounidense, dado que los índices de crecimiento eran una de las banderas de su campaña reeleccionista.
La preocupación del presidente no es menor. La contracción en el Producto Interno Bruto (PIB) de Estados Unidos fue de 32.9 por ciento en el segundo trimestre del año en su comparación anual, el nivel más bajo desde 1947.
Tras darse a conocer la cifra, el presidente llamó a suspender el proceso electoral del 3 de noviembre argumentado que lo mejor sería esperar a que los ciudadanos puedan emitir su voto de forma segura una vez que la crisis sanitaria esté controlada, aunque la petición fue declinada por los congresistas del Partido Demócrata.
Esto parecería una medida desesperada, sin embargo, de acuerdo con Galicia, la elección aún no está cantada y hay tiempo suficiente para que el mandatario cambie de estrategia en su intento de volver a enamorar a los votantes.
“La situación económica puede afectar al presidente Trump porque lo hace ver menos capaz, pero si esto se torna en violencia callejera por robos o saqueos podría beneficiarle ya que tendría oportunidad de posicionarse como el mandatario que pone orden, aunque sea por la fuerza”, declara Juan Pablo Galicia.
El ascenso de Biden
Joe Biden está cada vez más cerca de mudarse a la Casa Blanca. El candidato demócrata va en ascenso en las preferencias electorales, mientras enfoca su campaña en los tropiezos del presidente Donald Trump.
Desde que en Estados Unidos se recrudeció la crisis por el COVID-19, el candidato del Partido Demócrata logró despegarse de su contrincante y ha mantenido un ritmo constante en la carrera electoral.
Joe Biden se ubica como el preferido en la intención de voto del electorado estadounidense. Al 31 de julio, el político de 77 años tenía 49.9 puntos en los sondeos, mientras que Donald Trump contaba con 41.6 puntos, de acuerdo con RealClearPolitics.
Ejemplo de ello es que ha emitido diversos mensajes en los que recomienda utilizar cubrebocas y comparte recomendaciones de actores de la comunidad médica y científica para evitar los contagios COVID-19 desde que la pandemia se agudizó en Estados Unidos.
El candidato también ha hecho énfasis en que los pacientes de la enfermedad no deberían pagar para recibir una eventual vacuna y, al mismo tiempo, ha sido muy crítico con la respuesta del presidente Trump a la crisis, ya que considera que reaccionó demasiado tarde y por ello no logró detener la pandemia.
El político, oriundo de Pensilvania, también ha manifestado su respaldo para las comunidades de migrantes, afroamericanos y latinos, y en un intento por obtener sus votos, ha lanzado spots en los que habla en español.
Juan Pablo Galicia, consultor y analista político, considera que la campaña electoral de Biden mantiene su espíritu en diferenciarse de Donald Trump, lo cual puede resultar efectivo en tiempos en los que la gestión del republicano parece ineficiente.
“Toda la campaña de Biden está construida alrededor del mensaje de que no es Donald Trump, por eso escucha a los científicos, usa cubrebocas y apoya las protestas. El mensaje es que cuando él sea presidente, los estadounidenses no van a tener que preocuparse ni por lo que escriba en Twitter”, comparte el analista político.
Cerca de la meta
El candidato demócrata está muy cerca de cruzar la meta para instalarse en la silla presidencial, sin embargo, debe estar alerta, dado que en tres meses pueden ocurrir sucesos que podrían impulsar a Trump a la delantera, sobre todo si en Estados Unidos ocurriera un hecho que lograra causar temor entre los ciudadanos, como un atentado terrorista.
En ese escenario, Juan Pablo Galicia opina que el miedo a lo desconocido puede llevar a los estadounidenses a confiar en Donald Trump, y no por ser un candidato con capacidad de gobernar, sino para tener certeza de las respuestas que daría ante determinada situación.
“Hasta el momento Biden tiene comprobada la eficacia de su campaña, pero con tres meses por delante tendría que prever todas las opciones en las cuales Donald Trump podría darle la vuelta a estos resultados”, opina el especialista.