La razia de Trump

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump ha dado un paso firme para las deportaciones masivas y la persecución a los migrantes indocumentados con las nuevas políticas del departamento de Seguridad Interior.

Las nuevas directrices van más allá de la contratación de 15 mil agentes. Se trata de una persecución en toda regla a aquellos que lleven menos de tres años en el país, amenazados con una expulsión inmediata.

Carlos Salazar Carlos Salazar Publicado el
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agentes contratados para la Oficina de Aduanas y Fronteras
Tras la Gran Depresión en Estados Unidos, Hoover deportó de manera inconstitucional a más de un millón de mexicanos y mexico-americanos

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump ha dado un paso firme para las deportaciones masivas y la persecución a los migrantes indocumentados con las nuevas políticas del departamento de Seguridad Interior.

Las nuevas directrices van más allá de la contratación de 15 mil agentes. Se trata de una persecución en toda regla a aquellos que lleven menos de tres años en el país, amenazados con una expulsión inmediata.

La medida antiinmigrante de Trump nos remite a la década de 1930 cuando el entonces presidente Herbert Hoover encabezó una cruzada para la deportación masiva de mexicanos que marcaría la vida de miles de inmigrantes.

Fue el inicio de las llamadas razias, que ahora Trump, pretende emular.

Tras la Gran Depresión en Estados Unidos, el gobierno apuntó hacia los mexicanos como el blanco útil, y como respuesta a los problemas que enfrentaba el país, Hoover deportó de manera inconstitucional a más de un millón de mexicanos y mexico-americanos.

Se estima que del total de deportados en la década de 1930 tras las políticas de Hoover, más del 60 por ciento eran residentes legales en Estados Unidos.

Ahora, el magnate convertido en presidente de la nación más poderosa del mundo, está materializando una de sus promesas de campaña, la deportación masiva de millones de migrantes que residen de manera ilegal en Estados Unidos.

Lo más destacado entre las directrices firmadas por el Secretario de Seguridad Interior, John Kelly, es el cambio en la política de búsqueda y deportación de los inmigrantes indocumentados.

Con este nuevo giro en la política migratoria, no solo se perseguirá a quienes tengan antecedentes criminales, sino también a aquellos que hayan “abusado” de los beneficios públicos.

También serán perseguidos, aquellos que “a juicio de un agente de inmigración, puedan suponer un riesgo para la seguridad pública y la seguridad nacional”, lo que bien podría causar un sinfin de arbitrariedades debido a las diferentes interpretaciones que le dé cada agente.

El destino de millones de personas indocumentadas, depende en gran medida, de los juicios de valor que haga sobre su nivel de ‘amenaza’ cada agente migratorio.

Para esta tarea, el presidente Trump ha ordenado la contratación de 10 mil agentes para el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas y 5 mil para la Oficina de Aduanas y Fronteras.

Con esta medida, sin duda vendrá una época difícil para la comunidad migrante, ante la persecución y el temor a una deportación, y Trump está en camino de superar el indignante episodio de la década de 1930 orquestado por Hoover.

Los años amargos

Durante la década de 1930 se vivió uno de los episodios más lamentables en la historia reciente de Estados Unidos en cuanto a la migración.

El entonces presidente estadounidense Herbert Hoover ordenó la deportación masiva de mexicanos y mexicano-estadounidenses en el contexto de la grave crisis económica que se vivía.

El resultado fue que más de un millón de personas fueron expulsados de Estados Unidos, a pesar de que según algunos estudios, más del 60 por ciento residían de manera legal en el país.

Las secuelas de esta cacería se resintieron por generaciones, miles de familias fueron separadas,  muchos migrantes perdieron todas sus posesiones, vecindarios enteros de algunas ciudades quedaron en el abandono.

La principal razón de esta medida fue que los migrantes, aún cuando poseían el derecho legal de permanecer en territorio estadounidense, estaban privando de empleos a los blancos, necesarios ante la recesión que había traído la llamada Gran Depresión.

Como ahora sucede con Trump, Hoover encontró en los migrantes el blanco perfecto y los responsabilizó de los problemas que vivía la nación.

A pesar de que este episodio no fue muy documentado en la época, sí hubo esfuerzos por sacarlo del olvido, como el de los autores Francisco Balderrama y Raymond Rodríguez que escribieron el libro “La década de la traición”, donde narran la deportación masiva.

En el libro, se describe como la persecución llegó al extremo del despliegue de operativos, de razias en lugares públicos, donde los oficiales irrumpían y se llevaban a quienes no tuvieran sus papeles a la mano.

Las detenciones se hicieron sin el menor respeto a los derechos humanos, abusos verbales, amenazas, golpes.

Ante tal situación, hubo muchos mexicanos que optaron por regresar de manera voluntaria a su país, e incluso muchos de ellos murieron tratando de volver.

Demasiadas similitudes a lo que está ocurriendo el día de hoy con Trump al frente de la Casa Blanca.

Enemigos públicos

Desde el inicio de su campaña rumbo a la presidencia, Trump le declaró la guerra a los inmigrantes, quienes fueron el blanco preferido de sus ataques, y según el magnate, los máximos responsables de los problemas en Estados Unidos.

En junio de 2015, cuando hizo públicas sus intenciones de postularse, Trump calificó a los inmigrantes mexicanos como violadores y criminales, e hizo también una promesa que marcaría su campaña, la construcción de un gran muro fronterizo.

Cuando aún era candidato, el magnate también pidió detener la entrada de musulmanes a Estados Unidos de forma total y completa.

Ya como inquilino de la Casa Blanca, Donald Trump ha continuado su ofensiva contra los que considera enemigos de Estados Unidos.

Una de sus primeras acciones como presidente fue firmar el decreto con el que se comienza la planificación para la construcción del muro fronterizo con México, con lo cuál pretende detener la ola de inmigrantes que llegan desde su frontera sur.

Además, apenas unos días después, en lo que ha sido una de sus más polémicas medidas, firmó una orden ejecutiva que vetaba el ingreso de ciudadanos de siete países de mayoría musulmana.

El decreto sin embargo fue bloqueado temporalmente por un juez federal, Trump respondió atacando al juez y apelando la decisión. El tema aún sigue en tribunales.

Ahora, con esta nueva medida antiinmigrante, Trump busca un doble efecto, en primer lugar lograr un mayor alcance en la búsqueda y deportación de indocumentados, y también propiciar la autodeportación de migrantes ante la persecución y el temor.

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