El presidente Donald Trump firmó este viernes una ley presupuestaria por 1.3 billones de dólares, aunque horas antes había advertido que analizaba vetarla por destinar pocos recursos para el muro fronterizo y no tomaba en cuenta el problema de los 800 mil dreamers.
“Estoy considerando un VETO en la ley de gastos por el hecho de que los más de 800 mil beneficiarios del programa DAC han sido totalmente abandonados por los demócratas (ni siquiera se le menciona en la ley) y por EL MURO FRONTERIZO, que necesitamos desesperadamente para nuestra defensa nacional”, había tuiteado el mandatario.
I am considering a VETO of the Omnibus Spending Bill based on the fact that the 800,000 plus DACA recipients have been totally abandoned by the Democrats (not even mentioned in Bill) and the BORDER WALL, which is desperately needed for our National Defense, is not fully funded.
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) 23 de marzo de 2018
Trump aseguró que firmó la ley para no dejar sin fondos a las fuerzas armadas, pero advirtió al Congreso que esta sería la última vez que suscriba un presupuesto así. “No voy a hacerlo de nuevo”, aseguró el presidente a los medios.
De esta manera, Trump pasó de condenar el proyecto para luego firmarlo y finalmente asegurar que no volvería a suscribir algo igual.
El tuit de Trump fue en sentido contrario de los comentarios que hicieron la víspera los subalternos y simpatizantes del presidente. El director de presupuesto Mick Mulvaney había dicho que el presidente promulgaría la iniciativa y el presidente de la cámara baja Paul Ryan dijo que Trump apoyaba la medida.
El Congreso ya cesó operaciones normales debido a un receso de dos semanas. El viernes por la mañana, el Senado dio su aprobación final a la propuesta.
El Senado dio luz verde al presupuesto poco antes de medianoche, impidiendo lo que habría sido la tercera paralización del gobierno federal este año, desenlace que ambos partidos querían evitar. Sin embargo, al elaborar un acuerdo amplio que rompe con todos los límites presupuestarios, ellos agitaron a la oposición conservadora y fijaron el marco de la próxima batalla de financiamiento previa a las elecciones de medio período presidencial.