¿Donald Trump pidió implícitamente el asesinato de Hillary Clinton? Algunos escucharon una llamada para matar a la candidata demócrata, otros escucharon un llamado a la insurrección, pero en ambos casos, se llamó a la violencia.
La desafortunada frase provocó una polémica más, en el repertorio de controversias de una elección que está a 90 días de llegar a su final. Pero como de costumbre, y de acuerdo al entorno del republicano, él no dijo nada y esto no es ni siquiera una frase completa.
Sí, la frase se trunca y no será muy clara, pero sí está llena de insinuaciones.
En la noche del martes, el candidato republicano estuvo en Wilmington, Carolina del Norte, durante un acto de campaña. Ahí trató de motivar a las masas refiriéndose a un tema que se discute actualmente en la Corte Suprema, y que preocupa a sus seguidores: la Segunda Enmienda de la Constitución.
Para la base republicana pro-armas y anti-aborto, la idea de que Hillary Clinton pueda llegar a la Casa Blanca podría llevar a más de un juez progresista a la corte más alta del país.
“Hillary quiere abolir, esencialmente abolir, la Segunda Enmienda”, dijo el magnate de bienes raíces.
Clinton nunca ha dicho nada parecido. Ni nadie de la clase política. Eso sería un suicidio político, pues la Segunda Enmienda de la Constitución garantiza el derecho de los norteamericanos a portar un arma de fuego, de acuerdo con una interpretación adoptada por la Corte Suprema en 2010 y aplaudida por la mayoría del país.
La candidata demócrata simplemente quiere fortalecer las condiciones de acceso a dichas armas y prohibir los rifles de asalto.
“Si ella tiene la oportunidad de elegir a sus jueces, no hay nada que puedan hacer, amigos. Aunque, la gente de la Segunda Enmienda, quizá sí pueda… no sé”, declaró el candidato republicano.
Para los estadounidenses, la referencia a “la gente de la Segunda Enmienda” evoca a los partidarios de la Asociación Nacional del Rifle (NRA): el lobby de las armas de fuego, y todos aquellos que se proclaman listos para defender su derecho constitucional, con las armas en la mano.
Evocar “lo que podrían hacer”, si los jueces nombrados por Clinton buscan la revocación de la ley, parece “fomentar una insurrección armada contra un posible gobierno de Clinton”, de acuerdo al Washington Post.
El ex director de la CIA, Michael Hayden, trató de interpretar la cita.
“Un intento de humor de muy mal gusto”, dijo en CNN. Y una increíble falta de sensibilidad dada la prevalencia de asesinatos políticos en la historia de Estados Unidos.
“En todo caso, cualquier persona que hubiera hecho esta misma alusión habría terminado en la parte trasera de un coche de policía, interrogado por los servicios secretos”, agregó.
Pues muchos entendieron esta frase como un incentivo, o al menos, una alusión para matar a Hillary.
‘Esto no es una broma’
A pesar de las declaraciones del equipo de Trump, la prensa, en su conjunto, no termina de estar cómoda con su última controversia.
Pero como de costumbre, Donald Trump se dirigió a Fox News –un espacio considerado afín al Partido Republicano, y especialmente amable con Trump- para decir que todo esto era, una vez más, “el fallo de los medios deshonestos” que pusieron fuera de lugar sus ideas.
“Las personas de la Segunda Enmienda son un movimiento muy fuerte, un movimiento político. Y Hillary quiere arrebatarles sus armas. Ella quiere dejar indefensas sus casas. No existe otra interpretación posible”.
Medios de comunicación menos pacientes con la campaña cada vez más inquietante, del candidato republicano hacen un análisis más sobrio de la interpretación.
Cuando las consecuencias de “sugerir” una acción similar en un país donde las armas pueden ser fácilmente adquiridas y en el cual se está experimentando un período de fusilamientos en masa, puede desencadenar un resultado peligroso.
El más peligroso de la historia
La candidata no reaccionó ante la provocación, más que a través de su cuenta en Twitter: “una persona que quiere ser presidente de Estados Unidos no debe pensar que la violencia es una opción”.
Y otros, mucho más acostumbrados a la retórica provocativa de Trump, se apresuraron a responderle. El jefe de campaña de Clinton, Robby Mook, calificó de “peligrosas” las palabras del candidato republicano y la senadora demócrata, Elizabeth Warren – que estuvo muy cerca de ser la compañera de fórmula de Clinton -, insultó al republicano a través de Twitter:
“Donald Trump hace amenazas de muerte porque es un cobarde patético que no puede soportar el hecho de perder frente a una chica”.
Y aunque dos días antes de presentarse en Carolina del Norte, Trump había presentado en Detroit un programa económico que proporcionaba “el mayor recorte de impuestos en la historia reciente de Estados Unidos”, su “gran discurso” quedó relegado detrás de su nueva controversia y de las deserciones en el bando republicano.
Después de que el grupo de 50 republicanos ocupando cargos importantes en el aparato de seguridad nacional de Estados Unidos, denunciara este lunes la ignorancia y la incompetencia de
Donald Trump en una carta abierta publicada por el New York Times, fue la senadora de Maine, Susan Collins, quien se separó del candidato de su partido.
En el Senado, de 54 republicanos, seis han juzgado a Donald Trump como “demasiado peligroso” para ser presidente. Y de acuerdo con ellos, podría llegar a ser “el presidente más peligroso en la historia estadounidense”.
Pero como en cada derrape controlado de Donald Trump, su equipo de campaña evitó hablar sobre el fondo de sus declaraciones, jurando que la sentencia había sido mal interpretada, y que “todo parecía una broma”, pero que la prensa “carecía de sentido del humor”.