Enrique Peñalosa gobernó la ciudad de Bogotá hace 15 años (1998-2000) y desde entonces ha buscado regresar a esa alcaldía varias veces. Después de muchos intentos fallidos, finalmente logró su objetivo.
El representante de la alianza Recuperemos Bogotá se quedó con 33 por ciento de los votos superando así a Rafael Pardo, candidato oficialista y a Clara López, representante del partido Polo Democrático Alternativo.
López, candidata de izquierda dejó ir 12 años de dominio de su partido en la capital colombiana.
¿Qué se espera del nuevo alcalde?
No a la presidencia
A horas de haberse anunciado los resultados de la elección y mientras era vitoreado por sus seguidores, se escuchó un “¡Peñalosa para Presidente!” de entre la multitud.
El recién electo alcalde de Bogotá escuchó el grito e interrumpió la celebración diciendo: “No, cero presidencia. A mí solo me interesa ser alcalde con todo corazón y nada más”.
Desde que gobernó la ciudad a finales de los noventa, su negativa a contender por la presidencia ha sido una constante en su discurso, pero ha participado en dos elecciones presidenciales.
Esa falta de congruencia en sus aspiraciones provoca que no se le descarte de la carrera por la silla del poder ejecutivo.
Bogotá no es sólo la capital, sino que la alcaldía se considera el segundo cargo más importante del país. Esto, aunado a la ideología de centro-derecha que promueve Peñalosa lo hacen un candidato atractivo para continuar el “urbismo” una vez que haya que reemplazar a Juan Manuel Santos.
Movilidad
Peñalosa ha confirmado que la seguridad es una de sus prioridades. La otra, a la que el alcalde considera tan importante como la anterior, es garantizar la movilidad sostenible de la ciudad.
Fuentes cercanas al ahora alcalde y analistas colombianos coinciden en que el representante de Recuperemos Bogotá tiene un objetivo, que para algunos raya en la obsesión, de lograr construir la ciudad moderna que tiene en la mente desde 1997.
Para Peñalosa la Bogotá del futuro es una ciudad totalmente sostenible, donde reinen las vías peatonales, los espacios públicos bien diseñados, el transporte público de calidad y las ciclo vías. Un lugar donde la ciudadanía se apropie de las calles y se debilite el uso del automóvil.
La perseverancia de Peñalosa con respecto a convertir a Bogotá en una ciudad móvil es vista como una meta progresista pero, según sus detractores puede ser también su talón de Aquiles.
Esto debido a que otros temas urgentes, incluyendo la seguridad, pueden perder prioridad mientras el nuevo alcalde trata de materializar la ciudad de sus sueños.