Los políticos de izquierda más innovadores son normalmente tachados de radicales. Radical es una palabra con una connotación negativa y a los señalados como tales se les tacha de rebeldes, locos y peligrosos que atentan contra las buenas costumbres y el statu quo.
Pero políticos radicales de la actualidad como Bernie Sanders en Estados Unidos y Jeremy Corbyn en el Reino Unido (RU) – dos países bastiones del imperialismo occidental – han generado entusiasmo y esperanza para renovar las gastadas formas políticas de sus gobiernos.
En el RU, Jeremy Corbyn causó sensación en las bases laboristas que lo eligieron como líder y sorprendió a sus detractores, quienes lo consideran un chiste poco realista.
El reconocido escritor Martin Amis escribió una dura crítica vapuleando el marxismo anacrónico de Corbyn y lo acusó de ser un político rancio sin sentido del humor.
Duncan Taylor, el actual embajador del RU en México desestimó las protestas de Corbyn durante la visita de Enrique Peña Nieto a Londres infiriendo que se trataba de un político sin relevancia. Esto antes de que Corbyn lograra el liderazgo laborista.
Pero lo más duro para Corbyn, es que los miembros más relevantes de su partido, como el ex premier Tony Blair tampoco están de acuerdo con su liderazgo y lo han puesto al borde del fracaso.
Corbyn y The Guardian
Jeremy Corbyn ha hecho caso de una reciente encuesta del periódico británico The Guardian y ha decidido renovar su partido con base en los militantes que sí lo apoyan.
The Guardian entrevistó a secretarias, oficinistas y otros miembros del partido laborista en 632 circunscripciones en Inglaterra, Escocia y Gales.
Los resultados evidenciaron que la llegada de Corbyn al partido ha revivido el activismo político de los laboristas que se habían dado por vencidos con políticos que traicionaban sus ideales al llegar a Whitehall o al No. 10 de Downing Street.
Siguen existiendo muchas dudas sobre si Corbyn puede llegar a ser un buen primer ministro, pero el apoyo incondicional de las bases de su partido sugiere que no caerá tan fácil como los parlamentarios que buscaban un “coup”.
Es tiempo de escuchar a los ‘locos’
Hace 100 años las mujeres no tenían derecho al voto. En el siglo XIX la esclavitud era legal. Y todos los que proponían abolir esas leyes eran tachados de radicales.
Los cambios fueron lentos. Los liberales moderados tuvieron que hacer concesiones con los conservadores. Pero en el proceso miles de inocentes sufrieron por políticas erróneas que en ese entonces eran consideradas la norma.
En la actualidad, Jeremy Corbyn ha desatado el debate alrededor de los mitos sobre las armas nucleares y su supuesto efecto disuasivo para proteger al Reino Unido de sus enemigos.
Corbyn no cree en las armas nucleares y quiere hacer de esta visión una política en su partido. Varios laboristas ya amenazaron con renunciar si esto sucede y lo acusaron de traidor.
El argumento del líder laborista no sólo tiene que ver con una cuestión moral, sino también con una económica, pues considera que todo el mundo sabe que las armas nucleares jamás se utilizarán, a menos que alguien considere como opción la desaparición de la raza humana.