Los casos de COVID-19 están aumentando en Estados Unidos y la situación podría agravarse en los próximos meses, advirtieron funcionarios federales de salud el miércoles al exhortar a las zonas más afectadas a considerar volver a implementar el uso de mascarillas en espacios cerrados.
El incremento de contagios y hospitalizaciones ha puesto a más zonas del país en la situación que requiere el uso de mascarillas y otras precauciones contra el contagio, de acuerdo con la guía de los Centros de Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés).
Actualmente, alrededor de una tercera parte de la población estadounidense vive en zonas que son consideradas de alto riesgo, la mayoría de ellas en el noreste y centro norte del país. Esas son las zonas en las que la gente ya debería estar considerando portar mascarillas en espacios cerrados, pero los estadounidenses de otras partes también deben de empezar a tomar nota, señalaron las autoridades.
“Aumentos anteriores de contagios en las distintas olas han demostrado que esto atraviesa el país”, dijo la directora de los CDC, la doctora Rochelle Walensky, en una conferencia de prensa en la Casa Blanca.
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En un número creciente de zonas, “exhortamos a las autoridades locales a promover el empleo de estrategias preventivas, tales como el empleo de mascarillas en ambientes públicos cerrados y aumentar el acceso a pruebas y tratamientos”, añadió.
Pero los funcionarios se mostraron cautos en cuanto a los pronósticos, ya que el agravamiento de la pandemia dependerá, dijeron, de diversos factores, como hasta qué punto los contagios anteriores protegerán a la gente de las nuevas variantes.
La semana pasada, el coordinador de la Casa Blanca para la respuesta al COVID-19, el doctor Ashish Jha, dijo en una entrevista con The Associated Press que, si el Congreso no aprueba pronto más fondos para vacunas y tratamientos, la vulnerabilidad del país irá en aumento.
Jha advirtió que, sin los fondos adicionales, habrá “pérdida innecesaria de vidas” en el otoño e invierno cuando se acaben los tratamientos.
Agregó que los fabricantes de pruebas han empezado a cerrar plantas y a despedir trabajadores, y en las próximas semanas empezarán a vender equipos y a prepararse para dejar el negocio de fabricación de pruebas a menos que el gobierno tenga dinero para comprarlos, como lo hizo con los millones de test que ha enviado gratis a las familias que lo han solicitado.
Esto haría que Estados Unidos dependiera de otros países para el suministro de pruebas, con el consiguiente riesgo de escasez durante una oleada, advirtió Jha. Alrededor de 8,5 millones de hogares hicieron pedidos para el último lote de 8 pruebas gratuitas desde que se abrieron los pedidos el lunes, añadió Jha.
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La pandemia lleva ya dos años y medio. Y en Estados Unidos se han producido —según cómo se cuente— cinco oleadas de COVID-19 durante ese tiempo, y las últimas han sido impulsadas por variantes del coronavirus. Una quinta oleada se produjo principalmente en diciembre y enero, causada por la variante ómicron.
La variante ómicron se extendió con mucha más facilidad que las versiones anteriores.
A algunos expertos les preocupa que el país esté viendo ahora signos de una sexta oleada, impulsada por una subvariante de ómicron. El miércoles, Walensky señaló un aumento constante de los casos de COVID-19 en las últimas cinco semanas, incluido un aumento del 26% a nivel nacional en la última semana.
Las hospitalizaciones también están aumentando, un 19% en la última semana, aunque siguen siendo mucho más bajas que durante la oleada impulsada por ómicron, dijo.
A finales de febrero, cuando esa ola estaba disminuyendo, los CDC publicaron un nuevo conjunto de medidas para las comunidades en las que el COVID-19 estaba disminuyendo, centrándose menos en los resultados positivos de las pruebas y más en lo que ocurre en los hospitales.
Walensky dijo que más del 32% del país vive actualmente en una zona con niveles comunitarios de COVID-19 medios o altos, un umbral en el que los CDC recomiendan que se porten mascarillas y se implementen otras medidas de mitigación.