Mientras la pobreza mantiene una tendencia a la baja, la obesidad va en sentido contrario. En las últimas dos semanas el Banco Mundial (BM) lanzó esta buena y esta mala noticia.
La buena es que “estamos en un momento auspicioso de la historia, en el que los éxitos de pasadas décadas y un panorama económico crecientemente favorable se combinan para darles a los países en vías de desarrollo una oportunidad –por primera vez- de acabar con la extrema pobreza en una generación”, según dijo Jim Yong Kim, presidente del BM.
La mala es que América Latina tiene cada vez más personas obesas, y la tendencia es a que este grupo será tres veces mayor en 2030 de lo que era en 2005, de acuerdo a sus estimaciones.
El buen augurio en cuanto a la erradicación de la pobreza no solo fue anunciado por el organismo. La posibilidad también fue expuesta por Bono –activista y vocalista de U2– el pasado 18 de marzo en una conferencia para TED.
Incluso su declaración fue más prometedora, pues según él para 2023 la tasa de pobreza llegaría a cero, partiendo de que el número de personas que viven bajo pobreza extrema se ha reducido de 43 por ciento de la población mundial en 1990 a 33 por ciento en 2000 y luego a 21 por ciento en 2010.
Aunque son meras estimaciones, la tendencia ahí está. Pero no sucede igual con la obesidad. Aquí el panorama es oscuro, ya que ni siquiera la retórica es positiva.
Castigos con ‘sobrepeso’
Según el informe Food Price Watch del Banco Mundial, en 2008, la cifra de adultos con sobrepeso era de mil 460 millones, de los cuales 508 millones eran obesos.
Agrega que incluso las proyecciones más conservadoras predicen cantidades impactantes si se mantienen las tendencias actuales: dos mil 160 millones de adultos con sobrepeso y mil 120 millones de obesos en 2030.
Específicamente en América Latina, el número de obesos pasará de 60 millones que había en 2005 a 191 millones para el 2030.
El organismo además se muestra preocupado por la falta de atención que reciben el sobrepeso y la obesidad que “son los principales factores de riesgo de causar diabetes, enfermedades cardiovasculares, hipertensión y otras afecciones que, en última instancia, están asociadas con la muerte prematura”.