Al menos 64 por ciento de los venezolanos perdieron un promedio de 11 kilos de peso por falta de acceso a alimentos, reveló una encuesta elaborada por las principales universidades de ese país sudamericano.
De acuerdo con la Encuesta sobre Condiciones de Vida en Venezuela (Encovi), aplicada en seis mil 168 hogares de esa nación, 90 por ciento de las personas consultadas consideró que su ingreso es insuficiente para comprar los alimentos necesarios.
La médica Marianella Herrera, de la Universidad Central de Venezuela, encargada de presentar el estudio, explicó que 61 por ciento de los encuestados reveló que se había ido a dormir con hambre porque no contaba con comida suficiente.
De acuerdo con la encuesta, que se aplica anualmente desde hace cuatro años, 63 por ciento de las personas ha practicado la “estrategia” de hacer rendir los alimentos en el hogar al eliminar comidas o recortar las porciones en los platos.
“Hay un 20 por ciento que no desayuna y las meriendas están prácticamente eliminadas” mientras que 70 por ciento dice que no les alcanza para comprar comida saludable y balanceada, detalló.
En definitiva, 80 por ciento de los hogares presenta algún grado de inseguridad alimentaria, lo que significa que se han identificado con tres o más de las variables anteriores que tienen que ver con acceso, costo o calidad, expuso la especialista, que cuenta con un posgrado en Nutrición de la Clínica de la Universidad Simón Bolívar.
“Tenemos reportes dramáticos de madres decidiendo a cuál niño es que va a alimentar hoy”, alertó.
La Encovi fue elaborada con información obtenida entre los meses de julio y septiembre de 2017 por lo que los investigadores precisaron que los resultados no reflejan el efecto que la hiperinflación, iniciada en octubre, provocó en los venezolanos.
En opinión de Marianella Herrera, los venezolanos están perdiendo el sentido de lo que es una comida completa, pues frecuentemente los platos carecen de balance nutricional.
“La dieta tradicional continúa perdiendo cantidad y calidad, destaca la disminución del aporte de harina de maíz y la que se expende en su mayoría es importada y no está enriquecida tal cual exigen las regulaciones nacionales que solían ser sumamente rigurosas”.
Actualmente se observa una desmejoría en la calidad de los productos que está consumiendo la población, además de que “la dieta se centra en arroz, maíz, harina de trigo y tubérculos”, mientras que las fuentes de hierro y otros micronutrientes se han reducido, puntualizó.