El presidente Hugo Chávez murió ayer a las 16:25 horas, tiempo de Venezuela, después de una larga batalla contra el cáncer, enfermedad que se agravó en los últimos tres meses de su vida.
El 11 de diciembre de 2012 fue intervenido quirúrgicamente por cuarta ocasión, un mal augurio de que su padecimiento era más grave de lo que el mismo chavismo quería aceptar, pues días antes, el 29 de noviembre, el vicepresidente Nicolás Maduro aseguró que Chávez se encontraba “muy bien”.
Con las elecciones en puerta para elegir al sucesor del comandante, surgen muchos cuestionamientos acerca de quién tomará la estafeta vacante.
En entrevista para Reporte Indigo desde Caracas, Rafael Uzcátegui, sociólogo por la Universidad Central de Venezuela y director de investigación de la organización de defensa de derechos humanos PROVEA, explica hacia dónde se enfila una Venezuela en estos días inciertos.
Hoy, los venezolanos se despiertan en un día atípico que ya se veía venir: una Venezuela sin Chávez.
El trono chavista está vacío
Diosdado Cabello, Nicolás Maduro y Elías Jaua son los tres candidatos que suenan para encabezar el chavismo, explica Uzcátegui.
Cabello es el actual presidente de la Asamblea Nacional, tiene formación militar, está ligado al sector económico y al crecimiento de lo que en Venezuela se ha denominado la “burguesía bolivariana”. El sociólogo lo califica como un socialdemócrata pragmático.
En cambio Nicolás Maduro, quien Chávez pidió apoyar electoralmente en caso de que él faltara, es para el autor un político radical y un burócrata del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV).
El candidato con menores posibilidades sería Elías Jaua, ahora ministro de Relaciones Exteriores y representaría los sectores más radicales.
“Es un socialista revolucionario, en la zona más extrema del panorama político. Viene de una reconocida carrera como dirigente estudiantil y tiene contactos con ese chavismo de calle”.
Jaua perdió la candidatura para gobernar el estado de Miranda contra Henrique Capriles en 2012, el candidato más fuerte de la oposición que se enfrentó a Chávez en las elecciones presidenciales del 7 de octubre pasado. Esto eclipsó su protagonismo y mostró un descontento con la burocracia del PSUV.
“Es significativo el dato de que en las elecciones regionales el chavismo perdió más de cuatro millones de votos, las primeras elecciones sin la participación activa y protagónica del presidente Chávez, que siempre había acompañado todas las candidaturas regionales”.
“La cantidad de protestas que hay en el país te demuestran que hay una molestia con la acción gubernamental pero la reacción que tiene la gente con el presidente Chávez es muy intensa y no es transferible para ninguno de sus seguidores o para las personas de su confianza”.
Uzcátegui lo atribuye a que durante estos años el difunto presidente se dedicó a eclipsar los liderazgos intermedios.
Esta “unidad incontestable de su figura” que en algún momento fue su principal fortaleza, ante su ausencia se convierte en su principal debilidad.
Maduro no tiene contacto con el chavismo popular y aún no se ve como un líder afianzado en la ciudadanía a pesar de la campaña para posicionarlo, en marcha desde diciembre.
“La gente tiene una relación con el presidente Chávez y no se identifican a sí mismos como socialistas, sino como chavistas”, explica el sociólogo.
Por otra parte, cree que a Cabello le interesa ser un operador político detrás de bambalinas. “Es una persona que puede ser el principal negociante con la oposición”.
El autor califica a Cabello como una figura “pragmática”, que buscará extender la continuidad el mayor tiempo posible, ya que eso implicaría perpetuar los beneficios de esta nueva clase económica que se ha formado bajo el gobierno del presidente Chávez y de los sectores militares.
Asegura: “No creo que tenga apetitos personales de ser presidente. Creo que hay conciencia entre el movimiento bolivariano de lo difícil que es ser el continuador de la figura y del proyecto político del presidente Chávez en su ausencia”.
Posibilidades de la oposición
“El chavismo va a permanecer como una suerte de religiosidad popular. Venezuela es un país caribeño y por lo tanto tiene un sincretismo religioso muy importante, que ha utilizado el presidente Chávez.
“El chavismo popular piensa que Chávez es fruto de una profecía que va a continuar el trabajo de Simón Bolívar, tiene muchos aspectos carismáticos, emocionales y cuasireligiosos”.
Con estos antecedentes, detalla Uzcátegui, el comandante quedaría en el imaginario popular como una religiosidad con características políticas.
En los comicios del año pasado, la oposición perdió gubernaturas importantes y liderazgo.
Ello se debe, según el autor, a que muchos de sus voceros no han comprendido lo que ha significado la figura de Hugo Chávez y su relación con la sociedad.
“Paradójicamente creo que la oposición tendría mayores oportunidades si las elecciones se postergan después de la desaparición del presidente”.
Si estos comicios se extienden demasiado y el recuerdo del presidente Chávez comienza a dilatarse, hay menores posibilidades de que el chavismo sea reelecto, asegura el especialista.
¿Quién llenará el hueco que dejó el carismático presidente, convertido ya en una figura emblemática de su país y de muchas partes del mundo.