La búsqueda por pertenecer a un grupo durante los años de adolescencia resulta esencial para la convivencia en sociedad, así como para la configuración de la personalidad; sin embargo, embonar en un grupo supremacista blanco no es la mejor señal de que brillaras en sociedad.
Es así como socializaba Nikola Cruz de 19 años, quien entró el miércoles con un fusil semiautomático AR-15 a la Escuela Secundaria Marjory Stoneman Douglas en Parkland, Broward, y perpetró la tercer peor masacre en un centro educativo de Estados Unidos desde que Adam Lanza masacró a 20 niños en una primaria en Sandy Hook en 2012.
De acuerdo a Jordan Jareb, líder del grupo supremacista Republic of Florida white supremacist militia, Cruz formaba parte de la organización y habría participado en simulacros paramilitares; sin embargo Jareb deslinda a la asociación de este acto criminal en el que afirma que el joven de 19 años actuó por su cuenta y bajo su responsabilidad.
Los testimonios de compañeros y maestros describen a Nikolas Cruz como un chico violento, con pocos amigos, con afinidad por las armas, vendía cuchillos en una lonchera, publicaba en Instagram sobre pistolas, y mataba animales, “un chico problema” que no encajaba en el mundo adolescente y de quien muchos temían iniciara un tiroteo.
En el ojo del huracán por la crisis de actos violentos en Estados Unidos, Donald Trump decide que el foco de la atención debe dirigirse a la salud mental del autor material de uno de los ataques más sanguinarios de la historia del país y no a la regulación de venta de armas, cuando paradójicamente fue él quien inhabilitó la regulación para evitar la venta de armas a personas con discapacidades mentales promovida en la administración de Obama.
So many signs that the Florida shooter was mentally disturbed, even expelled from school for bad and erratic behavior. Neighbors and classmates knew he was a big problem. Must always report such instances to authorities, again and again!
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) February 15, 2018
Mexicano, entre las víctimas
Entre las víctimas mortales del tiroteo se encuentran dos jóvenes latinos: el mexicano Martín Duque de 14 años, quien recientemente ingresó a high school en donde cursaba noveno grado y el joven venezolano Joaquín Oliver de 17 años.
El Consulado de México en Miami mantiene abierta una línea de asistencia y protección consular para familiares y amigos de mexicanos que pudieran resultar afectados por el incidente.