La “tierra santa” es otra vez escenario de violencia y conflicto.
Israel decidió ayer cerrar la Explanada de las Mezquitas, un lugar que los judíos conocen como Templo del Monte y que ambos grupos se disputan en el Viejo Jerusalén.
Este cierre, que no sucedía desde 1967, ocurrió como represalia a un intento de asesinato contra Yehuda Glick, un rabino radical de la extrema derecha nacionalista israelí.
El presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Mahmud Abás, interpretó la jugada del Gobierno del primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, como una declaración de guerra, pues se trata del tercer sitio más venerado para el islam.
Tras el cerco, en las calles se observaron choques e intentos de linchamientos entre judíos y musulmanes.
Ante la presión, Netanyahu decidió que reabriría el lugar hoy, para que los musulmanes acudan a rezar, pero que aumentaría el número de fuerzas de seguridad en la zona.
“Es la primera vez que el santuario está cerrado para los que rezan. No podemos entender esta escalada de las autoridades israelíes contra nuestros lugares sagrados”, expresó a El Mundo el jeque Azam Tamimi, responsable religioso de la explanada.
“Es un paso muy peligroso que solo añade gasolina a la pira que ha comenzado a arder en la ciudad vieja”.
Violenta tensión
Netanyahu defendió su decisión al argumentar que era para preservar el statu quo de la ciudad y evitar otros choques, pero analistas estiman que esto podría agudizar el extremismo religioso que se vive en la zona.
“Impedir que los feligreses recen es una política irracional, porque desata la violencia y el odio”, dijo a The New York Times Abu al-Leil, experto en las leyes del Islam.
“Es muy difícil aceptar esta situación. La violencia estallará pronto”.
Este es el incidente más notorio desde el fin del operativo israelí “Margen Protector”, que dejó más de 2 mil 200 palestinos muertos en Gaza y más de 70 israelíes.
Un europeo reconoce Palestina
Otro hecho que irritó al Gobierno de Israel fue el reconocimiento público de Suecia al derecho de Palestina de ser un Estado libre y soberano.
Gracias a su nuevo gobierno de centroizquierda, Suecia se convirtió ayer en el primer país miembro de la Unión Europea (UE) en tomar esta decisión, un hecho calificado de “valiente” por el presidente de Palestina, Mahmud Abás, pero “deplorable” para Israel.
“Nuestro Gobierno considera que los criterios del Derecho Internacional para el reconocimiento del Estado de Palestina se cumplen: un territorio que, pese a no tener fronteras fijas, cuenta con una población y un gobierno”, manifestó la ministra de Relaciones Exteriores sueca, Margot Wallstrom.
Con esta decisión, el Gobierno sueco espera impulsar el debate en toda la UE, que ha endurecido su postura contra Israel desde los bombardeos a Gaza de este año, que dejaron cientos de civiles muertos.