Zancadilla a migrantes
La Unión Europea (UE) sostuvo una reunión de emergencia para replantear su estrategia con respecto a la crisis de refugiados y tratar de controlarla. Las propuestas fueron claras, pero la implementación se percibe complicada.
Sergio Almazán
La Unión Europea (UE) sostuvo una reunión de emergencia para replantear su estrategia con respecto a la crisis de refugiados y tratar de controlarla. Las propuestas fueron claras, pero la implementación se percibe complicada.
Durante la cumbre, los países que apoyan la repartición de más de 120 mil refugiados pidieron enviar más equipos de apoyo a todos los puntos de acceso; restablecer el libre movimiento en toda la zona Shengen; emitir advertencias a los 19 estados miembros que no han respetado los procedimientos de asilo; y la aprobación de un paquete adicional de 1.7 mil millones de euros para abordar la crisis.
La cumbre extraordinaria, a la que asistieron jefes de Estado de todo el continente, también enfocó la discusión en permitir un escaneo más rápido en las fronteras del sur y en ayudar a países de los Balcanes y el Medio Oriente para que los refugiados puedan ir ahí y evitar que más gente llegue a Europa.
De los fondos propuestos, mil millones de euros irían directamente a Turquía y el resto se destinaría a las agencias de asilo, así como a policías y organizaciones fronterizas.
La tragedia humana de los refugiados sirios resonó en toda Europa. Bajo el liderazgo de Alemania, la UE acordó hace unas semanas abrir sus fronteras y repartirse equitativamente a los migrantes. Pero no todos los países están contentos con la decisión y varios se quejan de esta decisión, a la que definen como “forzada”.
Hungría, por ejemplo, acusó al gobierno de Ángela Merkel de promover un “imperialismo moral”.
La crisis migratoria más grandes de los últimos tiempos ha dividido opiniones y ayer se vivió tensión durante la reunión de emergencia en Bruselas.
Les ponen el pie
Ya desde antes de la cumbre, el escándalo de Petra Laszlo, la periodista húngara que intentó detener a patadas a varios refugiados sirios, evidenció un sentir más generalizado.
Aunque Laszlo se ha disculpado, es claro que la camarógrafa húngara no está sola en su intento por detener la migración masiva de sirios a Europa. El martes pasado su país, la República Checa, Eslovaquia y Rumania votaron en contra de imponer cuotas obligatorias de inmigrantes antes de la reunión de emergencia en Bruselas.
Polonia por su parte– país de origen de Donald Tusk, actual presidente del Consejo Europeo-, no estuvo de acuerdo con sus aliados regionales y se puso del lado de la visión franco-alemana de abrir fronteras.
Organizaciones no gubernamentales y especialistas en migración han acogido la decisión de la UE de repartirse a los migrantes proporcionalmente, pero todavía falta ver si la reunión de emergencia de ayer será suficiente para controlar el problema.
Hoy es evidente que esta crisis será difícil de superar y las decisiones que se han tomado en el seno de la UE están dividiendo al continente.
Los otros malos vecinos
¿Por qué los refugiados sirios no buscan asilo en los países ricos del Golfo Pérsico y por qué estas naciones no hacen más por sus vecinos en desgracia?
Los casi 4 millones de personas que han huido del conflicto armado en Siria se han mudado a campos para desplazados en Turquía, Jordania y Líbano.
Miles siguen intentando llegar a Europa, un lugar que resulta más atractivo para los sirios por la posibilidad de pedir asilo y registrarse como refugiados. Piensan que de conseguir ese estatus, podrán obtener empleos y rehacer sus vidas.
El problema con los países ricos del Medio Oriente es que no reconocen el estatus de refugiado. Algunos sirios han llegado a países como Qatar, pero solo obtienen visas de turista.
Los países del Golfo no han firmado convenciones internacionales para proteger los derechos de los refugiados. Expertos aseguran que si esto cambia, también podrían cambiar las rutas y destinos elegidos por los migrantes.
Además el número de migrantes excede, en lugares como Arabia Saudita u Omán, al número de habitantes nativos en el total de la población. Por lo tanto, es poco probable que estos países cambien su actual política migratoria.
Aunque, al igual que en Europa, no todos los vecinos son indiferentes. Kuwait y los Emiratos Árabes Unidos, por ejemplo, se encuentra entre los 10 países que han donado más recursos para ayudar a los refugiados sirios.