Dos grandes dominadores, cada uno a su manera, se roban los reflectores en este 2014. Madison Bumgarner, que debió comprarse este años apenas su primer traje para un homenaje que le realizaron en Grandes Ligas, y Roger Federer, que a sus 33 años regresó al “Top 2” del tenis cuando muchos lo daban por acabado.
Alimentando caballos
Al finalizar la temporada 2014 el pasado mes de octubre, Madison Bumgarner se refugia en su granja allá en Carolina del Norte. Cada mañana se levanta antes del amanecer a dar de comer a sus caballos y burros, el pitcher más dominador de Grandes Ligas, con un contrato de 59 millones de dólares, compró la semana pasada su primer traje y corbata para asistir a la ceremonia en que fue homenajeado como el Deportista del Año.
Madison, de 25 años de edad, es hoy el mejor lanzador del planeta, el doble MVP (Jugador Más Valioso) en temporada regular y en la Serie Mundial, tirando lumbre por 270 innings en 40 salidas en temporada regular, encabezando a los Gigantes de San Francisco a los playoffs y ahí erigirse como el más grande en la historia de la postemporada, tirando 52 entradas y dos tercios, ponchando a 45 bateadores, incluyendo ese dominio impresionante en cada una de sus tres salidas en la Serie Mundial, en la que derrotan a los Kansas City Royals con tres salidas tremendas de las que dos fueron blanqueadas, y ese relevo inolvidable en el séptimo juego arrebatando, sin proponérselo, el MVP de la Serie Mundial.
Al estilo Koufax
A sus 25 años, ha participado en cinco play offs con los Gigantes, algo que solo había hecho a esa edad vida blue, solo que el zurdo Madison luce ya tres anillos de Serie Mundial, sus números y su dominio al lanzar son comparables ya con el más grande de todos los zurdos de la historia, Sandy Koufax, y con el derecho de los Cardenales de San Luis, Bob Gibson.
El paralelismo con el Gran Koufax es enorme, ambos hombres acostumbrados a luchar en silencio y desde abajo, sin necesidad de aspavientos y reflectores, por el contrario, siempre los han evitado.
Tierras cherokees y barrios judios
Madison creció en las pequeñas poblaciones de las heladas montañas de Carolina del Norte, tierra de las tribus Cherokees que aún viven en aquellas tierras que solo entregan frutos a quienes las trabajan duro.
Su primer viaje fuera de aquella zona fue a Scotsdale, Arizona, al ser reclutado como el número 10 del draft del 2007, a sus 18 años apenas saliendo del High School.
Las tres primeras semanas fueron un suplicio para el joven Madison que todos los días llamaba a casa diciéndole a su madre y a su abuelo que el beisbol no era para él, que regresaría a la vida apacible en casa. Su padre y abuelo materno lo animaron a no claudicar, la angustia terminó en aquella primavera cuando regresa a casa para casarse con su novia de siempre, Ali, su apoyo incondicional, con quién viaja a San Francisco enfrentando juntos el frenético mundo de Grandes Ligas.
Sandy Koufax por el contrario creció en el agresivo mundo de los barrios del Bronx de Nueva York, más aún siendo judío por los temas de agresión y discriminación de los años 50.
Sandy salió muy joven “scouteado” por los Dodgers, entonces en Brooklyn, y unos meses después trasladándose a Los Ángeles en donde, después de muchos problemas de adaptación y por aquella Serie Mundial del 65, cuando no quiso lanzar por coincidir el día de arranque de la Serie Mundial con el Yom Kippur, soportando las presiones aun y a pesar de llegar como el ganador de todo en la temporada regular, para alzarse con tres salidas y dos victorias en aquella Serie Mundial, dominador absoluto. Hasta hoy cada vez que aparece un zurdo dominador y ganador, lo comparamos con el referente Sandi Koufax.
‘Nadie me va a retirar’
Paralelo en el tiempo, Roger Federer, “El Maestro”, apura sus múltiples compromisos sociales y comerciales para disfrutar las fiestas de fin de año en Basel, Suiza, al lado de sus dos pares de gemelos y su esposa Mirka, a quién conoció en el circuito profesional de tenis y que debió retirarse en 2002 por una lesión en la pierna.
Después de una temporada de ensueño en la que se reinventa, recuperando su sitio en el “TOP 2” del tenis mundial cuando muchos, muchísimos lo daban por muerto, tenísticamente hablando, después de un año 2013 en el que el tobogán con caída vertical parecía no tener fin, a sus 33 años, Roger no tenía nada qué demostrarle a nadie. A pesar de esto se mantenía en el circuito torneo tras torneo, aquella eliminación temprana en Wimbledon, aquella sequía de resultados, apuntaban para un retiro más que digno como uno de los más grandes de todos los tiempos, sin embargo…
Ni la gloria ni el dinero
Roger Federer ha dicho que se mantiene en el circuito de la ATP por la pasión por este deporte y la competencia que conlleva a ese nivel. “Nadie me va a retirar”, ha dicho el “Maestro”, yo sabré cuándo hacerlo.
A finales del 2013, Roger convence a quien ha sido su modelo desde sus inicios en el tenis durante su niñez allá en Suiza, el sueco Stefan Edberg, con quien coincide que para mantenerse en la pelea con todos estos jóvenes hay que adaptarse en dos temas fundamentales.
Su movilidad a los 33 años de edad ha venido a menos, cuestión natural de la edad, así que hay que contrarestar con golpes que mantengan fuerza y colocación, por lo tanto una nueva raqueta con un marco más grande, al mismo tiempo que su estilo debe ser más agresivo, arriesgando, subiendo a la red después de meter primeros servicios profundos.
El resultado en 2014 fue impresionante, ganando más juegos que nadie, 73, alcanzando su novena Final en Wimbledon y 25 en Grand Slams que pierde en cinco larguísimos sets ante el número uno Novak Djokovic.
Conduce a Suiza a ganar su primera Copa Davis en la historia de este legendario torneo después de cinco títulos, dos semifinales de Grand Slam en Australia y el U.S. Open así como la final en Wimbledon.
Finalista del Torneo de Maestros que no puede disputar ante Novak Djokovic al resentirse de la añeja lesión en la espalda, Roger recupera el “Top 2” del circuito solo por debajo de Djokovic, en un “Top 10” que solo tiene a dos jugadores arriba de los 30 años de edad: el propio Roger y David Ferrer.
¿Hay Roger Federer para rato? solo él mismo lo sabe, el retiro, cuestión de la edad que nunca perdona a nadie está cerca, aun así el que para mí es el mejor tenista de todos los tiempos, sigue disfrutando del tenis, del ir y venir de este frenético mundo, de su Fundación dedicada al apoyo de gente en estado de miseria y de la promoción del tenis a niños en estratos de pobreza, de su familia en tiempos que el mismo Roger describe como “el mejor momento de mi vida”.
Así de fácil.
Aquellas cinco entradas
Madison es un gran disciplinado, hermético, de escaso hablar con palabras pero siempre con su trabajo: “al mes de octubre hay que llegar entero, para eso se trabaja desde la pretemporada”, reflexiona el pitcher enfundado en su clásico “country look” con sus viejos jeans, camisa de franela con dibujos cuadrados sobre la playera blanca y una chamarra verde.
Esa preparación es precisamente lo que le permite lanzar con solo un par de días de descanso como relevo en la quinta entrada y hasta caer el último out en la novena del juego decisivo de la Serie Mundial del 2014, para que los GIGANTES se llevaran el tercer título en cinco años, convirtiéndose en una auténtica dinastía que nos hace olvidar las frustraciones y decepciones causadas en la fanaticada, con las implicaciones de abuso de sustancias prohibidas del máximo jonronero de todos los tiempos, BARY BONDS a quién aplaude, reconocen pero siempre con las dudas generadas por ese interminable pleito de abogados que acusan y que defienden lo indefendible, las sustancias que se metió Bonds.
Su contrato de 59 millones de dólares firmado en 2012 hasta el 2019, no lo ha hecho moverse ni un centímetro de su estilo de las montañas de Carolina, siempre sencillo, austero, muy unido a su novia de la secundaria, Ali, “a quien le debo todo” , aún sigue llamando cada día a su mamá, papá y a su muy cercano abuelo materno, que le guió en los menesteres del beisbol infantil pero, principalmente, en los del qué hacer de la vida.
Madison Bumgarner, a sus 25 años, tres anillos de Serie Mundial, Jugador Más Valioso y con números impresionantes, está perfilado a ser el gran dominador de esta época, si no, al tiempo… Así de fácil.