Acomplejados y mediocres
No acababa de recibir “Chaco” Giménez la carta que le otorga el honor de ser mexicano por naturalización, cuando se dejaron venir las voces mediocres y acomplejadas que gritan que el Tri debe ser solo para los que hemos nacido en México, como si hubiéramos mexicanos de primera y de segunda.
Para nuestra Constitución, hoy “Chaco”, Lucas Lobos, Sinha, Gabriel Caballero, por mencionar a algunos, son tan mexicanos como yo, con los mismos derechos y obligaciones, pagadores de impuestos y defensores de nuestros derechos.
Alfredo Domínguez MuroNo acababa de recibir “Chaco” Giménez la carta que le otorga el honor de ser mexicano por naturalización, cuando se dejaron venir las voces mediocres y acomplejadas que gritan que el Tri debe ser solo para los que hemos nacido en México, como si hubiéramos mexicanos de primera y de segunda.
Para nuestra Constitución, hoy “Chaco”, Lucas Lobos, Sinha, Gabriel Caballero, por mencionar a algunos, son tan mexicanos como yo, con los mismos derechos y obligaciones, pagadores de impuestos y defensores de nuestros derechos.
Es la contradicción al cubo cuando por un lado esas voces absurdamente “patrioteras”, que no patriotas, se desgarran las vestiduras al conocer la discriminación que sufren nuestros compatriotas, con y sin papeles, en algunos lugares de Estados Unidos. Insisto, el futbol y el deporte no son lo más importante en la vida política, económica, social y religiosa de una sociedad, pero como un espejo, sí es un reflejo fiel.
FIFA tiene sus reglas
El futbol profesional tiene su apartado en relación a la participación de naturalizados en selecciones nacionales y es además muy claro, aquel jugador que haya participado en un partido oficial de FIFA con una Selección Nacional, no podrá por ningún motivo jugar por otra, y con esto se evita precisamente el “comprar” talento a nivel de selecciones.
La regla es tan clara que no admite cuestionamiento y fue aprobada después que en la década de los 50, en plena post-guerra y metidos en la guerra fría de Occidente y la Europa Oriental, encabezada por la entonces Unión Soviética, se dieron casos de jugadores que huían de aquellos regímenes o toman camino a otras tierras, casos concretos Ferenc Puskás (Hungría y España) o Ladislao Kubala (Hungría, España y Checoslovaquia) o la de Alfredo Di Stéfano, uno de los más grades de todos los tiempos que nacido en Argentina, adoptó la nacionalidad española.
O la de Omar Sívori, argentino por nacimiento e italiano por adopción, después de ellos y muchos otros, FIFA toma cartas en el asunto y regula el tema.
Benito Pardo
Recordar al extraordinario jugador y mejor persona Benito Pardo, quién nacido en Galicia, emigró con su familia a sus dos años de edad, adoptando la nacionalidad mexicana casi por default. Jugadorazo que en los 70 no había quién le hiciera sombra jugando como mexicano en el Atlético Español, Puebla y Cruz Azul, sin embargo, nuestra FEMEXFUT de entonces cometió la tremenda injusticia de jamás convocarlo al TRI.
Nerym ‘Sinha’, ‘Chaco’ y Lucas Lobos
Esas voces mediocres jamás se levantaron en contra de el llamado de Nery Castillo al Tri.
Mexicano por nacimiento que emigra a Uruguay, Italia y Grecia porque su padre del mismo nombre fue un futbolista errante, jugando en México con el desaparecido Atlético Potosino, y es ahí cuando Nery viene al mundo.
Nery deshojó por mucho tiempo la margarita para tomar la nacionalidad que más le conviniera, finalmente y después de mucho rogarle, decidió jugar para México con la doble nacionalidad, en ese entonces no tenía idea de que las enchiladas fueran verdes, rojas o de mole. En cambio “Sinha”, “Chaco”, Gabriel Caballero, Federico Vilar, Lobos, por mencionar a algunos, vinieron, se quedaron, formaron o trajeron familia, echaron raíces y decidieron hacerse mexicanos por convicción y amor por nuestro país, entonces…
¿Quién es más mexicano?
Nery y su absoluto desarraigo a nuestro país o “Sinha”, “Chaco”, Caballero, Benito Pardo y su convicción y arraigo a nuestra tierra. Esta es la contradicción del mundo futbolero de hoy y de hace décadas, los que deciden enredarse en la bandera y tirarse del cerro con un “patrioterismo” enfermizo, o peor aún, los jugadores que viviendo en su zona de confort y agua calientita prefieren que se ignore al nuevo mexicano por temor a una competencia abierta.
Mis respetos a la inmigración
Viví en carne propia la discriminación de la que por muchos años fue objeto mi madre, nacida en Perú, y que a pesar de estar casada con un mexicano y tenernos a seis hijos mexicanos, su trámite duró más de 15 años, en los que esa marginación se sentía en cada trámite legal y hasta no legal.
Tuve el privilegio de estudiar en el Instituto Patria, orgullosamente jesuita, con profesores venidos de la inmigración española, despectivamente llamados “refugiados”. A ellos les debo mucho de lo que soy, mis respetos a todos aquellos que deciden unirse a nuestro México por convicción, aportando a nuestra sociedad cosas positivas.
Así las cosas pues, y regresando al “fut”, en este mundo globalizado no podemos ser una isla “patriotera”, asumamos lo que ordena nuestra constitución y el reglamento de FIFA (en ese orden), y sumemos esfuerzos, talentos y ya de una vez por todas dejemos atrás esas mediocres posturas discriminatorias y sin sentido… Así de fácil.