El OSO RUSO es acosado por la WADA y algunos Comités Olímpicos, entre ellos el de Estados Unidos, que a solo DOS semanas de su arranque, solicitan el castigo extremo de excluirlos de los Juegos de Río por los temas de dopaje que aún no reciben sentencia.
Las Federaciones Internacionales son más prudentes y vetarían casos individuales.
El Comité Olímpico Ruso acusa a su homólogo yanqui de confabulación en una guerra de potencias a la que hace velada alusión el propio presidente de Rusia, VLADIMIR PUTIN, que advierte del peligro de un deporte dividido como el de los 80, en que se dieron los boicots consecutivos del bloque Occidental, encabezado por Estados Unidos a Moscú 1980, y la respuesta de la entonces Unión Soviética y los países detrás de la llamada Cortina de Hierro, boicoteando a Los Ángeles 1984.
El COI debe hilar muy delgado, se trata de una súper potencia, el OSO RUSO acorralado es mucho más peligroso.
No hay casualidades
No parece ser coincidencia que a un par de semanas del arranque de los Olímpicos, la WADA (siglas en inglés de la Asociación Mundial Antidopaje), destape la caja de Pandora con el “Informe McLAREN” , que nada tiene que ver con los autos de F1, sino con el nombre del abogado al que contrataron para investigar a los laboratorios rusos en donde se practican los exámenes antidoping a los atletas de aquella nación.
El informe parece contundente en 312 casos puntuales en los que los atletas rusos habrían engañado en los exámenes antidopaje, pero lo curioso es que este informe señala y acusa, pero no tiene facultades de erigirse en juez, para esto está el TAS, que hará un “fast track” para poner las cosas en su lugar.
Tal parece que hay muchos interesados en que se castigue a Rusia de cualquier manera.
La nueva guerra fría
El entorno político internacional no es ajeno a este tema teóricamente deportivo.
La anexión de Crimea y la invasión de facto al sur de Ucrania se dan, no es casualidad, cuando la popularidad del presidente PUTIN alcanza altísimos niveles en su país, un par de meses después del enorme éxito de los Juegos Olímpicos de Invierno en SOCHI 2014, en donde el gobierno de Vladimir PUTIN muestra al mundo los avances de la “Nueva Rusia”, tema que pretende rubricar con el mundial de futbol del 2018.
La relación Rusia-Estados Unidos-Unión Europea vive en su nivel más frío en muchos años, no solo por el “Factor Ucrania”, sino por muchos otros desencuentros políticos, sociales y económicos. Un boicot a RÍO 2016 sería muy dañino para quien lo impulse después del ridículo de Moscú 80 y Los Ángeles 84, de ahí que el propio presidente Putin señale esa división que desde su óptica existe, o bien quiere forzar a que exista en el mundo deportivo como reflejo del reacomodo de las zonas de influencia de las potencias.
Acelerar los tiempos
No es casualidad tampoco que sea el Comité Olímpico de Estados Unidos el que encabece la exigencia al COI de expulsar a los atletas rusos de Río 2016. Tampoco el que “¡OH CASUALIDAD!”, este informe McLaren se destape a dos semanas del arranque de los Olímpicos.
NO estoy negando las evidencias de doping en algunos atletas RUSOS, el que más de 80 deportistas encabezados por YELENA ISINBAYEVA acudan al TAS, es muestra de que hay muchos atletas limpios de todo doping, de otra manera no acudirían a exponerse a una vergüenza mayor.
NO se puede generalizar y actuar con tanta prisa para castigar y expulsar a gran parte de la delegación rusa, dejando en la opinión pública mundial la etiqueta de tramposos y corruptos, y a los atletas y directivos de Estados Unidos y la Unión Europea como los “campeones de las SIETE VIRTUDES” y conste, esto apenas comienza… Así de fácil.