No es la primera ocasión que Andrés Manuel López Obrador escribe un editorial en un periódico internacional, como lo hizo este primero de mayo en The Washington Post bajo el título; Andrés Manuel López Obrador: México luchará contra las ideas de Trump.
La última vez, transcurría el 10 de agosto de 2006 y había pasado poco más de un mes desde la elección, y el país vivía una crisis política tras la impugnación de la elección por parte de AMLO y el margen tan estrecho de votos (unos 243,934 votos) que separaba al entonces candidato del PAN, Felipe Calderón, y el propio Obrador obligó a agotar todos los procesos de conteo en el Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales.
López Obrador publicó en The New York Times “Recontando nuestro camino hacia la democracia”, buscando el recuento de los votos, casilla por casilla. Sin embargo, el 5 de septiembre de 2006 el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación validó la elección y declaró a Calderón como Presidente electo de México.
En 2012, se limitó. Desde antes del arranque de las campañas electorales, Enrique Peña Nieto se veía venir como alud de tierra sobre una sociedad harta de la violencia tras la guerra contra el narco de Calderón. Y relativamente fácil, aunque con poca participación electoral, el PRI salió victorioso.
Ahora, que el alud de tierra lleva la marca AMLO el tabasqueño reaparece en un editorial de un periódico norteamericano de derechas, para escucharse -al menos en inglés- menos Peje, menos paja y más presidenciable. Cantándosela de frente al primer oponente externo de México, Donald J. Trump.
¿Pero por qué ahora?¿Por que The Washington Post?¿Cuál es el mensaje que manda?
Primero, no creo que sea la primera y última vez que volvamos a leer a Obrador en un diario internacional. Si, su estrategia de comunicación se extiende más allá de no ponerse el pie él mismo, entonces buscará foros de esta naturaleza para comenzar a generar confianza en los actores económicos y políticos internacionales. Y, por ende, a los distintos círculos empresariales de México, que a decir de algunos mejor informados, no están del todo convencidos de ver a AMLO sentado en la Silla del Águila.
Segundo, The Washington Post, hoy más que nunca representa el foro ideal para hacer un acercamiento político con el establishment político estadounidense. Ojo; político, económico y de defensa (seguridad). Eso, sin contar la guerra abierta entre el Post y la Casa Blanca.
Tercero, el mensaje es claro. López Obrador lleva kilómetros de ventaja en la contienda presidencial. No en términos de números en las encuestas, que hoy son todo menos panacea. Si no en las acciones estratégicas, y todo esto se debe principalmente a que es el único candidato seguro de un partido. Aunque los ataques cada vez más constantes a Osorio Chong dicen mucho sobre lo que dos veces presidenciable sabe y ve venir. En fin, esa es otra historia.
Por otro lado, sin dejar la retorica antistatu quo de México y las críticas al presidente Peña Nieto, el tono del mensaje pretende ser el de la madurez y objetividad política. Intentando mostrar que hoy por hoy es el único que tendría las capacidades de tender puentes sólidos con Estados Unidos (el mundo) y tomar la batuta de la agenda diplomática con aquel país. Es más, considerando retomar lo que el gobierno federal a través de Videgaray le herede en torno al TLC.
No quiero sonar como CNN, pero el tono presidenciable estuvo ahí en el Washington Post. ¿Pero por qué no lo estuvo en The New York Times?
¿Y Carlos Slim? Al tiempo.