El aumento propuesto por el gobierno estatal a cargo de Jaime Rodríguez Calderón a la tarifa del transporte público y los operativos aparentemente selectivos de la Agencia Estatal de Transporte encabezada por Noé Chávez han renovado la polarización entre los distintos actores relacionados con la movilidad.
Desde el Congreso local, los diputados tienen una postura muy similar: no es el momento de un aumento que afectaría directamente a la ciudadanía, sobre todo teniendo en cuenta las deficiencias en el servicio y las condiciones de las unidades. La percepción es que de salir adelante el aumento los regios tendrían el transporte más caro en el país y en contraste uno de los peores servicios.
Mientras tanto, hoy vence el plazo que fijaron empresas como Uber y Didi a sus conductores para registrarse en el padrón estatal, de lo contrario quedarían fuera de las aplicaciones.
Todo esto no hace más que generar incertidumbre, y la Ley de Movilidad de la entidad, tan necesaria, sigue empantanada en el legislativo. A estas alturas, esta regulación podría ser lo único que podría meter un poco de sentido común al desorden que impera en la entidad. Pero con las posturas tan encontradas, no hay para cuando.
El derroche de Fernando Villarreal
El análisis de la Cuenta Pública del ejercicio fiscal público del 2018 realizado por la Auditoria Superior del Estado, revela que el organismo público descentralizado Parque Fundidora, resultó bueno para gastar más de los ingresos que recibe, por lo que la autosustentabilidad impulsada desde el gobierno estatal ha quedado en buenas intenciones.
Esta órgano a cargo de Fernando Villarreal Palomo, gastó más de 200 millones de pesos en gastos y otras pérdidas, mientras que durante el año anterior apenas reportó ingresos por 182 millones de pesos, es decir, las cuentas no salen, pues desembolsó un monto mayor de lo que ingresó, y esto es materia de análisis y escrutinio del manejo de estos recursos.
El Parque Fundidora, depende de la secretaria de Desarrollo Sustentable, a cargo de Manuel Vital, quien debería estar enterado del estado que guardan las finanzas, pero todo apunta a que no le salen las cuentas.
Es difícil de entender que se gaste más de lo que recibe, sobre todo teniendo en cuenta los eventos masivos que se celebran en el espacio; todo lo cual abre la puerta a muchas suspicacias sobre la transparencia de los recursos, mismo que se han rehusado a transparentar.
Veremos si este lunes en la glosa por el Cuarto Informe de Gobierno, los diputados cuestionan sobre el señalamiento de la Auditoría a las finanzas del Parque Fundidora, que está lejos de ser un espacio público y con cuentas claras para la ciudadanía.