Bárbaros y cavernícolas
¿Quién sacó a la luz los datos de una casa, que nos guste o no, solamente la Sra. Angélica Rivera, con sus años de trabajo puede comprobar dichos ingresos? Aunque sabemos existe una constructora amiga y lo que posiblemente fue un pago de compromisos políticos de por medio, será algo difícil de comprobar, como lo es el enriquecimiento de todo presidente que ha tenido este país.
Alguien, claramente enemistado con el gobierno actual, está revolviendo las aguas.
Marcela Garza Aguirre¿Quién sacó a la luz los datos de una casa, que nos guste o no, solamente la Sra. Angélica Rivera, con sus años de trabajo puede comprobar dichos ingresos? Aunque sabemos existe una constructora amiga y lo que posiblemente fue un pago de compromisos políticos de por medio, será algo difícil de comprobar, como lo es el enriquecimiento de todo presidente que ha tenido este país.
Alguien, claramente enemistado con el gobierno actual, está revolviendo las aguas.
La marcha multitudinaria y mundial del 20 de noviembre fue reflejo real y auténtico de una sociedad mexicana cansada y dolida, no solo por lo ocurrido a los 43 normalistas que son la punta del iceberg, sino por la desaparición de miles de personas que forman parte de una lista, aún no publicada, de la guerra que comenzó hace ocho años.
Pero ahí, en medio del reclamo honesto, vuelven a aparecer los provocadores, con el rostro cubierto, secuestrando camiones de gas, amenazando con hacerlos explotar, aventando bombas molotov en las puertas de Palacio Nacional. Sin dar la cara, tienen un objetivo, la provocación.
Y de nuevo lo logran, ahí las fotos de granaderos, servidores públicos que seguramente no reciben la instrucción adecuada de cómo reaccionar ante estos actos, y son captados en videos y fotografías en pleno acto anárquico… “Dénles duro”, “a ver si vuelven a marchar”, como si la marcha fuera un crimen y no el único medio de reacción que tienen las democracias para hacerse escuchar.
Pero todo el problema es que somos un país inculto, mal educado, mal entrenado, mal entendido. Un país decrépito como resultado de una política de Estado antiquísima que le apostó a la educación a medias, para tener una democracia más fácil de controlar.
Hoy esta “democracia” está siendo manipulada por un grupo contrario al que representa “la institucionalidad”. Si Peña Nieto renuncia ¿quién gana? ¿quién se beneficia? Veo difícil que los que los beneficiados seamos nosotros. ¿Quién quiere llevarse el botín que siempre dejan los conflictos y las guerras?
Dicen que en el pecado se lleva la penitencia. Se apostó por un país inculto, que hoy se revela al mundo como el país de bárbaros y cavernícolas que somos.