Casino Royale: la deuda

Justo antes de escribir esta columna, y a casi dos años de la tragedia del casino Royale, me entrevistan sobre las primeras reacciones sociales en Monterrey ante el atentado del 25 de agosto.

Admito que no tengo ánimo de recordar. Esas imágenes viendo a los conductores de televisión de todas partes del mundo, narrando una historia de terror que desmanteló lo que pocos querían admitir: la red de complicidades entre autoridades y crimen organizado, en medio de una sociedad silenciada por el miedo, me angustia de nuevo. 

Indira Kempis Indira Kempis Publicado el
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Justo antes de escribir esta columna, y a casi dos años de la tragedia del casino Royale, me entrevistan sobre las primeras reacciones sociales en Monterrey ante el atentado del 25 de agosto.

Admito que no tengo ánimo de recordar. Esas imágenes viendo a los conductores de televisión de todas partes del mundo, narrando una historia de terror que desmanteló lo que pocos querían admitir: la red de complicidades entre autoridades y crimen organizado, en medio de una sociedad silenciada por el miedo, me angustia de nuevo. 

Tengo un sinsabor que apenas si me hace completar una frase sin detenerme a pensar. Me “taladra” en la cabeza que se acerca agosto y no ha pasado gran cosa. Al contrario, el suceso parece complicarse. Tan sólo mencionar que los familiares siguen a la espera de los resultados de investigaciones y, por tanto, de los autores reales del crimen.

Para seguir, hasta este momento la aseguradora AXA no ha emitido su propia postura sobre el cobro millonario del seguro que corresponde al dueño del casino Royale, Raúl Rocha, del cual por derecho sólo 5 millones serán destinados a los “terceros”, es decir, las víctimas. 

Independientemente de si lo cobró o no, es increíble que la proporción del derecho a esta reparación del daño sea ínfimo comparado con lo que va a recibir el señor Rocha. 

Por otra parte, el presidente Enrique Peña Nieto, por medio de la exdiputada Carolina Viaggio, se comprometió en campaña a darle seguimiento no sólo a este caso sino a los casos de la Guardería ABC y News Divine.  ¿Dónde están las buenas intenciones? Es una agenda pendiente porque no ha existido ninguna otra reunión, excepto una con padres de la Guardería ABC sin acuerdos. 

Y para rematar, ¿te acuerdas del memorial? Empujado por ciudadanos y familiares, se pudo poner por escrito en forma de recomendación por parte de la Comisión Estatal de Derechos Humanos, ¿qué ha pasado en este tiempo? Que todavía no se ponen de acuerdo las autoridades para saber el lugar, menos la forma. Hasta la próxima semana se reunirán para definirlo, a dos largos años el memorial está lejos de concretarse, ¿cuánto tiempo más van a esperar los deudos para tener espacio digno de la memoria?

Desde el día primero de esta tragedia, nombrada por el periodista Jorge Ramos como la mayor de los últimos años en México, sabíamos que no sería fácil esclarecer ni “llegar a las últimas consecuencias”. Porque en nuestro país la impunidad que acompaña a la injusticia a veces nos arrebata toda esperanza de que las cosas puedan cambiar su rumbo, el que ya conocemos, el que, como dice Denise Dresser, nos deja tumbados en el “país donde nada pasa”. 

Familiares han tenido que ir en esa soledad que los ha dejado la hipocresía de una sociedad que los relega porque estaban en un lugar del “pecado” –casa de apuestas- o porque eran “ricos” y a ellos no hay que defenderlos. Pero aún con tantos prejuicios absurdos, algunos se han movido para enfrentar al monstruo del sistema judicial mexicano. Y con él, a todos nosotros que estamos paralizados ante las secuelas de la guerra, que nos hemos hecho inmunes a sus consecuencias, que no volteamos a ver la deuda que tenemos hacia ellos, pero también para nosotros mismos. 

… Cierro la entrevista, me preguntan que si quiero decir algo más. Mi mirada está perdida de nuevo, me pasan las imágenes de la indignación colectiva días después en la concentración “Monterrey, dice hasta aquí”. Riño internamente con mi visión porque de todas esas personas que alzaron la voz, hoy hay pocas haciendo algo al respecto. No es reclamo, entiendo las razones, pero sin justicia y sin memoria, ¿a qué estamos jugando?, ¿a qué futuro le estamos “apostando”? La tragedia, cada día más complicada de Nuevo León, la del casino Royale, nos sigue llamando a una deuda colectiva pendiente. “No, no quiero decir algo más…”.

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