Saroo tenía cinco años cuando se extravío en una estación de trenes de la India.
Viajaba con su hermano para ayudarlo a trabajar, pero tras el largo trayecto el sueño lo venció, y necio, como los niños de su edad, decidió no dar un paso más.
Su hermano, quien no rebasaba los quince años, partió dejándolo en una banca indicando claramente que iba a regresar.
Al caer la mañana, entre el movimiento y el murmullo de la gente, el pequeño lo comenzó a buscar, abordando el tren con la esperanza de hallarlo en el mismo lugar.
Un movimiento bajo sus pies lo hizo correr, sin embargo, no alcanzaría a descender del vagón descuidado de aquella unidad.
Nadie entendía sus palabras, nadie entendía que era un niño y estaba perdido.
Tras horas de estar solo y caminar, en los túneles del transporte encontró a grupo de niños a quienes con confianza se decidió acercar. Tenían una estatura similar y seguro tendrían su edad. Nada podía pasar ya.
Entrada la noche, cuatro hombres irrumpieron en el sueño de ellos y uno a uno comenzaron a raptarlos. A diferencia de suerte de los demás, Saroo logró escapar.
Tras una serie de eventos desafortunados el pequeño logró llegar a una casa hogar y pronto, con su adopción, la vida le comenzó a cambiar.
Tenía una vida buena en Australia y sus padres adoptivos demostraban en cada acto el cariño que estaban dispuestos a dar.
Veinte años después y tras revivir la imagen de su familia en una reunión con sus amigos de la universidad, Saroo comenzó a buscar, recuerdo tras recuerdo, una madre que no recordaba con claridad.
“Lion”, la película del director australiano Garth Davis, además de estar basada en hechos reales, demuestra el conflicto social de una India abusada, donde la corrupción, la pobreza, la violencia y el tráfico de menores son un mal que late con mayor intensidad.
Si quieres conocer la historia y la travesía que tuvo que vivir Saroo para sobrevivir y encontrar a su familia, busca ‘Un camino a casa’ (por su nombre en castellano) en plataformas digitales y ¡sin filas!
