Ciudades de código abierto
Hace casi cuatro años, con algunos amigos talentosos de la maestría, presentamos un proyecto que se llamó Denuncia 2.0.
Consistía en una plataforma tecnológica para georreferenciar delitos del fuero común. El tiempo de vida del proyecto me permitió comprender un mundo de ideas que era desconocido para muchos de nosotros, pero que conforme ha ido evolucionando aporta de manera práctica herramientas que permiten la generación de conocimiento colectivo para la toma de decisiones asertivas, en la relación de los gobiernos con la ciudadanía en diversos temas públicos.
Indira KempisHace casi cuatro años, con algunos amigos talentosos de la maestría, presentamos un proyecto que se llamó Denuncia 2.0.
Consistía en una plataforma tecnológica para georreferenciar delitos del fuero común. El tiempo de vida del proyecto me permitió comprender un mundo de ideas que era desconocido para muchos de nosotros, pero que conforme ha ido evolucionando aporta de manera práctica herramientas que permiten la generación de conocimiento colectivo para la toma de decisiones asertivas, en la relación de los gobiernos con la ciudadanía en diversos temas públicos.
Este tema pertenece a una nueva generación, principalmente conformada por jóvenes.
Gente que cada día utiliza más dispositivos móviles o tienen otras dinámicas de cómo usar las tecnologías de la información y la comunicación de reciente creación.
Jorge Soto, por ejemplo, es considerado uno de los jóvenes mexicanos que ha impulsado en el mundo el uso de herramientas de internet que faciliten el registro de datos públicos, pero no sólo para conocerlos, sino para que éstos sean abiertos para la participación y colaboración ciudadana.
Eso significa que los gobiernos deben garantizar la transparencia de la información, como generar espacios de encuentro en los que los ciudadanos puedan participar en la búsqueda de alternativas de solución.
Alfonso Govela, cofundador de MéxSmartCities y consultor para la ONU-Habitat, que se encuentra en la ciudad de Monterrey, menciona la importancia que tiene el generar estas novedosas formas de participación ciudadana, en donde la tecnología tiene un papel fundamental.
De acuerdo con él, “todos los datos públicos que son producto de la gestión de gobierno fueron pagados por los ciudadanos, por tanto, la ciudadanía es dueña de esa información.
Mientras esa información no ponga en peligro la seguridad de la ciudadanía y del Estado debe de ser abierta.
Esto se ha trabajado mucho en Europa, en primer lugar y, después en Estados Unidos. El movimiento se llama “Open Data”.
Una vez que esos datos se abren con la decisión o disposición política para abrirlos, el siguiente paso es la forma en cómo los abres, y si la forma está ordenada en una plataforma, entonces generas una interfaz con usuarios.
De tal modo que cualquiera puede hacer aplicaciones y de manera consecuente abrir la información con ciertos estándares de interacción, para que la ciudadanía trabaje sobre ella, la analice y contribuya al conocimiento ciudadano o colectivo.
Lo que menciona Alfonso Govela es fundamental para crear otros canales de comunicación con nuestros gobiernos, los cuales permitan a su vez la transparencia y la rendición de cuentas.
Han pasado cuatro desde que iniciamos esa aventura de descubrir otras posibilidades para establecer esos canales, pero por increíble que parezca, todavía hay mucho trabajo que hacer, a fin de que los gobiernos abran la información que es nuestra.
No sólo en canales cibernéticos que se vuelven cada día más tradicionales, como las redes sociales virtuales (Twitter, Facebook, Youtube), sino con herramientas innovadoras que permitan algo más que la publicidad o la digitalización de documentos, la retroalimentación para la mejora continua de los procesos de la administración pública, o bien, el diseño de políticas públicas.
De procesos que beneficien a las comunidades de la ciudad en los diferentes problemas que debemos resolver juntos.
Esa será otra de las causas que la ciudadanía deberá defender en el futuro, contar con su información pública y participar para generar soluciones.
Este fin de semana, Alfonso, otros jóvenes como Jorge, el organismo internacional ONU-Habitat, funcionarios públicos del IMPLANc, colectivos ciudadanos, asociaciones civiles, empresas, estaremos reunidos en el Barrio Antiguo para apostarle con ideas a una ciudad de Monterrey naciente: de código abierto.