La detención de Eleazar Palomo Castillo, alias “El Cochi”, líder del Cártel de los Beltrán Leyva en el municipio de San Pedro, abrirá una cloaca sobre los nexos de funcionarios públicos y policías con el narcotráfico.
En Nuevo León y en el municipio de San Pedro era un secreto a voces la red de funcionarios y policías -tanto municipales como ministeriales- que estaban bajo el control de este capo.
Esto desde hace por lo menos tres años.
Por eso fue que la Marina realizó el operativo para detener a “El Cochi” sin dar aviso ni al Gobierno del Estado y mucho menos a elementos de la Policía Municipal de San Pedro.
Ayer comenzó a circular con nombre, apellido y apodos la supuesta red de protección de “El Cochi” en la Policía Ministerial, donde se involucra a comandantes y elementos de esta corporación a cargo del contralmirante Augusto Cruz Morales. ¿Qué hará ahora el procurador Roberto Flores?
Aunque no ha hablado, Mauricio Fernández, el alcalde de San Pedro, tuvo que haber sido el más contento con la detención de “El Cochi”, quien ya había amenazado al edil sampetrino.
Marinos se sacan la espina
La detención de “El Cochi” le permite a la Semar salvar el honor luego de que hace un año informara la captura de este capo que luego resultó que no era y que se habían equivocado. O al menos eso fue lo que se dijo sobre la no captura del capo.
Desde entonces el líder del Cártel de los Beltrán Leyva fue uno de los objetivos principales para los marinos destacamentados en Nuevo León.
Durante un año, los elementos federales realizaron operativos en residencias en San Pedro y en negocios asociados con “El Cochi” como son algunos lotes de autos de lujo ubicados en San Pedro. Pero nada.
El capo tuvo que refugiarse en el sur de México, en el estado de Guerrero, pero su estructura seguía operando la venta de droga en los antros del Centrito Valle. El sábado la suerte se le terminó a “El Cochi”, y fue detenido en Nuevo León por elementos de la Armada.
La incompetencia de Yamilett
No solo la golpeó en la cara, sino que la amenazó de muerte a ella y a su familia. Lo más grave no es que el ataque de David Flores, “El Indio”, contra una mujer haya ocurrido en Palacio de Gobierno, en la casa donde despacha el gobernador Jaime Rodríguez. Tampoco que el Ministerio Público haya liberado al agresor dos días después por su influyentismo en la Secretaría General de Gobierno.
Lo más grave del caso fue sin duda el silencio de Yamilett Orduña, presidenta del Instituto Estatal de las Mujeres, para al menos condenar la agresión a esta mujer.
Ni apoyo legal ni condena pública hizo Orduña sobre esta agresión realizada en Palacio de Gobierno a una mujer por parte de un tipo que goza de un largo historial de violencia.
¿Será que la funcionaria pública que se supone está a cargo de la defensa de las mujeres de Nuevo León estaba muy ocupada subiendo videos a su Facebook?
Los regiomontanos pagarán caro la frivolidad y la improvisación de esta mujer al frente del Instituto Estatal de Mujeres de Nuevo León.