¿Congreso de la Unión…?
¿La ciudadanía no demanda a voz en cuello, un ejemplo entre muchos, la desaparición de los diputados plurinominales? ¿No se exige la disminución del número de los supuestos “representantes populares” en número de 628, ¡una locura! y la inmediata reducción de sus dietas y de sus privilegios fiscales, una grotesca injusticia si se comparan sus ingresos con los del resto de la sociedad?
Francisco Martín Moreno¿La ciudadanía no demanda a voz en cuello, un ejemplo entre muchos, la desaparición de los diputados plurinominales? ¿No se exige la disminución del número de los supuestos “representantes populares” en número de 628, ¡una locura! y la inmediata reducción de sus dietas y de sus privilegios fiscales, una grotesca injusticia si se comparan sus ingresos con los del resto de la sociedad?
¿El artículo 39 de nuestra Carta magna no establece que “la soberanía nacional reside esencial y originariamente en el pueblo y que este tiene en todo tiempo el inalienable derecho de alterar o modificar la forma de su gobierno”?
¿Cuál Unión, sí, sí, cuál Unión? El Congreso no escucha la voz del pueblo…
El objetivo que justifica la existencia del Poder Legislativo en el marco de las instituciones republicanas, consiste en traducir la voluntad popular en leyes orientadas a propiciar la evolución, el bienestar y la convivencia civilizada en una determinada comunidad. En México la desconexión es patética. Cuando la Asamblea de Representantes de la Ciudad de México resolvió reducir las penas a los vándalos que destruyen el patrimonio público y el privado no solo se ignoró la voluntad popular, sino que se atropelló cualquier concepto de civilidad.
Por más que parezca una paradoja política nuestros legisladores no son representantes de la nación. Me explico: diputados y senadores, salvo alguna rara excepción, no son mandatarios de ningún sector de la sociedad comercial, industrial o académica, etc… como acontece en las verdaderas democracias.
Los productores de calzado o de textiles o de aparatos electrónicos o los industriales del acero o del sector minero o químico o los grandes comerciantes o comunidades universitarias, ¿tienen una curul en el Congreso? ¡Claro que no!
¿La industria maquiladora o refresquera tiene voz y voto en el “Congreso”? ¿Quién representa sus intereses en el Poder Legislativo?
¿Dónde termina la responsabilidad de los partidos políticos que “palomean” las listas de sus candidatos, sus cómplices, a puerta cerrada sin escuchar a ningún sector de la sociedad y nombrando solo a sus incondicionales para acaparar el poder político, y dónde comienza la culpa de una sociedad adormecida que no impone su voz en el Congreso de modo que el país esté auténticamente representado a su máxima expresión?
En el 2015 los mexicanos tenemos la oportunidad de cambiar este patético estado de cosas, una herencia de la “Dictadura Perfecta” que, hoy en día, intenta imponer con absoluta arrogancia privilegios anacrónicos impropios de una naciente democracia con la que empezamos a construir el México con el que casi todos soñamos… Nos vemos en el 2015, en las elecciones intermedias, para echar del poder a los nuevos déspotas. Ya es hora de tener un Congreso respetable.