El Gobierno del Estado presumió ayer tener el control del Penal del Topo Chico con la intervención de Fuerza Civil.
“Frena gobierno independiente corrupción en penal”, fue el título del comunicado de prensa donde el Estado asegura que el cobro de piso, el tráfico de drogas y los privilegios se acabaron en el reclusorio estatal.
Hasta el general Cuauhtémoc Antúnez, secretario de Seguridad Pública del Estado, realizó un recorrido por el centro penitenciario para recibir –de acuerdo al boletín- los agradecimientos de los reos y de sus familiares.
¿El Estado tiene hoy el control del Penal del Topo Chico? Posiblemente.
Pero el precio que pagó -49 reos muertos- marcará al gobierno del gobernador Jaime Rodríguez, “El Bronco”.
Y eso no lo leerá en el boletín de prensa.
La versión de la directora del Penal
La detención de la directora del Penal del Topo Chico, Gregoria Salazar Robles, huele más a una acción del Gobierno del Estado para que ella pague por los platos rotos de la tragedia ocurrida en el reclusorio estatal.
De entrada la consignación no es precisa: que la Procuraduría del Estado la acuse de homicidio calificado a la funcionaria suena más bien a un acto de revanchismo de las autoridades del Estado.
En todo caso la consignación tendría que haber sido por homicidio culposo por la negligencia de haber permitido que el narco continuara controlando el Penal del Topo Chico. Claro ese delito hubiera sido para todos los funcionarios de la Secretaría de Seguridad Pública a cargo de Cuauhtémoc Antúnez.
Hay muchas dudas sobre la matanza de reos en el Penal del Topo Chico pero principalmente dos versiones que faltan: la de la directora del Topo Chico y la de los reos que resultaron heridos.
Sus testimonios son clave para saber si la tragedia ocurrida el miércoles pasado fue consecuencia de una riña de reos o resultado de un operativo del Estado para controlar el Penal del Topo Chico.
Improvisación marca a Adrián
La improvisación y la incapacidad parece que se está convirtiendo en el sello de la administración municipal de Monterrey que encabeza el alcalde Adrián de la Garza.
El edil priista se ha rodeado de improvisados y “recomendados” en posiciones claves, por ejemplo, la Dirección de Comunicación Social.
No hay planeación, estrategia ni visión para posicionar a Adrián de la Garza como el primer priista de Nuevo León y está rebasado por las broncas que le dejó la gestión de la panista Margarita Arellanes.
Esta falta de operación y manejo político ha provocado que el presidente municipal del PRI haya terminado como el alcalde peor evaluado de todos los metropolitanos en el corte de los primeros 100 días.
Ni en los tiempos del panista Adalberto Madero el alcalde de Monterrey había comenzado tan mal una administración municipal.
