Convivir con el agua
Si hay algo a lo que se le tiene respeto en la Zona Metropolitana de Monterrey es a la lluvia por todo lo que se conoce por generaciones que “causa”. Aunque, en realidad no es el agua la que es nociva en sí misma, sino la falta de infraestructura y planeación de la urbe la […]
Indira KempisSi hay algo a lo que se le tiene respeto en la Zona Metropolitana de Monterrey es a la lluvia por todo lo que se conoce por generaciones que “causa”. Aunque, en realidad no es el agua la que es nociva en sí misma, sino la falta de infraestructura y planeación de la urbe la que nos deja a merced de ella.
Tan sólo como muestra la Presa Rompepicos que ha permitido ser un regulador (cortina) del flujo del agua en tiempos como los que hemos vivido con el huracán Alex. Hoy, se puede decir que gracias a esta obra pública contamos otras historias de sobrevivencia a estas catástrofes naturales.
Importante estas construcciones como una precisa planeación urbana que de la mano del Atlas deRiesgos pueda anticiparse a las emergencias. Después del paso de dos huracanes y de aproximaciones de algunos otros más, ya nos debería quedar claro que más que evitarlo debemos confrontar con ideas creativas qué hacer para crear las situaciones que nos permitan la convivencia con el agua cada determinado tiempo.
El respeto a los cauces de los ríos es también importante. Lo cual significa que debemos respetar siempre los cauces porque no hay ríos “secos”, todos contienen su propia huella hídrica. Lamentablemente, en Monterrey poco se ha trabajado desde la planeación, la infraestructura y la cultura la convivencia con los ríos, así como el desarrollo de tecnologías que permitan, igual, regular el flujo según la emergencia (existen).
Todo lo anterior depende en gran medida de las decisiones en las instituciones del Gobierno federal como de los locales, así como los marcos jurídicos correspondientes.
Pero hay algo más que también puede ser igual de grave si no estamos pensando en las consecuencias: la basura. Gran parte de las “inundaciones” en las urbes -aunque hay que tomar en cuenta los factores anteriores- también existen por las enormes cantidades de basura que se quedan en la calle. Por otro montón de factores: negligencia de las autoridades, principalmente, pero también nosotros.
Espero que las imágenes que hoy conocemos de la “isla” de basura que flotó por las corrientes del agua del Huracán Fernando, deje en evidencia nuestra mala costumbre de producir cantidades de basura tal que tapan alcantarillas, drenajes y pluviales.
Ser parte de la solución –sin eximir a nadie de sus responsabilidades– también estriba en una reflexión profunda sobre nuestros hábitos y lo perjudiciales que pueden ser no sólo para el medio ambiente, sino tener consecuencias muy negativas para reaccionar ante las emergencias.
Una Zona Metropolitana como la nuestra merece atención de todas partes para aceptar una realidad: tenemos que convivir con el exceso de agua, cada cierto tiempo y hoy, por dónde lo veamos, no estamos preparados para anticiparnos.