Cuando te digan que es muy difícil, cree en ti. Cuando te comenten con cifras y estadísticas que el escenario es adverso, cree en ti. Cuando todos te comenten –incluso en buena onda– que es muy complicado, cree en ti.
En un escenario ideal con todas las herramientas y todo el capital humano, hay empresas que se han ido en picada. En cambio, hay proyectos que nacieron con la naturaleza emprendedora y se comportan como gigantes desde que nacieron y apenas tenían el mínimo indispensable.
Una inversión es creer en ti. Hay que tenerse fe, de manera que conozco muy poca gente que cree en sí y emprende un negocio. Nadie le tiene miedo al crecimiento pero todos le temen al riesgo. El riesgo es parte de la ecuación en el mundo empresarial, pero hay que saber enfrentarlo. Hay que verlo de frente y sortearlo.
Y por ello lo repito y lo repito: cree en ti.
Tienes un proyecto que cubre alguna necesidad, que podría ser bastante llamativo pero no has dado ese primer paso, es necesario que sepas que es momento de hacerlo. Por eso mismo, cree en ti.
Mucha gente no invierte porque lo seguro es lo que cualquiera hace: criticar los días lunes en las redes sociales y esperar los días de quincena porque son de paga. Están acostumbrados a no correr riesgos, pero una inversión es correr un riesgo y, si jamás la haces nunca vas a crecer y tampoco vas a saber si funciona.
Es tiempo de comenzar con ese primer paso del maratón que sabes que es difícil pero hay algo en tu interior que te dice que es el momento para hacer que las cosas sucedan.
Es erróneo pensar que una inversión se trata de juntar dinero que se va a reproducir solo y se acabó. Las inversiones son un camino constante de crecimiento donde se tiene que tener fe en proyectos, pero ello no significa que todo será miel sobre hojuelas. Habrá muchas complicaciones en este camino.
La ruta para el éxito no es autopista. Más bien es un camino empedrado. Pero lo importante es el destino. Y desconfía de las personas que te vendan una receta al éxito porque nadie tiene una palabra absoluta y, lo que parece un atajo, se puede convertir en una desorientación en terreno desconocido.
Por ello, te lo vuelvo a decir, llénate de información, revisa todas las variables, pero cree en ti. Asesórate con expertos, revisa otras experiencias, analiza los mercados, y cree en ti. Pregunta qué servicios externos (asesorías, contadores, administrativos…) vas a requerir, de qué capital humano te puedes afianzar, y cree en ti. Todo lo que hagas, necesariamente, requerirá de creértela.
Quizás consideres que ya estás listo, quizás tengas a un gran equipo, quizás tengas a un estupendo contador y quizás cuentas con una buena cantidad de recursos. Aunque tengas todo esto, lo más importante será que creas en ti.
Recuerda que hasta los grandes millonarios del mundo han perdido inversiones pero los diferencia ese carácter pertinaz para poder recuperarse e insistir con otros proyectos.
Así que, lo digo otra vez, incluso cuando hayas fallado, cuando tengas miedo, cuando estés por arrancar, cuando estés en el borde del precipicio y estés por lanzarte al vacío y te des cuenta de que no hay una red de protección ni tienes paracaídas… cree en ti.