Antes de precopeo
Esa pequeña reunión que se acostumbra entre grupos de chavos de iniciar los brindis tequileros, mezcaleros, cubeteros o lo que se deje en la casa de alguno de ellos para entonces, ya con un alcohol entre pecho y espalda, dirigirse al Antro o al sitio de la fiesta para, ahora sí va en serio, iniciar con los tragos pachangueros.
Hasta ahí todo normal. Ya después, dependiendo de lo largo de la jornada y de los chupes ingeridos, vendrá una resaca o cruda de intensidad según cada quién.
La cruda brasileña
Hace unas horas el Comité Organizador de los Olímpicos 2016 reportó una no esperada baja en la demanda de boletos que no alcanza ni la mitad del total de 4 y medio millones de entradas y muy retrasados con lo proyectado para sus juegos que se llevarán a cabo este mes de agosto en la zona conurbada de Río de Janeiro.
Para los Juegos Paralímpicos la situación es ya grave cuando no se han vendido ni el diez por ciento de las 3 millones de entradas puestas a la venta.
No era ardor ni envidia
Cuando muchas voces se alzaron desde las cuatro sedes finalistas, incluido Brasil, que perdieron en aquella rarísima votación en Copenhague, Dinamarca cuando el discurso del entonces presidente de Brasil logró convencer a los miembros del Comité Olímpico Internacional, por encima de las propuestas de Madrid, Tokyo, Chicago que presentaban posturas mas sensatas en donde los gobiernos locales invertirían poco con una mayoría de capital privado y una recuperación que generaría utilidades a todos.
Recordar que Brasil ya tenía en la bolsa la sede del Mundial 2014 y que en aquellos días ya se empezaba a destapar la cloaca de los gastos millonarios y despilfarradores en estadios y remodelaciones.
Entonces se dijo que los analistas y financieros que advertían de un gasto faraónico en los Olímpicos lo hacían por la frustración de que no se otorgaba la sede a un país de los llamados desarrollados.
Cifras rebasadas
Río 2016 tiene un presupuesto superior a los 2 mil millones de dólares solo para su operación, aquí no se incluyen obras de infraestructura, nuevas vialidades, transportes o remodelación de estadios, auditorios y subsedes olímpicas.
El real brasileiro se ha depreciado en un 70 por ciento en relación al dólar norteamericano, lo que hace aún mas difícil no solo alcanzar las metas sino calcular costos, gastos e inversiones, algo así como…
Triste realidad a río revuelto…
Ganancia de pescadores. Las voces de alerta se dieron desde todas partes del planeta por analistas financieros que suponían, y luego comprobaron la descomunal cifra superior a los 14 mil millones de dólares que fue el costo aproximado de la “fiesta del Mundial” sumando inversiones reales, obras faraónicas y sin sentido como estadios que hoy son elefantes blancos, gastos de operación, “cochupos” y lo que le quieran poner.
Brasil vive y sufre una recesión declarada en su economía, muchos países sufrimos también problemas muy serios en nuestras economías pero hoy es Brasil y el brasileño promedio los que deben pagar el precio de aquella descarada danza de millones y gastos descomunales de los que estos brasileños salieron a protestar más que justificadamente.
Hoy ya no hay para dónde hacerse. Río 2016 padece de estas consecuencias y conste, aun no arrancan los Juegos que la mayoría de los brasileños quisieran devolver al COI por andarse creyendo los cuentos del populachero Lula… Así de fácil.