Cuando nuestro país ha logrado consolidar el torneo de tenis más importante de toda Latinoamérica, no solo por los premios y puntos que entrega sino por la cantidad de público que año con año vamos fielmente a disfrutar el mejor tenis del mundo, pero desafortunadamente sin tenistas mexicanos, el desarrollo infantil y juvenil de nuestro tenis simplemente no existe, seguimos jugando tenis a nivel social, los clubes sociales y deportivos van por un lado y la Federación Mexicana de Tenis intenta ir por otro y no es solamente en…
La administración de Gastón Villegas
Quien llegara a la presidencia de la Federación con muchos planes, fundadas esperanzas pero que a final del camino ha caído en los terrenos pantanosos que tuvieron sus predecesores.
No ha habido en la Federación Mexicana de Tenis un avance real en el desarrollo de este deporte que a pesar de sus muchos detractores que insisten en asociarlo con el Jet Set, las revistas de sociales y demás atributos superficiales y por demás frívolos, la realidad es que quienes lo practicamos hace muchos años estamos muy lejos de esas páginas, y los que lo practican ahora seguramente también.
Cierto que una buena parte del público que asiste sobre todo a las semifinales y finales lo hace también con el afán social de encontrar amigos y porqué no también salir retratado en esas páginas, pero el grueso del público mexicano somos de verdad aficionados a este deporte.
Desafortunadamente no tenemos ningún desarrollo.
¿Y la Federación Mexicana de Tenis?
La respuesta podría ser “muy bien, gracias”.
Una vez más esta administración que conduce Gastón Villegas, como ocurrió con las administraciones anteriores, trata de sacarle partido al Abierto Mexicano de Tenis, ya no con donativos sino con costos muy altos por los avales o por los permisos con el argumento que de ahí saldrán los financiamientos para las escuelas de tenis absolutamente inoperantes.
La realidad es que la Federación Mexicana de Tenis tendría que estarle agradecido al Grupo Pegaso, que conduce Alejandro Burillo, por haber consolidado el mejor torneo de Latinoamérica ahora que cumple 20 años, y para la Federación Mexicana de Tenis que no ha encontrado la forma de meterse a los clubes sociales y deportivos para formar una real estructura que permita el desarrollo de talentos a nivel infantil y juvenil.
Nuestro tenis sigue siendo muy social en el sentido de no exigencia y la Federación sigue contando con solo un puñado de asociaciones que la sostienen, como ocurre perversamente con muchas otras asociaciones en nuestro país.
Así las cosas pues, el tenis mexicano es el lugar mejor empleado para el proverbio de mi pueblo: “Cuando el pobre tiene para carne resulta que es vigilia”. Cuando el tenis tiene el mejor torneo de Latinoamérica, ahora resulta que en 20 años no hemos podido desarrollar un solo jugador que pueda codearse ni siquiera con los mejores 50 tenistas del mundo… Así de fácil.