Y no, la respuesta no es “sol”. La respuesta es alrededor de Andrés Manuel López Obrador. La agenda pública, literalmente, todos los días, empezando porque “abres el ojo” y ahí está lo que dice o deja de decir cada mañana, es sobre lo que hace o no hace el presidente.
Para darle mayor énfasis, las últimas decisiones del Gobierno Federal, que poco toman en cuenta si ya se aprobaron en el Poder Legislativo o las consideraciones de expertos o de las organizaciones de la sociedad civil, están sacando de quicio a más de una persona.
Esto puede parecer importante en un país donde el presidente, anteriormente, había dejado de tomar decisiones o, como la gente percibe popularmente, se había dejado de “dar la cara”. Así que aunque nos atiborremos de información, esto no suena tan mal en tan opaco contexto.
Pero, por otra parte, esto tiene sus inconvenientes. La agenda pública, al no tener más protagonistas, se ve muy limitada por otros temas que también son indispensables para debatir en la vida política del país.
Por eso es vital que salgamos nosotros también de la campaña permanente. De otra forma estamos cediendo muchos espacios para una sola forma de pensar o de proponer lo que necesitamos, ¡claro es el presidente del país! Sin embargo, no por eso deberíamos de permitir los monotemas.
Esto también puede tener estragos a largo plazo, por eso comprendo cuando hay quien dice que percibe “autoritarismo” a la vista. Como si el control estuviera del lado del gobierno. Y, probablemente, así sea y sea muy a propósito, si nos ponemos en las diferentes versiones de las teorías de la conspiración.
Sano es el debate que genera coincidencias como divergencias. El punto más rescatable con esto es que necesitamos darle mayor diversidad y perspectiva a la agenda de temas. Si es así o no lo es, que nos estemos recetando a la fuerza todos los días el mismo menú, es obligación debatir mucho más allá de la figura presidencial con todo lo que esto representa.
Mi propuesta es que en este país que es riquísimo en protagonistas, temas relevantes, problemáticas a solucionar, jugar un juego sobre una misma pelota ni en el fútbol ni en la vida política es conveniente para nadie. Menos para darle, como cantaría el grupo de rock mexicano, Molotov, “más poder al poder” o fortalecer aquello a lo que le tenemos tanto miedo: el autoritarismo.
Darle la bienvenida a la democracia es darle importancia a todas las voces que están haciendo también las mejores apuestas de un país mejor. Que sea nuestro propósito. El universo de las ideas.