Decio, el pontífice
Dice un proverbio que hasta podría ser chino, que cuando veas venir una ola gigante no trates de detenerla, sumérgete, que no te revuelque, y luego que reviente trépate en su cresta para que te lleve sin problema.
La Femexfut arranca una campaña para erradicar, ¡vaya soberbia! el espontáneo grito de ¡eeeeehhhh puuutoooo! cada vez que el arquero rival, ya sea en juegos de la Liga MX o de nuestro Tri despeja un balón.
Nos guste o no, es desde hace más de una década parte fundamental del apoyo a los equipos locales o a nuestro Tri en donde quiera que se encuentre.
Alfredo Domínguez MuroDice un proverbio que hasta podría ser chino, que cuando veas venir una ola gigante no trates de detenerla, sumérgete, que no te revuelque, y luego que reviente trépate en su cresta para que te lleve sin problema.
La Femexfut arranca una campaña para erradicar, ¡vaya soberbia! el espontáneo grito de ¡eeeeehhhh puuutoooo! cada vez que el arquero rival, ya sea en juegos de la Liga MX o de nuestro Tri despeja un balón.
Nos guste o no, es desde hace más de una década parte fundamental del apoyo a los equipos locales o a nuestro Tri en donde quiera que se encuentre.
Publicistas teóricos
Quiero suponer que esta campaña debe haber surgido de la mente de algún despacho exitoso en otros temas, pero muy teórico y mostrando mucha ignorancia en esto del FUT y nuestra idiosincracia nacional pero, seguramente, cobrando una muy buena lana que terminará en el cajón de los gastos inútiles.
Decio pontifíca
Visto desde el palco del presidente de la Femexfut el grito, las cosas suelen ser muy diferentes cuando se trata de tomarse un “Baño de Aficionado” (dejemos al pueblo en paz, al fin pueblo somos todos) ya sea ultra fanático del fut o solo de ocasión o moda.
Ese grito surge NO de un líder de acarreados o de las llamadas “barras”, sino de la tribuna y no busca en su intención insultar a nadie en la mayoría de los casos, puede haber excepciones, es una forma muy nuestra de armar un grito de apoyo y presión al rival, surge espontánea como en su momento surgió la ola o el “Cielito Lindo” .
Decio, que había tomado la sana costumbre de no salir a hablar en los medios, se yergue ahora como un pontífice que supone que con su sola palabra, todos lo vamos (me incluyo entre la raza de “aficionado fanático”) a seguir y “ese” grito dejará de escucharse en nuestros estadios, nada más lejano a la verdad.
‘No nos gusta ese grito’
Dijo ayer por todos lados “Memo” Cantú en su calidad de Secretario Ejecutivo de la Femexfut, en apoyo a la multicitada campaña, faltó que el buen Memo nos dijera a qué o a quiénes se refiere con eso de “No nos gusta…”, cuando más de 30 mil disfrutaron de hacerlo una y otra vez en el Azteca el pasado martes cuando nuestro TRI enfrentó a Canadá.
Ideas más aterrizadas
No hay manera, y lo veremos este fin de semana en todos los estadios de la Liga MX, de erradicar por decreto o por una campaña de sensibilización, que apunta a erradicar una costumbre que surge espontánea desde hace décadas desde la tribuna, con unos anuncitos que presentan a jugadores a los que no se les ve convencidos con esas poses y frases que se resumen en un “no nos gusta”, “es discriminatorio”, “los rivales se quejan y nos van a castigar”.
¿Y si convencen a fifos y concacafos?
No con trucos o mostrando esta campaña en donde se hace como que se hace, sino la verdad, la realidad, esto no pretende ser insulto ni ofensa, es un grito coloquial un tanto subido de tono y ya.
El lobbying en FIFA y Concacaf es indispensable, porque multar, suspender, impedir la entrada o bloquear a 50 mil personas de un jalón está más que cuesta arriba, porque detrás de esos 50 mil vendrían otros 100 mil.. Así de fácil.
No tengo la solución…
Ni soy publicista, pero esta campaña va derechito al cajón de las indiferencias, exactamente igual que aquella en la que el América de Michel Bauer, encargó a mi cuate Carlos Alazraki una campaña, billete de por medio, nadie trabaja de a gratis, que nos quería vender “un concepto blindado más allá de los resultados”, justo cuando los llamados Águilas daban pena ajena sin ganar ni en el que mete su gol para, resultado un sonoro fracaso.