Desesperado
Quienes tuvieron la oportunidad de escuchar la entrevista que Gustavo Madero le dio ayer a Carmen Aristegui, seguramente llegaron a la conclusión de que Madero necesita ayuda urgentemente.
Al presidente del PAN se le oía tan angustiado y desesperado que por momentos dio la impresión que ya no tenía control sobre lo que decía.
Mientras que Aristegui siempre conservó la calma, Madero se despachó con un rosario de expresiones impropias para cualquier presidente de un partido político, como “esto está de la chingada”.
Redes de PoderQuienes tuvieron la oportunidad de escuchar la entrevista que Gustavo Madero le dio ayer a Carmen Aristegui, seguramente llegaron a la conclusión de que Madero necesita ayuda urgentemente.
Al presidente del PAN se le oía tan angustiado y desesperado que por momentos dio la impresión que ya no tenía control sobre lo que decía.
Mientras que Aristegui siempre conservó la calma, Madero se despachó con un rosario de expresiones impropias para cualquier presidente de un partido político, como “esto está de la chingada”.
Aunque ciertamente las leperadas del chihuahuense no son para espantar a nadie, sí deberían ser una señal de alerta para que algún médico del PAN entre en acción y le recete un Valium al presidente Madero.
Quieren llevar agua al molino
Está visto que los priistas que tratan de imputarle alguna responsabilidad al alcalde poblano Eduardo Rivera Pérez por el asesinato del exrector de la UAP, Samuel Malpica, solo quieren llevar agua a su molino electoral.
Se les olvida que por más escandaloso y misterioso que haya sido este crimen, la capital poblana está certificada internacionalmente como una de las ciudades seguras en el continente.
La lucha electoral no debería ser pretexto para imputarle crímenes a nadie.
Mala señal que el candidato priista Enrique Agüera Ibáñez quiera aprovechar este crimen para tratar de ganar más votos para su causa.
Dime de qué presumes…
Ahora resulta que el expresidente Felipe Calderón fue a darles consejos a los españoles de cómo manejar la economía.
Seguramente Calderón nunca se enteró que el crecimiento económico durante su sexenio fue el peor que ha habido en México en el último cuarto de siglo.
Y también el expresidente Calderón dejó claro que nunca leyó los informes anuales del Banco de México.
Calderón dice que la deuda de México es equivalente al 32 por ciento del PIB, cuando el Informe Anual de Banxico del 2012, claramente dice que la deuda total del sector público era el equivalente a 39.7 por ciento del PIB al cierre del ejercicio.
O sea, 6 billones 325 mil millones de pesos.
Vicente Fox dejó la deuda en 33.38 puntos del PIB, y Calderón en casi 40.
En tan solo seis años Calderón duplicó la deuda en términos absolutos.
Del 2006 al 2012 la deuda creció en más de 3 millones de millones de pesos.