La necesidad del arte y la cultura como un instrumento que nos lleven a la reflexión, más allá del entretenimiento, es incuestionable.
Sin embargo, cada vez que vivo una experiencia de éstas, me obliga a compartirla y sobre todo, a invitar a las autoridades a promoverla.
También, a invitar a la gente a involucrarse ya participar en estas actividades.
Comparto. En San Pedro se está llevando a cabo el San Pedro Fest y no cabe duda que el nivel de los eventos, intelectualmente hablando, fue en ascenso.
Se contó con la presencia de Sabina Berman y Sergio Aguayo durante un fin de semana.
Sorprendido, un amigo asistente con Aguayo platicaba como Sergio dismitificaba a las asociaciones, o mejor dicho los apoyos que daba la Iniciativa Privada a algunas ONG’s más involucradas en el acontecer diario de la vida pública y no ya sólo en el tema de la filantropía.
Al terminar la sesión de preguntas y respuestas, que varias fueron profundas y fuertes, una sampetrina rapidamente se “disculpó” con Aguayo, aclarándole que la mayoría de los presentes no eran habitantes de ese municipio: ¡Pena ajena!
Sabina sorprendente como siempre y Sara nos llevó por un recorrido por la gran brecha entre lo que se dice y se hace en nuestro país y cómo su sociedad juega a creer: mentias fundadas en nuestra conciencia colectiva.
1.- Existen leyes, pero no se cumplen.
2-. Nos hablan de economías sanas y muchos estados y municipios están quebrados
3.- Se hace todo para combatir la pobreza y al mismo tiempo se suben precios y se cuenta con 15 millones de habitantes en pobreza extrema
4.- Se dice que se tiene éxito combatiendo la violencia y llevamos en el gobierno de Enrique Peña Nieto mil muertos por mes.
En fin, podría continuar, pero lo importante es mostrar una sociedad que parece no querer rendirse a la necesidad de mentir.
Y mientras estas conferencias nos llevan a pensar, a buscar soluciones y ver otra cara de la realidad, llega “El cartero” con López Tarso a seguir mostrándonos lo que es la poesía, como se liga a veces el intelecto y el alma con la política, pero sobre todo, a que la sociedad pueda reconocer y aplaudir todavía a un gran actor como lo es el mismo López Tarso y la Helena Rojo.
Como nos muestran pedazos de la historia en la diversión y la ficción para que no dejemos de ver que hay, y seguirá habiendo, una realidad que aveces los medios de comunicación no nos muestran.
Felicidades a quienes están realizando estas tareas que, sin mentiras, se apoyan lo que se dice con palabras: que se cree que la cultura y el arte son instrumentos para alejar a nuestros jóvenes de la violencia, a nuestras mujeres de su sufrimiento o la falta de autoestima y a nuestras autoridades a acercarlas a la realidad.
Y mientras esto pasa en un rincón de Nuevo León, en otro se monta un teatro distinto y confuso.
El Congreso del Estado sigue buscando cómo darle garrote a las autoridades para que con armas y con bardas solicione lo que no ha querido hacer con la ley existente.
La pregunta entonces es ¿por qué ésta ley sí conviene cumplirla?
Será porque nos da poder a nosotros y somete a otros, o porque le da estatus a unos, mientras a los “sin nombre”, como dirían en Pedro Páramo, los separa y los humilla.
No tengo respuestas, pero mientras tanto, mis preguntas siguen y no me queda más que seguir leyendo…