En la integración del equipo de transición del gobernador electo Jaime Rodríguez se impuso el pago de cuotas de campaña y el amiguismo por encima de la inclusión de los especialistas.
Entre los integrantes del Consejo de Transición, anunciado ayer por el exgobernador Fernando Elizondo, sobresalen los operadores cercanos a “El Bronco”, que lo acompañaron en su campaña.
En esta lista está, por ejemplo, Manuel González, coordinador de campaña de Jaime, y su abogado Roberto Flores.
El otro grupo que estará participando en los trabajos de entrega y recepción con el Estado lo conforman los cercanos a Elizondo como Gerardo Guajardo y Jorge Arrambide.
La inclusión de Fernando Canales Stelzer en el equipo de transición es la forma que Jaime Rodríguez recompensa el apoyo que su padre el panista Fernando Canales le dio en campaña.
Lo mismo pasa con Carmen Garza T, hija del empresario Eduardo Garza T y de la expresidenta de Conarte, Carmen Junco.
Equipo de transición con aroma partidista
El equipo de transición de “El Bronco” no puede ocultar sus nexos partidistas tanto con el PRI como con en el PAN.
Lorenia Canavati y Consuelo Bañuelos aparecen como las únicas representantes de la sociedad civil que, digamos, no tienen carrera partidista.
Porque del resto todos han estado ligados con el panismo o priismo.
En este consejo participarán tres conocidos expanistas: Fernando Elizondo, Miguel Treviño y Fernando Canales Stelzer, identificados con el Partido Acción Nacional.
Hay en el equipo expriistas por supuesto como Manuel González y Jorge Arrambide.
También aparece Enrique Torres Elizondo, hijo de Enrique “El Prieto” Torres , exsecretario de Obras Públicas en el sexenio del priista Jorge Treviño.
Es cercano a Jaime Rodríguez desde la Alcaldía de García, como lo es Humberto Torres Padilla, ligado con el exrector de la UANL, Gregorio Farías Longoria.
Los dos carecen de experiencia en el servicio público y tienen empresas dedicadas a la construcción de la vivienda.
Mauro sin oposición real
El panista Mauro Guerra se perfila tranquilo para la dirigencia estatal del PAN de Nuevo León.
La disidencia albiazul –que busca impedir que siga el graciato en el panismo – no ha sido capaz de ponerse de acuerdo en algo tan básico: postular un candidato único que enfrente en la contienda a Guerra.
Ni Tere Madero, ni Víctor Pérez, se van a atrever a contender por la dirigencia estatal panista.
El miedo al ridículo es muy grande.
Como lo es la fragmentación que existe en el panismo de Nuevo León.
Hasta el momento sigue vigente el acuerdo de la cúpula albiazul –conformada por Raúl Gracia, Zeferino Salgado y José Serrano- para apoyar las aspiraciones de Guerra.
No hay poder en el PAN que logre tumbar esa negociación.
Hace tres años la alcaldesa Margarita Arellanes y los ediles Víctor Pérez y Ugo Ruiz tenían el poder de la nómina y tumbaron la candidatura de Guerra.
Hoy los tres ediles ya no lo tienen y los tres en el mes de noviembre serán sólo parte de la historia.