¿El centro abandonado?
Vale más una imagen que mil palabras.
Y en esa imagen los centros de las ciudades son cada vez más caóticos, problemáticos, en franca evidencia del abandono.
Los centros de la Zona Metropolitana de Monterrey no son los únicos en el mundo.
En la última edición del Foro Urbano Mundial de la ONU-Hábitat coincidíamos en que este tema es parte importante de la agenda internacional.
Indira KempisVale más una imagen que mil palabras.
Y en esa imagen los centros de las ciudades son cada vez más caóticos, problemáticos, en franca evidencia del abandono.
Los centros de la Zona Metropolitana de Monterrey no son los únicos en el mundo.
En la última edición del Foro Urbano Mundial de la ONU-Hábitat coincidíamos en que este tema es parte importante de la agenda internacional.
De hecho, la misma ciudad colombiana que es referencia del trabajo regiomontano en algunos aspectos urbanos, Medellín, sigue teniendo pendiente este problema con sus propias características.
¿Por qué lo es? Porque al menos en América Latina hemos cometido el grave error de extender la ciudad.
En lugar de “vivir cerca de tu vida”, más bien parece que todos estamos lejos de nuestra cotidianidad. Eso repercute directamente en las distancias, los movimientos y, por ende, el tiempo de los traslados.
Pero no sólo ahí, al encontrar “tierra barata” –formal o en asentamientos informales- en la periferia y dadas las circunstancias económicas de la mayoría de la gente, hemos salido del centro a pesar de que es mucho más caro para los gobiernos suministrar la infraestructura urbana.
De acuerdo con el documento “Reforma Urbana. 100 ideas para las Ciudades de México”, elaborado e impreso por el Centro Mario Molina y otros organismos, “actualmente, dos de cada tres pobres en México viven en una ciudad (…) Es preciso considerar que los 35 millones de pobres urbanos hoy, gastan más para satisfacer sus necesidades básicas, existiendo una correlación entre el aumento de los gastos familiares y el hecho de vivir en la periferia urbana extrema.
Esto ha contribuido en gran medida a que en México se haya disparado el fenómeno de la vivienda abandonada.
La pérdida de redes de protección social, consecuencia directa del patrón de crecimiento disperso y fragmentado de las ciudades, dificulta el acceso a servicios locales básicos de calidad y aleja a las familias de bajos ingresos de sus redes sociales y económicas, consolidando su situación de pobreza”.
Esa es una de las evidencias por la que estudiosos de la materia están regresando al concepto de ciudad compacta en contraste con la ciudad extendida.
Siendo así, entonces, esas iniciativas se traducen en poner la atención en donde antes no estaba.
Y cuando escribo “antes” es porque ese pasado significa muchos años de abandono.
Esto coincide con la percepción que me ha compartido el presidente de la Junta de Preservación y Conservación del Barrio Antiguo, Mariano Núñez, quien enfatiza que a pesar de que la inseguridad fue uno de las características de los últimos años que hizo que el barrio se abandonara, la falta de atención ya era evidente desde hace décadas.
Actualmente, el reto no estriba en calcular el abandono en términos técnicos porque eso es relativamente sencillo.
Sino en las estrategias colaborativas para crear condiciones en las que vamos a recibir a esa periferia que es altamente probable que migre una vez que, tampoco, “aguante” más la extensión de la mancha urbana, o bien, mejorar las condiciones de calidad de vida de quienes ya lo habitan o lo visitan.
Siendo realistas querer resolver los problemas del centro de manera inmediata es como querer bajar de peso en tres días.
No quiere decir tampoco que no sea posible. Pero es un proceso que requiere muchos más esfuerzos de los que imaginamos.
Jorge Melguizo, experto colombiano, fue Gerente del Centro de Medellín hace algunos años, con su experiencia él también es claro en esto.
Reinventar el centro es sinónimo de años, de proyectos conjuntos, de voluntades convertidas en dinero, tiempo y esfuerzo.
Quien no ha visto que se han iniciado esfuerzos en estas ciudades –porque sí existen y algunos también desde hace tiempo atrás- caen en miopía, porque es un proceso.
Eso para quienes abogamos por la ciudad compacta, nos queda cada día más claro.