El divorcio está ‘de moda’

El índice de divorcios aumenta cada año, las estadísticas prácticamente indican que el 50 por ciento de las parejas que se casan toman la decisión de separarse.

Es obvio que los tiempos han cambiado y que antes eran contados los matrimonios que llegaban a su fin. Anteriormente, casarse era un compromiso más serio y para toda la vida, el divorcio se consideraba un pecado que condenaba a la pareja a ir al infierno, se experimentaba como un gran fracaso, era un proceso muy parecido a la muerte.

Annette Manautou Annette Manautou Publicado el
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El índice de divorcios aumenta cada año, las estadísticas prácticamente indican que el 50 por ciento de las parejas que se casan toman la decisión de separarse.

Es obvio que los tiempos han cambiado y que antes eran contados los matrimonios que llegaban a su fin. Anteriormente, casarse era un compromiso más serio y para toda la vida, el divorcio se consideraba un pecado que condenaba a la pareja a ir al infierno, se experimentaba como un gran fracaso, era un proceso muy parecido a la muerte.

Ahora la perspectiva es diferente, ya no crea el mismo impacto, es como cuando llega una tendencia de moda que la gente percibe muy excéntrica y acaban por verla normal y hasta la vuelven propia.

El problema viene cuando te cuentas una historia y te convences a ti y a los que te rodean de que fuiste víctima de un demonio que te hizo vivir en el infierno. Mientras percibas ese demonio fuera de ti, entonces sí vas a ser condenado, pero a repetir el mismo infierno con diferente diablo.

Sería más fácil sanar esa parte de nosotros mismos en nuestra mente y así evitar la separación, ya que lo que te  “choca, te checa”  porque tu percepción es algo en tu mente que requiere ser sanado. Tal vez eso es lo que falta promover más, porque muchos pueden pensar que el día que por fin se deshagan de su pareja sus problemas se acabarán, pero desgraciadamente la mayoría tarde o temprano cae en cuenta de que no es así.

Por otro lado cada persona tiene un plan de evolución individual y tal vez al principio de su matrimonio vibraron como pareja en una misma frecuencia y al paso del tiempo resulta que uno de los dos avanza y el otro se queda atrás. 

La primera reacción es ayudar al otro a ir al mismo paso, pero no todos aprendemos con la misma facilidad y al mismo tiempo. Ahí es cuando lo más sano es que cada quien siga su camino.

Pero antes de tomar una decisión así hay que asegurarse de no volver a repetir la misma historia con otra persona. 

Es recomendable verificar que tú mismo ya hiciste los cambios necesarios para que la relación funcione, confirma que ni un tipo de conflicto te haga perder la paz. Solo entonces puedes tomar una decisión y lo puedes dejar ir confiando en que aprendiste lo suficiente para no repetir lo vivido.

Tu pareja es tu más grande entrenador espiritual. Las personas que más amamos, son con las que más comúnmente perdemos la paz. 

Por más convencional que se haya vuelto, el divorcio no es fácil, la persona pasa por un proceso de duelo donde puede experimentar sentimientos de pérdida, culpa, miedo, soledad o resentimiento. Por eso es tan importante aprender bien la lección, llegar al fondo de la causa, la cual siempre es interna y personal y nada tiene que ver con el otro. Para lograr esto se requiere un tiempo en soledad, para ser tu propio espejo y hacer una transformación interior.

Nunca debemos olvidar nuestro propósito aquí en la tierra, venimos a aprender y a ser felices, de no ser así, estaremos viendo la misma película, con una pareja y con otra, en esta y la cantidad de vidas que nos tardemos en aprender.

Las relaciones son de las pruebas más grandes, todos hemos sufrido por amor en algún momento de nuestra vida, la pregunta es ¿sigues sufriendo?

 Entonces significa que aún no has aprendido lo que esa persona te vino a enseñar. 

Hoy es un buen día para analizar si estamos cumpliendo con nuestro objetivo aquí en la tierra. 

No tiene porque pasar más tiempo, no sigas esperando de los demás para poder ser feliz, mucho menos culpándolos de tu infelicidad. 

Mejor averigua en qué momento le diste entrada al conflicto en tu vida y perdiste la paz, siempre puedes elegir de nuevo (elegir la paz).

Las personas divorciadas jamás deberían ser condenadas y mucho menos sentirse fracasadas, al contrario, son personas que se atrevieron a dar el paso para lograr un cambio en su vida, se concedieron la oportunidad de volver a empezar y tuvieron la valentía de tomar esta decisión y enfrentar un aprendizaje más para poder acercarse a su felicidad.

Ni el matrimonio ni el divorcio son garantía de felicidad, cuando una persona es realmente feliz su estado civil es lo de menos. Siempre que te veas en el espejo recuerda que estás viendo a la única persona responsable de tu felicidad.

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