Tengo el privilegio de contar con la amistad de Manuel Mondragón y Kalb desde hace muchos años. Yo era aún niño y Manuel tenía una excelente relación con mi tío Guillermo Domínguez de la Garza allá en Tequesquitengo, cuando la Motonáutica comenzaba a despuntar.
Guillermo, quien fue para mí como mi segundo padre, fallecería años después intentando romper su propio récord de velocidad en las profundas agüas del “Padre Pánuco”, como él solía llamar a ese impresionante río en la frontera de Tamaulipas y Veracruz.
Al doctor lo había encontrado años antes en circunstancias difíciles a su paso como Subsecretario en la efímera “Subsecretaría del Deporte”, organismo inventado para tapar los enormes agujeros y alguien, de esos “alguienes” que abundan en los pasillos del las radiodifusoras había ido con el cuento de que en DEPORTV, yo señalé que en la Vuelta Ciclista Baja California, la subsecretaría se había llenado los bolsillos, acusación por demás estúpida y sin bases para hacerla.
De ese cuento ni yo ni José Ramón Fernández, entonces mi jefe en Imevisión, hoy TV Azteca, sabíamos nada.
‘¡Que pendejada has cometido!’
Recibo llamada urgente de José Ramón para presentarme de inmediato, y me dice que en dos días tenía cita con el director, hubo tantos directores que seguro equivocaría el nombre, para pedirme explicación y correrme de la empresa por un comentario del que ya había muchas quejas.
Le dije al “Chaparro” que desconocía el hecho, me dice que había conseguido posponer la junta con el director por dos días para darme tiempo para resolverlo. De inmediato acudí a sus oficinas, afortunadamente el Jefe de Medios era Rodolfo Sanchez Noya, quien consigue una cita. Ahí estuve unas dos horas en la antesala, hasta que sale a recibirme. Nada efusivo, mirada dura, sin extenderme la mano me dice “que pendejada has cometido”. Pasamos a la oficina y detrás de la pequeña mesa de reuniones, una imponente fotografía suya tirando un patadón de karate me mandaba señales directas.
Después de recordar nuestra relación personal, del gusto por las lanchas rápidas, para entonces yo había sido ya varias veces campeón Nacional de Motonáutica, va directamente al grano, le respondo que yo nunca pude haber hecho ese comentario porque mi fuente no era esa, entonces el doctor llama a su secretario particular quién entra a la oficina, yo lo tenía de espaldas. Don Manuel lo detiene ahí y le pide informe de lo que vio y escuchó en DEPORTV.
El secretario hojea su libreta, yo no había volteado a verlo y le dice, palabras más, palabras menos, que Domínguez Muro había hecho el comentario del desvío de fondos en la Vuelta a Baja California, el doctor lo interrumpe preguntando “¿ y cómo es Domínguez Muro?” el secretario afirma: “moreno, se ve que es chaparro, de cabello negro chino, vestía saco guinda…” descripción absolutamente distinta a mi persona.
Don Manuel da un manotazo y le dice: “te presento a Domínguez Muro”, los tres cambiamos miradas, yo respiré profundo, prefiero reservarme el nombre del responsable del comentario que sabiendo que se me acusaba a mí, decidió guardar silencio.
El apoyo de José Ramón
Acto seguido el doctor y yo nos fundimos en un abrazo, me ofrece disculpa y me pregunta qué puede hacer por mí, “tomar el teléfono y llamar de inmediato al director y a José Ramón para aclararlo todo”.
Salí de la reunión dirigiéndome al canal, cuando subí a la oficina encontré a José Ramón, que enterado del caso y pese a que el director le había llamado la atención porque nadie le había prevenido de mi visita al doctor Mondragón, que las cosas no se hacen así, que si él estaba pintado, que había quedado como un tonto, en fin, José Ramón sacó la cara por mí soportando el regaño, me dio un voto de confianza que siempre le he agradecido. Como corolario , al reportero responsable directo lo suspendieron solo un par de semanas, era sindicalizado y su Sindicato lo protegió, a mí me hubiera costado la chamba.
Toda esta historia viene al caso porque nuestra relación es cercana aunque no nos frecuentemos como ambos quisiéramos.
Ebrard: linchamiento
Desde su posición de Subsecretario de Seguridad del Distrito Federal, detrás del entonces Secretario Marcelo Ebrard, Manuel Mondragón ha tenido la inquietud acerca de la necesidad de armar planes de logística para los juegos de Futbol de la hoy LigaMX.
Un estudio muy profesional quedó trunco cuando vino aquél desafortunado linchamiento de tres policías en Tláhuac en noviembre de 2004, que culmina con la destitución por parte del entonces Presidente Vicente Fox, de Marcelo Ebrard y con Marcelo se fue el Dr. Mondragón y sus muchos planes, incluído el de la logística de Seguridad del “Fut” del D.F.
Un par de años después, Marcelo gana la elección convirtiéndose en Jefe de Gobierno del Distrito Federal para el período 2006 – 2012, nombrando como su Secretario de Seguridad a Joel Ortega en esas extrañas alianzas entre tribus del PRD, dejando en la banca a Manuel Mondragón y Kalb, a quién incorpora en 2008 a la renuncia de Joel Ortega como su Secretario de Seguridad Pública. Ahí logra con éxito, entre otras cosas, poner en marcha su plan y logística para la seguridad en los partidos y Estadios de Futbol de la Ciudad de México previas reuniones con los involucrados en forma discreta, operando sin alardes ni reflectores, como debe ser, la gestión de Don Manuel al frente de la Seguridad Pública del D.F. termina de forma exitosa pese a algunos negritos en el arroz.
El presidente Enrique Peña Nieto…
Al tomar posesión del Gobierno de México lo llama como Comisionado de Seguridad Federal a las órdenes del Secretario de Gobernación, Miguel Angel Osorio Chong, a pesar de las voces públicas y privadas que cuestionaban el nombramiento “por no ser miembro del partido (PRI) y por haber colaborado con los gobiernos perredistas de la Ciudad de México”. El Doctor no tiene filiación partidista, es un hombre recio, honorable, de palabra, institucional a carta cabal, formado en las filas de la disciplina profesional.
En la banca
Hace unos días presentó su renuncia por motivos personales al Presidente de la República, quién lo mueve como Consejero de Seguridad del Secretario de Gobernación. Una semana antes de la toma de posesión de Enrique Peña Nieto como Presidente, en una comida privada con otros amigos, Manuel Mondragón nos comentó que su familia le había pedido retirarse de la vida pública, principalmente de la seguridad pública, por la tensión y peligro que esta representa.
Manuel les hizo la promesa de retirarse “salvo que llegue un llamado del Presidente de la República, a ese llamado nunca podría negarme, sería un honor y un privilegio”.
Hoy el doctor Mondragón y toda su experiencia en este ramo y principalmente sus relaciones y contactos, sería el candidato ideal para un puesto que no existe, el encargado de la seguridad en los partidos de futbol de la Liga MX, tomando en cuenta que cada equipo, cada estado de la República, cada municipio o delegación presentan, como alguna vez comentamos con Manuel Mondragón, una logística diferentes, pero habría que hacer un solo criterio desde arriba, desde la Femexfut y la LigaMX como organismo y empresa privada que representa a los equipos de futbol y la seguridad federal para permearlo, cada caso en particular, con las Secretarías de Seguridad Estatales y Municipales.
El quitarisas…
Podría venir de la Femexfut y la Liga MX, tomando en cuenta que el llamado de fuerzas “extra” de la seguridad pública representaría un costo a cada equipo, tema del que son altamente renuentes, prefiriendo la “Seguridad Privada” que tiene grandes limitaciones de capacidad, logística y cero autoridad pública.
Conste que, a pesar de ser futbol profesional, NO soy promotor del doctor Mondragón, tengo el privilegio de su amistad y conozco de sus capacidades y experiencia en estos manejos de estadios y futbol espectáculo, que hoy por hoy se ha salido de control, generado caos y oportunidades para vándalos.
Escuchando tantas cosas al respecto, va aquí una sugerencia, una idea que puede ser eficaz, solo que, señores del “Fut”, tendrán que meterle lana a las millonarias finanzas para, ¡ups! dar seguridad a ¡su propios intereses!.. Así de fácil.