El gran error del sexenio

Los bancos nacionales, las corredurías, los analistas y los expertos financieros ajustan a la baja las tasas de crecimiento de la economía mexicana.

Existe la fundada percepción de que el tan anhelado crecimiento económico no se materializa de acuerdo a los optimistas pronósticos oficiales que tal vez se refieran a otro país, pero no a México.

Francisco Martín Moreno Francisco Martín Moreno Publicado el
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Los bancos nacionales, las corredurías, los analistas y los expertos financieros ajustan a la baja las tasas de crecimiento de la economía mexicana.

Existe la fundada percepción de que el tan anhelado crecimiento económico no se materializa de acuerdo a los optimistas pronósticos oficiales que tal vez se refieran a otro país, pero no a México.

Quienes tienen la fortuna de contar con un empleo resienten severamente en sus bolsillos las tremendas exacciones fiscales que menguan su capacidad de ahorro, lo anterior sin olvidar a quienes buscan trabajo y sufren todo género de calamidades para lograr su contratación.

La mayoría de los mexicanos se vuelve a doler de la situación económica que también padecieron a lo largo de 2013. Muy pocos entienden cómo es posible que las proyecciones de crecimiento económico vayan a la baja mientras la recaudación fiscal se dispara en un 22 por ciento. Los pobres resultados corporativos deprimen el índice de precios de la Bolsa de Valores ya ubicada por debajo de los 40 mil puntos. La caída de la confianza de los consumidores debido al incremento del IVA y de las tasas del ISR  ha reducido el consumo en los hogares mexicanos y, por ende, las utilidades de las empresas que se han visto obligadas a disminuir sus pronósticos de expansión y han reajustado sus programas de captación de empleos, situación que en nada ayuda la contracción de la economía norteamericana.

La suspensión de inversiones debido a la imposición de la nueva miscelánea fiscal genera efectos multiplicadores perjudiciales en toda la economía. Es claro que a menor crecimiento menor capitalización de las empresas, menor recaudación fiscal con lo cual se reducen las posibilidades de gasto del gobierno, situación que podría conducir a una mayor contratación de deuda para poder cumplir con las promesas de campaña electoral, una película demagógica que ya vimos todos los mexicanos…

Las perspectivas hablan de que el PIB mexicano crecerá 1.14 por ciento en el primer trimestre del 2014, frente al trimestre previo del dos por ciento en términos anuales, o sea, un desastre. Los mercados exigen explicaciones en relación al nuevo subejercicio del gasto público para detonar la economía que por esa y otras razones, se contrajo inexplicablemente también.

Durante 2013. ¿Qué pasa…?

El gran error de Peña Nieto consiste en mantener sin variaciones el régimen fiscal durante su gobierno. Una auténtica barbaridad. Si es evidente que la contracción de la economía mexicana en buena parte se debe a la promulgación suicida de la miscelánea tributaria en 2013, cómo insistir entonces en dejar vigentes 105 gravámenes que están lastimando severamente la inversión y que, por otro lado, obliga a los consumidores a destinar sus ahorros al pago de impuestos, en lugar de sumarlos a una poderosa derrama económica nacional orientada a fortalecer el mercado interno y a estimular la economía.

Uno de los grandes errores de Calderón fue echar mano del Ejército Mexicano para combatir a balazos a los narcotraficantes en lugar de controlarlos a través de la inteligencia nacional. El gran error de Peña Nieto consiste en la negativa a rectificar su política fiscal que a todas luces está comprometiendo el éxito de su gobierno. El electorado podrá cobrarle el error en las elecciones intermedias del 2015…

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